La dictadura militar de Birmania utiliza una ley que controla el uso de Internet para encarcelar a periodistas y reprimir la libertad de expresión en este país del sudeste de Asia en que, por primera vez desde 1990, se ha anunciado que se realizarán elecciones generales este año.
El día 7, un tribunal condenó al ex oficial Win Naing Kyaw, a 20 años de prisión por violar la Ley Electrónica, que restringe el uso de Internet. Según la sentencia, Kyat tomó fotografías de un jerarca de la junta militar durante una visita realizada a Corea del Norte, que después fueron publicadas por un sitio de noticias dirigido por periodistas birmanos en el exilio.
El 31 de diciembre, una maestra de 25 años de edad, Hla Hla Win, fue condenada a otros 20 años de cárcel por violar la misma ley.
El delito del que se la responsabilizó fue el de integrar la creciente red de "periodistas clandestinos" que colaboran dentro del país con la Voz Democrática de Birmania (DVB, por sus siglas en inglés), una opositora agencia de noticias con sede en Oslo.
Myint Naing, asistente de la reportera clandestina, fue condenado a 26 años de prisión.
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La ley Electrónica prohíbe a los ciudadanos birmanos utilizar Internet para enviar al público extranjero información en forma de texto, fotografías o videos que supongan una crítica a la dictadura militar.
La nueva condena a Hla Hla Win se suma a una pena de seis años de cárcel que se le había impuesto en octubre por posesión de una motocicleta "importada en forma ilegal".
"Hla Hla Win trabaja con nosotros desde hace varios años. Y lo hizo sabiendo el peligro que implica el ser detenida con videos o ser vista en la calle llevando una cámara", dijo Toe Zaw Latt, jefe de la oficina de DVB en Tailandia. "Ella quería obtener imágenes de lo que sucede en Birmania para enviarlas al mundo", explicó.
"La mayoría de los periodistas clandestinos como ella no trabajan por dinero", agregó a IPS en una entrevista telefónica desde Chiang Mai, una ciudad del norte de Tailandia. "Están comprometidos a contar sus historias y están dispuestos a tomar grandes riesgos", declaró.
La red de DVB tiene más de 100 periodistas independientes armados con videocámaras para documentar la represión que se vive en Birmania. Captó la atención internacional en septiembre de 2007, cuando la dictadura reprimió con dureza a miles de manifestantes contra el régimen militar, dirigidos por monjes budistas.
Los videos grabados por esos periodistas -entre ellos Hla Hla Win ofrecieron detalles gráficos de los ataques de los soldados contra los monjes inermes. Se calcula que entre 30 y 40 monjes y entre 50 y 70 civiles murieron durante la represión de la llamada Revolución Azafrán, hace tres años.
Aproximadamente, unas 6.000 personas, entre monjes y ciudadanos opositores, fueron detenidas en Rangún, Mandalay y otras ciudades birmanas.
Desde aquella revolución, las cárceles y campamentos de trabajo birmanos se llenaron de militantes opositores. Algunos de ellos recibieron penas muy severas, como los 65 años de prisión impuestos a Min Ko Naing, un líder estudiantil y reconocido activista por la democracia.
En la actualidad, hay más de 2.200 presos políticos, frente a los 1.200 que existían a mediados de 2007. Entre ellos se encuentran 13 periodistas y escritores de blogs en Internet.
"La cantidad de reporteros y periodistas en prisión aumentó porque la junta está utilizando la ley Electrónica en contra de ellos", dijo Bo Kyi, directivo de la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP), un grupo formado por ex detenidos políticos birmanos.
"Las penas de cárcel son más largas que las de la ley empleada la década pasada para acallar a los reporteros, con un máximo de siete años", analizó.
La mayoría de los activistas por la democracia que fueron encarcelados desde la Revolución Azafrán también fueron acusados de violar la Ley Electrónica, agregó Bo Kyi durante una entrevista desde Mae Sot, una ciudad en la frontera entre Tailandia y Birmania, donde está la sede de AAPP.
"Por esta ley se arrestó y luego condenó a activistas como Min Ko Naing", dijo.
Uno de los comediantes más conocidos de Birmania, Zarganar, también sufrió las consecuencias de esta dura legislación. En noviembre de 2008 fue condenado a 45 años de cárcel, de los cuales 15 fue por haber infringido la Ley Electrónica.
El comediante fue acusado de compartir información con medios extranjeros, que incluían críticas a cómo la dictadura manejó la crisis humanitaria desencadenada por el ciclón Nargis, que en mayo de 2008 ocasionó la muerte de 150.000 personas y arrasó con la zona del delta de Irrawaddy, en el sur del país.
La Ley Electrónica es una más de la batería de normas represivas que se aplican para limitar la libertad de expresión en Birmania. La ley de Internet, del año 2000, prohíbe toda información en la red digital que, en opinión de la dictadura, pueda afectar los intereses y la seguridad del país.
La ley de Televisión y Video de 1996 sanciona con hasta tres años de cárcel la "copia, distribución, contratación o exhibición de grabaciones de video que no estén certificadas por el censor" oficial.
Los propietarios de cibercafés en Rangún, la antigua capital birmana, deben aplicar rigurosas normas para controlar a los usuarios, como mantener un registro con la identidad del usuario, el tiempo que pasó en Internet y la lista de sitios que visitó.
Además, está bloqueado el acceso a páginas de videos, como YouTube, y de correos electrónicos en línea, como Yahoo, Hotmail o Gmail.
No es de extrañar que los periodistas birmanos en el exilio consideren la Ley Electrónica cómo una fuerte amenaza en el contexto de las elecciones generales, que la dictadura ha prometido celebrar este año.
"Los periodistas y otros reporteros tendrán dificultades para trabajar en Birmania antes de los comicios", sostuvo Aung Zaw, editor de The Irrawaddy, una revista publicada por el exilio birmano en Tailandia. "Los blogueros y periodistas tendrán un papel importante, tal como lo tuvieron durante la Revolución Azafrán".
Pero todo hace pensar que la dictadura se prepara para impedir que se repita la andanada de videos y blogs que salieron de Birmania cuando, cuando se produjo la sangrienta represión de las protestas a favor de la democracia de septiembre de 2007.
"La condena de Hla Hla Win es parte de los preparativos del régimen para imponer más controles a los medios de comunicación antes de las elecciones", dijo Aung Zaw a IPS.