Gracias a sus estudios de enfermería en Ruanda, Demitiri Mukandashimiye ha podido criar sola a sus hijos después de la muerte de su marido hace seis años.
Mukandashimiye es responsable de hospitalización e inmunización en el Centro de Salud de Nyamata, en el distrito de Bugesera en la Provincia Oriental, donde con total calma y naturalidad atiende pacientes sin parar.
Demitiri Mukandashimiye conversó con IPS en su pequeño consultorio bien arreglado, con una camilla en una esquina, un archivero y una larga mesa de madera con varios utensilios como un termómetro, un estetoscopio y algunos documentos.
Su labor consiste en inmunizar niños y niñas, atender a mujeres embarazadas y asegurarse de que las madres no se pierdan ningún día de vacunación.
Mukandashimiye atiende emergencias incluso hasta las siete de la noche, cuando el centro de salud ya debería estar cerrado. Ella cree que gracias a su formación formal puede llevar la vida que tiene ahora, que considera confortable.
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Viuda desde hace seis años, Mukandashimiye es capaz de asegurarse que nada les falte a sus hijos menores.
IPS: ¿Qué incidencia ha tenido la educación formal en su vida?
DEMITRI MUKANDASHIMIYE: Es muy diferente porque ahora que tengo una profesión, tengo trabajo y un salario. Puedo ir al banco y pedir un préstamo porque lo voy a poder pagar con facilidad. Eso me permite comenzar un proyecto como la construcción de una casa.
Una mujer que no tiene educación no puede mantenerse a sí misma ni a su familia. ¿Cómo va a pedir un préstamo en el banco sin garantía? No tiene ninguna fuente de ingresos.
IPS: ¿El tener una profesión repercute en su estatus dentro de la comunidad?
DM: La gente me respeta más. Adonde voy me reciben con afecto. Recuerdan que los traté y me tienen en buena consideración.
Yo diría que me escuchan y que me valoran mucho más. Eso es una consecuencia de mi trabajo. Las mujeres que vienen al hospital recuerdan cada palabra que digo. Se lo toman en serio.
Por mi trabajo, mis colegas también me tratan con la estima que merezco.
IPS: ¿Usted considera que la educación formal está vinculada con el desarrollo de las mujeres?
DM: Totalmente. Es necesaria porque es obvio que hasta las mujeres dirigentes están ahí porque tienen formación. El estudio les permitió incorporar conocimientos y eso, a su vez, ocupar cargos de dirección. No se puede ser líder sin educación.
IPS: ¿Su formación influyó en su papel como madre o en su capacidad para criar a sus hijos?
DM: Me tengo que ocupar de muchas cosas en la vida. Al ser viuda, todo recae sobre mí. No llevó una vida extravagante y puedo cubrir mis necesidades básicas. Desde el punto de vista material estoy bastante bien.
La educación también me acercó más a mis muchachos. Puedo ayudarlos con sus deberes porque entiendo la importancia de la escuela.
Quiero que mis hijos se destaquen en ese ámbito, que aprendan cosas y que lleguen más lejos. Todavía les doy todo lo que necesitan gracias a que mi formación me dio un trabajo. También puedo comprender sus problemas a medida que crecen y resolverlos mejor.
No digo que las madres que no hayan estudiado sean incapaces de entender a sus hijos, pero creo que la educación formal facilita muchas cosas.
IPS: ¿Consideraría proseguir sus estudios si pudiera?
DM: Sí, definitivamente. Me gustaría, pero no tengo recursos económicos para pagármelos ahora ni sé donde pedir una beca. No creo ni que exista. No estoy segura de que el gobierno ofrezca ayuda para quienes deseen proseguir sus estudios.
También creo que aquí en Ruanda no es fácil encontrar escuelas de enfermería, me refiero a buenas, con equipos, buenos profesores y otros recursos que permitan mejorar la formación en esa área.
IPS: ¿Qué espera que aprendan sus hijos?
DM: Simplemente quiero que mis hijos sean lo mejor que puedan ser. No me gustaría que no lograran algo y pregono con el ejemplo. Quiero que adquieran conocimientos que les permitan resolver problemas que se les puedan presentar en la vida como las dificultades financieras, pero más importante aún, quiero que aprendan que nada es fácil y que hay que trabajar duro.