La llamada «solución de los dos estados» parece poco realizable con un Israel dividido entre aceptar un Estado palestino y la presión de los colonos judíos, que llaman a un completo control de Jerusalén y Cisjordania.
David Landau, ex editor en jefe del prestigioso diario israelí Haaretz y considerado uno de los principales periodistas de su país, habló con IPS sobre el conflicto en Medio Oriente y la influencia vital del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Landau es autor de varios libros, entre ellos "Piety and Power" ("Piedad y poder") sobre la ascendencia política en Israel de los religiosos judíos ortodoxos, y una biografía del presidente Shimon Peres. Actualmente trabaja en una biografía del ex primer ministro Ariel Sharon, que será publicada el año próximo por la prestigiosa editorial Alfred E. Knopf.
IPS: ¿No es menos relevante la "solución de los dos estados" ahora que Israel se divide rápidamente entre dos posturas?
DAVID LANDAU: Acepto esa definición de dos Israel, pero lo que es más relevante son los dos Israel que están en la cabeza de Bibi (apodo del primer ministro Benjamin) Netanyahu. De hecho, hay una bifurcación entre el corazón y la mente de Bibi. En su cabeza entiende plenamente los intereses fundamentales de Israel, pero en su corazón está con la extrema derecha.
Hoy la extrema derecha es la derecha religiosa. Ya no es como hace dos décadas, o cuando Netanyahu estuvo en el poder a fines de los 90. Ya no hay una distinción entre la ideología religiosa que impulsa al movimiento de colonos y lo que solía ser el campo nacionalista secular. Éste ha sido abrumado por la ideología de los colonos.
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IPS: Entonces, usted quiere decir que está decidiendo el corazón de Netanyahu
DL: De hecho, la ideología de los colonos ha sido la impulsora del país en las últimas dos décadas, sin contar unos breves intervalos. Hace unos 20 años, el entonces subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense George Ball dijo que "Estados Unidos necesitaba salvar a Israel de sí mismo", y esa declaración es ahora más aplicable que nunca. Se podría decir que está en las manos del presidente de Estados Unidos salvar a la mitad de Bibi de la otra mitad de Bibi, o, para usar sus palabras, salvar a un Israel del otro Israel.
IPS: ¿Es eso a lo que apunta Barack Obama?
DL: Sin duda esperábamos eso cuando dio su disertación en la Universidad de El Cairo. Ahora, luego de su discurso de aceptación del premio Nobel de la Paz, lo esperamos de nuevo. El momento de la verdad llegará con su política hacia Irán. Será el "gran regateo", la protección a Israel de Irán junto a la protección a Israel de Israel mismo. Esto es, que Israel acepte un acuerdo con los palestinos retirándose de Cisjordania.
Si fundes a los dos Bibi, cabeza y corazón, obtienes la quintaesencia de Bibi, el hombre dedicado a evitar todo lo que los israelíes consideran una amenaza existencial, como un Irán nuclear. Si enfrentas a Netanyahu con una política que salve a Israel tanto de esa amenaza existencial como de sí mismo, poniendo fin al control sobre los palestinos, no tendría otra opción que aceptarla. El público israelí no le permitiría rechazarlo.
IPS: ¿Pero no es el mismo público israelí el inclinado a aceptar la supremacía de la ideología de los colonos?
DL: No estoy de acuerdo con esa premisa. No toma en cuenta el hecho de que la mayor parte del público israelí se ha inclinado a la izquierda en los últimos 15 años. El sueño de una ocupación sin fin y de seguir avanzando en Cisjordania es ahora sólo del margen derechista, no ya la plataforma de los principales grupos de derecha de Israel.
IPS: Pero sin duda Netanyahu está permitiendo que manden lo que usted llama los márgenes del escenario político.
DL: Reconozco eso. Netanyahu está permitiendo que eso ocurra. Pero si el presidente de Estados Unidos fuera a traducir sus palabras en acciones, atraería a una amplia gama de la opinión pública israelí. La construcción de asentamientos tiene el apoyo de una muy pequeña base del público.
Después de Sharon, e incluso antes de él, el debate entre la izquierda y la derecha ya no es lo que solía. Por ejemplo, (la discusión) ya no es cuánto tiempo se podrá mantener (el control sobre) Cisjordania, sino cuánto de ésta se podrá mantener.
IPS: Volviendo a su "gran regateo", ¿se da cuenta Obama de la poderosa arma que puede esgrimir presionando a Israel para que abandone Cisjordania, como usted dice, garantizando protección contra la amenaza nuclear iraní?
DL: En la última década, constantemente alertando sobre esa amenaza, el propio Bibi le dio a Obama esa arma, y no lo digo cínicamente. Uno esperaría que Obama se diera cuenta de la fortaleza que tiene con ese potencial acuerdo.
En cambio, lanzó el contraproducente llamado a congelar la construcción de asentamientos, que estaba destinado al fracaso. En el largo plazo, su mal concebida incursión en el proceso de paz de Medio Oriente pasará a ser vista como una muestra de frustración e impaciencia hacia Bibi Netanyahu que Obama heredó de los Clinton.
IPS: ¿Qué sucede ahora?
DL: Los estadounidenses, el mundo, deberían presionar y hacer la paz con Bibi, o sin él. Pero intentar entender sus llamados dilemas es quedar atrapado en sus manos. Después de todo, hemos tenido 10 años de diplomacia predicada bajo los parámetros de los Clinton, desde diciembre de 2000 (cuando se establecieron las fronteras entre Israel y Palestina a lo largo de las previas a 1967 con intercambios territoriales acordados).
Esto orientó las políticas de (George W.) Bush (2001-2009), del Cuarteto (instancia de mediación internacional formada por la Organización de las Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia) y aún hoy.
IPS: Lo que usted está diciendo es que Obama debería fijar las fronteras de Israel basándose en esos parámetros de Bill Clinton (1993-2001).
DL: Precisamente. Sin embargo, no deberíamos ignorar otro aspecto en los fracasados esfuerzos de paz hasta ahora: la ineptitud de la diplomacia y los líderes de Palestina. Nosotros pensábamos que el fracaso del proceso de paz residía en la trágica incapacidad de Yasser Arafat (líder histórico y ex presidente palestino) para tomar las decisiones sobre aceptar el derecho de Israel a existir. Tristemente, podría no ser sólo Arafat, sino que sería una falla endémica de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).
IPS: ¿Hay algún futuro para los esfuerzos de paz?
DL: El (llamado al) congelamiento de los asentamientos fue un problema pasajero. Pero Obama todavía tiene su oportunidad. Podría consagrar los parámetros de Clinton como base de una política para Medio Oriente, que incluiría concesiones de Israel sobre los asentamientos a cambio de protección (de la amenaza iraní). Eso es a lo que me refiero cuando hablo de "gran regateo".