«El señor Zelaya ya es historia», sentenció Roberto Micheletti, usurpador de la presidencia de Honduras tras el golpe de Estado cívico-militar perpetrado el 28 de junio y que el parlamento consumó cerca de la pasada medianoche, después de rezar y deliberar por 10 horas.
Los legisladores, tras orar y guardar un minuto de silencio en recuerdo de sus pares fallecidos, vieron un video que repasó, con pasajes burlones, una serie de hechos que supuestamente explican las razones del derrocamiento de Manuel Zelaya. Finalmente 111 de los presentes en sala rechazaron la moción de restituirlo en el cargo y 14 la apoyaron. Los tres restantes se ausentaron.
De este modo, el destino del mandatario depuesto es incierto. Para la vicecanciller golpista, Martha Lorena Alvarado, "lo que suceda ahora con el señor Zelaya es problema de él y de su familia". "Nosotros no podemos hacer nada al respecto", dijo a IPS.
Ha trascendido que el régimen de Micheletti tiene listo un salvoconducto para Zelaya, quien se refugiaría en Nicaragua o en España. Una docena de personas le acompañan en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece como invitado del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva desde su regreso subrepticio al país el 21 de septiembre.
Casi toda la comunidad internacional había condicionado a la restitución de Zelaya el reconocimiento de los comicios realizados el domingo, cuando resultó ganador Porfirio Lobo, del derechista Partido Nacional, impulsor del golpe junto a la gran mayoría de la dirigencia del centroderechista Partido Liberal, del que son parte el presidente derrocado y Micheletti.
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Tras la decisión del Congreso legislativo, la legitimidad externa que requiere el gobierno electo será más difícil, a juicio de lo confirmado por los gobiernos de Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y otros de América sobre no reconocer los comicios hasta que no se recupere la institucionalidad. En igual posición, aunque con matices, permanecen los países de la Unión Europea.
Distintos es el caso de Estados Unidos, Colombia, Costa Rica y Panamá, que ya legitimaron a Lobo. Este asunto tendrá su prueba de fuego este viernes en Washington, cuando se reúna el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos para analizar el asunto.
"Hoy es un día gris en nuestra historia, porque estamos dando un mal ejemplo al mundo, en donde el hondureño va a respetar cada vez menos al hondureño, porque estamos justificando un golpe contra el primer mandatario de la nación y eso no es bueno", dijo a IPS el diputado de la izquierdista Unificación Democrática, tras escuchar la avalancha de justificaciones a favor del quiebre institucional.
Pero el diputado liberal José Azcona no piensa igual. Dijo, al justificar su voto contrario a la restitución de Zelaya, que "hay que salir de esta crisis ya, mirar hacia el futuro de Honduras. El mandato del pueblo en las elecciones fue claro a favor de la democracia y a poner fin a esta crisis".
Los 14 parlamentarios que votaron a favor de Zelaya coincidieron en señalar que impedir su retorno al gobierno es complicar aún más la crisis política, perpetuar el aislamiento del país en la comunidad internacional y dificultar la labor del futuro gobierno de Lobo.
"Es necesario restituir el orden constitucional y no me refiero a que Manuel Zelaya regrese necesariamente al poder, ese es un problema de él, me refiero a buscar mecanismos que indiquen que nunca más estos hechos se repetirán", sostuvo en el debate en el recinto, Edmundo Orellana, ex fiscal del Estado, diputado del Partido Liberal y ex ministro de Defensa del gobierno legítimo.
Zelaya, en tanto, reaccionó airado al conocer la decisión y calificó a los legisladores de "traidores" y "limpiadores del golpe".
"Esa sesión y sus resultados son una vergüenza para Honduras, ustedes (los diputados) serán juzgados por la historia como unos traidores, incluso aquellos que me prometieron votar a mi favor y ahora se dieron vuelta en lo parejo", declaró Zelaya a la estación de radio local Globo.
"Lo bueno es que el pueblo ha conocido a los golpistas, que finalmente se quitaron sus máscaras en el Congreso", añadió.
También sostuvo que los diputados que ratificaron la asonada cívico-militar son cómplices confesos "de las violaciones a los derechos humanos, de los atropellos y humillaciones de que he sido objeto y del cierre de medios de comunicación".
"Ustedes han traicionado a la democracia y han ratificado que están de acuerdo con las elites de poder y los golpistas que conspiraron para desterrarme", afirmó.
La votación de la noche del miércoles resuelve uno de los 12 puntos del llamado Acuerdo San José/Tegucigalpa, Diálogo Guaymuras, que el 30 de octubre habían suscripto los negociadores de Zelaya y Micheletti, en el marco de una mesa de diálogo auspiciada por Washington.
Acuerdo que Zelaya había dado por muerto luego de que el parlamento demoró sin justificación hasta después de las elecciones el tratamiento de su regreso a la presidencia y de que Michelletti formó un llamado "gobierno de unidad Nacional".
A su vez, el parlamentario demócrata cristiano Ramón Velásquez se defendió de las acusaciones de los zelayistas. "Nosotros no somos golpistas, yo he vivido todos los golpes de estado en Honduras y esto que sucedió hace cinco meses no es ni la sombra de lo que son las dictaduras", dijo.
Para Velásquez, "el mundo está equivocado en ese aspecto y deberá replantearse sus conceptos y calificaciones".
"Aquí no hubo un golpe de Estado, aquí un presidente creyó que estaba por encima de la ley y se le aplicó lo que dice la Constitución, por tanto lo que se hizo el 28 de junio sigue siendo válido, y la legitimidad no se la da la comunidad internacional, la da el pueblo que se expresó en las urnas", sostuvo en diálogo con IPS.
Por su parte, Lobo avaló la determinación del Congreso al indicar que respeta su decisión, pues "es producto del acuerdo suscrito entre Zelaya y Micheletti, por lo que no me queda más que respaldar lo actuado".
Las declaraciones del presidente electo hicieron decir a Zelaya que "se prepare (el pueblo) para la lucha, porque Porfirio Lobo es un fraude y viene una dictadura que seguro les quitará la libertad y hasta sus vidas; se los advierto, pero yo estaré aquí siempre, al lado de mi pueblo".
Es claro, dijo Zelaya, que el Partido Nacional y Lobo se "unieron al golpe de Estado.
"Lo siento por mi amigo de la infancia (en referencia a Lobo), pero su primera acción como presidente electo resultó un fraude, no pudo cambiar la línea en su partido para que me restituyeran", apuntó.
La decisión del Congreso debe ser acatada por las partes "como lo suscribimos en el acuerdo", declaró, a su vez, Micheletti, quien retomó el miércoles sus funciones como gobernante de facto, tras una semana de "renuncia temporal" para no "entorpecer" el proceso electoral, como señaló a la prensa.
El presidente del parlamento, José Saavedra, declaró tras la maratónica sesión que había sido un "noche histórica". "Hemos cumplido con nuestro compromiso de analizar el punto cinco del acuerdo que hablaba del tema de la restitución, los legisladores razonaron su voto y hablaron, como lo hizo el pueblo el domingo, a favor de la democracia, el imperio de la ley y en contra de la violencia".
Ante de la votación, además del vídeo y las oraciones, los parlamentarios conocieron los dictámenes sobre el caso que habían sido pedidos al Poder Judicial, la Procuraduría de la República, el Ministerio Público y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.
A excepción del Comisionado, que se centró en presentar una relación de hechos sin emitir juicios de valor, el resto declaró inadmisible la restitución de Zelaya por considerar que había violado la Constitución y que había cesado en sus funciones cuando los militares lo sacaron en pijama de su casa y lo pusieron en un avión rumbo a Costa Rica.