Acciones para cuidar y preservar la biodiversidad en el mundo son claves para asegurar el futuro de la humanidad y, para lograrlo, es necesaria una política global, que involucre a todos los gobiernos y las sociedades.
Esta rotunda afirmación fue la primera que expresaron una y otra vez los participantes en la conferencia "Meta y visión post 2010 en materia de biodiversidad. El papel de las áreas protegidas y de las redes ecológicas en Europa", organizada esta semana en Madrid por la ministra de Medio Ambiente Rural y Marino (MARM), Elena Espinosa.
Los asistentes denominaron coloquialmente a los objetivos fijados como "Cibeles", recordando que en la cultura greco-romana era considerada la diosa de la Madre Tierra, además de hija del Cielo, esposa de Saturno y madre de Júpiter, Juno, Plutón y Neptuno.
En la reunión participaron representantes de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en cuyo seno están todos los países industrializados, y de organizaciones de la sociedad civil y gobernantes de 48 países.
El encuentro, según fuentes del MARM, es la más importante de las actividades preparatorias de la X Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP-10, convocado para octubre en Nagoya, Japón, donde se fijarán los objetivos para la biodiversidad global más allá de 2010, designado por la ONU como el Año Internacional de la Diversidad Biológica.
Tras las presentaciones, la Conferencia madrileña analizó cómo se está aplicando el Programa de Trabajo sobre Áreas Protegidas del Convenio sobre Diversidad Biológica en el ámbito europeo, tomando en cuenta que en este primer semestre le corresponde presidir la Unión Europea (UE) al jefe del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Al finalizar el encuentro, el secretario de Estado de Medio Rural y Agua del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Josep Puxeu, dijo que en Europa el objetivo es lograr que en 2020 se detenga la pérdida de biodiversidad y el deterioro de los servicios que proveen los ecosistemas, restaurándolos de manera efectiva.
Además, añadió, para alcanzar esa meta es necesario asegurar el pago por servicios de los ecosistemas y que haya una valoración económica de los servicios facilitados por la biodiversidad, para incorporarla en el diseño y aplicación de las políticas sectoriales de la UE.
Asimismo, prosiguió, hay que adoptar medidas concretas que neutralizar la deforestación y degradación de los bosques, suelos y recursos hídricos, así como la introducción de especies exóticas. Temas éstos en los que logró apoyo unánime de los asistentes.
En esa línea, los participantes piden a la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, que antes de finalizar este año presente propuestas concretas acerca de los mecanismos e instrumentos para lograr que los objetivos de biodiversidad formen parte de la Estrategia de la región a cumplir de aquí al 2020.
También acordaron que en esa estrategia se deberá incluir el apoyo para establecer y gestionar espacios protegidos y redes ecológicas en terceros países, en especial del Sur, así como potenciar el uso de la ciencia en los procesos de toma de decisiones políticas. Para ello propusieron crear una Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos.
El secretario de la suiza Liga para la Protección de la Naturaleza del Vaudois, Pierre Hunkeler, presentó un informe señalando que a una década del compromiso europeo formal para frenar la pérdida de biodiversidad "ha llegado el momento de adoptar una postura clara (…) y acordar cuáles son los pasos a tomar para cumplir el compromiso, aunque sea de manera tardía".
En ese plano se produjeron reacciones y apoyos claros en todos los países europeos y en todos sus sectores sociales y avances notables pero, aclaró, "sus acciones (del gobierno e instituciones públicas) aún no son coherentes con los hechos y las declaraciones ampliamente aceptados".
Esas incoherencias han llevado a que "la inclusión de la conservación de la biodiversidad en políticas agrícolas a menudo se ha mantenido en un nivel preceptivo, sin definir claramente sus objetivos".
Por ello, explicó, "el declive en el número de aves en terrenos agrícolas, mariposas en los pastizales y razas y variedades locales, no se ha detenido en lo más mínimo".
Otro documento para las mesas de trabajo fue presentado por Robert Brunner, director del Parque Nacional de Thayatal, Austria. En él expresó que hay que tomar en cuenta que Europa es el continente con más países concentrados y por lo tanto con más fronteras.
Ante esa situación, dijo que "una protección efectiva del hábitat, el establecimiento de redes que puedan servir de corredores migratorios o la creación efectiva de grandes áreas protegidas son iniciativas que en seguida se ven limitadas por las fronteras entre países a menos que se regule la protección de manera transfronteriza por medio de acuerdos bilaterales o multilaterales".
Ese tema, puntualizó, debe ser encarado a través de la Red Natura 2000, creada por el Consejo de Europa en 1992 y que es la principal agrupación de áreas protegidas de carácter obligatorio para los estados de la UE, una entidad que recibió el mandato específico de asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitat más amenazados del continente.
Otro de los asistentes, Mart Külvik, profesor de la Universidad Estoniana de Ciencias Naturales, es uno de los que ve mayores dificultades para el saneamiento del medio ambiente.
En su informe citó a los analistas Norman Myers y Edward O. Wilson para sostener que "para la restauración de las especies perdidas y sus marcos ecológicos, tendrán que transcurrir nada menos que un millón de años".
"Pero en la actualidad, la intervención humana es tan sistemática, que es posible que esos procesos de restauración ya no funcionen eficazmente, de modo que el periodo de curación podría ser mucho más largo", agregó. Todo un alerta para quienes elaboran planes y medidas en la actualidad.
El director del Centro Europeo para la Naturaleza, el británico Lawrence Jones-Walters planteó que para suscitar la cooperación de las principales partes interesadas es necesario que los estados la financien. Porque, explicó, cuando un agricultor debe cambiar una gestión por otra más eficiente y más cara, se le debe ofrecer ayuda financiera, algo que por lo general no se hace.
Otro experto, miembro del directorio del Comité Ambiental de Holanda, Graham Bennet, recordó que el cambio climático ha modificado la fenología (estudio del desarrollo y cambios que tienen lugar periódicamente en plantas y animales) y las zonas de esparcimiento de muchas especies.
Precisó que por ello "el cambio climático será la causa principal de toda pérdida de biodiversidad" a partir de 2050. Teniendo en cuenta el informe que citó, concluyó afirmando que, si se quiere minimizar el impacto del cambio climático, "hay que tomar medidas para fomentar la integridad de los ecosistemas".
La reunión culminó con un compromiso del gobierno español de colaborar con los estados miembros de la UE para que la biodiversidad se integre de manera correcta en la definición de las políticas sectoriales del bloque y en especial en las políticas agrícola y pesquera comunes, así como sus mecanismos de financiación.