La izquierda de Costa Rica busca con una tardía y parcial alianza en torno a Ottón Solís, el candidato a la presidencia del Partido Acción Ciudadana (PAC), tratar de contrarrestar el dominio conservador que las encuestas vaticinan en las elecciones del 7 de febrero.
El gobernante Partido de Liberación Nacional (PLN) y el Movimiento Libertario (ML), aparecen con una diferencia que se ha ido acortando y llega ahora a los 10 puntos, pero la evolución en las encuestas proyecta la dificultad de que alguno de sus candidatos alcance a 40 por ciento, la cifra exigida para evitar una segunda vuelta.
El propósito de la alianza izquierdista de última hora es o bien que Solís remonte para convertirse en el segundo candidato más votado, o aglutinar un caudal de votos que le de un papel de "fiel de la balanza" en una eventual segunda ronda, a realizarse el 4 de abril, y así neutralizar aspectos claves de la agenda conservadora.
La candidata del PLN, Laura Chinchilla, tiene según los últimos sondeos la simpatía de 41 por ciento de los encuestados, pero el aspirante del ML, Otto Guevara, ha ido ascendiendo hasta 30 por ciento. Solís, por su parte, tiene una intención de voto cercana a 14 por ciento.
Chinchilla, quien renunció hace 13 meses como vicepresidenta del gobierno de Óscar Arias para lanzar su candidatura, tenía en septiembre 63 por ciento de la intención de voto, por lo que su caída, aunque amortiguada en la última encuesta, lleva a los analistas a vislumbrar una segunda vuelta, que sólo se produjo en el país una vez anterior, en 2002.
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El PLN es formalmente socialdemócrata, pero ha migrado a la derecha según coinciden los analistas del país y sectores disidentes de la organización, mientras que el ML y Guevara se inscriben abiertamente en el sector más conservador del espectro político, con propuestas de limitar al máximo el papel del Estado y potenciar las fuerzas del mercado.
En la tercera ocasión en que es candidato, Guevara ha dado un auténtico salto en la intención de voto respecto a los sufragios que obtuvo en 2006, cuando obtuvo 8,5 por ciento de los votos, lo que ha acentuado en los sectores progresistas la alarma por el vuelco a la derecha que muestran las encuestas.
Solís, que también es la tercera vez que aspira a la presidencia, acarició el 40 por ciento en 2006 y convirtió a su partido en la principal fuerza opositora, con 17 de los 57 diputados, en unos comicios en que Arias retornó al poder, tras haber gobernado el país entre 1986 y 1990.
Este cuadro llevó a la Alianza Patriótica y el Partido de Integración Nacional a sumarse a la candidatura de Solís, aunque por lo tardía de su decisión formalmente sus candidatos se mantienen en liza, ya que se venció el plazo para su retiro y los eventuales sufragios que reciban no podrán ser trasvasados.
La alianza izquierdista está limitada a la candidatura presidencial, mientras que las dos fuerzas minoritarias mantienen su independencia en la elección de la unicameral Asamblea Legislativa, que también se realizará el 7 de febrero.
El centro de su propuesta común, establecida en un acuerdo programático de 10 puntos, es la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, dentro de un acuerdo colectivo de América Central y República Dominicana con la potencia del norte.
También establece una agenda común para mejorar la participación ciudadana, la defensa del ambiente, o la reforma del código electoral.
Un elemento que quita fuerza a la iniciativa es que no incorpore a la segunda fuerza progresista de este país centroamericano, el Frente Amplio (FA), que mantiene la candidatura presidencial de de Eugenio Trejos y su oferta independiente.
La entrada en vigor en 2009 del TLC "exigió la unión para enfrentar a la derecha" expresó a IPS Walter Muñoz, nominalmente candidato a la presidencia por el PIN. Muñoz entiende que la campaña es "fraudulenta", y alude tanto a las encuestas, como al financiamiento de los partidos, que están teniendo muchos claroscuros.
"La única manera de contrarrestarlos (al PLN y el ML) era con una opción distinta", y de ahí surgió esta "alianza estratégica".
Para Muñoz la reforzada opción electoral que encarna ahora Solís puede convocar a los movimientos sociales que fueron muy activos en la oposición al TLC hasta que resultó aprobado. Solís, se mostró a IPS muy satisfecho con la coalición que "tendrá un gran impacto" y seguro de su victoria "en primera ronda".
El candidato, de izquierda moderada, restó importancia a las encuestas, al asegurar que en Costa Rica dicen cosas diferentes a lo que después sancionan las urnas.
Solís, recordó en su diálogo telefónico, que cuatro años atrás, durante la campaña que lo enfrentó al presidente Arias, los muestreos arrojaban diferencias de entre 20 y 25 puntos, y cuando las urnas hablaron, la diferencia resultó ser de uno por ciento, 18.000 votos.
El candidato insistió que el voto de su partido y, en general, de la izquierda es "reflexivo" y criticó una vez más el manejo de los sondeos en este país de 4,5 millones de habitantes, de los que 2,8 millones están llamados a participar en los comicios.
Muñoz reconoció lo tardío de la alianza, pero explicó que era imperativo reaccionar ante el giro que ha tomado la campaña y a todo lo que se juegan en esta ocasión los sectores políticos y sociales alineados con la centro-izquierda o la izquierda.
Se trata, aseguró, de "un planteamiento para salvar a Costa Rica. Estamos a tiempo, porque hay un 60 por ciento de indecisos".
Solís consideró que el momento que vive el país fuerza la unión y se fue a la historia para preguntarse el porqué los países que lucharon contra la Alemania de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) no lo frenaron antes. "La historia hace las cosas así", reflexionó.
Sobre la ausencia de la alianza del Frente Amplio, su líder, José Merino, explicó a IPS su negativa al asegurar que la medida "es solo una adhesión de candidatos que se retiran", y recordó que hace dos años Solís rechazó "explícitamente" participar en una coalición progresista y hace apenas unas semanas tampoco se mostró favorable a uniones electorales.
El dirigente del FA mostró su respeto por la iniciativa pero consideró "poco serio" pedir a estas alturas de la contienda a los partidos que se disuelvan para apoyar otra candidatura. Merino confió en un crecimiento del FA en los comicios, para ir consolidando de cara a futuro "una verdadera opción de izquierdas" que pueda luchar por la presidencia.