DESARME: Religiosos reclaman destruir arsenal nuclear

Los gobiernos deben acordar la abolición inmediata de todo tipo de armas nucleares, exhortaron participantes del Parlamento de las Religiones del Mundo, que finalizó este miércoles su reunión de siete días en esta ciudad australiana.

El Parlamento, considerado el mayor foro religioso del mundo, congrega a seguidores de numerosas religiones para abordar temas relacionados con la paz, la diversidad y la sostenibilidad. La reunión se celebró en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Melbourne.

El tema del encuentro, "Hagamos un mundo de diferencia: prestemos oído a los demás, sanemos a la Tierra", refleja la necesidad urgente de que organizaciones religiosas y otras de la sociedad civil actúen sobre asuntos clave que amenazan la supervivencia de la humanidad, como las armas nucleares.

Estas armas, consideradas la mayor fuerza destructiva creada por el ser humano, representan una amenaza existencial y espiritual para la humanidad, según participantes en Melbourne.

"El momento para que actuemos de manera decisiva es ahora", exhortó Sue Wareham, ex presidenta de la Asociación Médica para la Prevención de la Guerra en Australia e integrante del consejo directivo de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés).
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"El avance hacia el desarme nuclear será fundamental en esta reunión si hemos de impedir la expansión de las armas, que no deben considerarse símbolos de estatus o armas militares legítimas, sino instrumentos de terror ilegales e inhumanos", expresó Wareham.

La experta recordó que en mayo de 2010 se realizará la revisión quinquenal del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que restringe las armas de este tipo a China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.

ICAN pretende que se adopte una Convención de Armas Nucleares que prohíba el desarrollo, las pruebas, la producción, el uso y la amenaza de uso de armas nucleares.

"Tal tratado es factible y necesario", dijo Wareham durante la sesión sobre "La necesidad de desarme nuclear y los pasos hacia su logro".

"Se trata de reclamar el derecho de toda persona a vivir sin temor a un holocausto nuclear. Éste es un tema de derechos humanos, ambiente, economía, salud, política y seguridad, y sobre todo es un tema ético", agregó.

En junio, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, enfatizó que el desarme nuclear es "el problema político más urgente" que enfrenta el mundo.

En septiembre, la primera Cumbre de No Proliferación Nuclear y Desarme en el Consejo de Seguridad de la ONU, resolvió "crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares, de acuerdo con los objetivos del TNP".

Muchas organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo han cobrado impulso para garantizar que la evaluación 2010 del TNP vea un progreso real.

"Necesitamos un enorme levantamiento mundial contra las armas nucleares, como se hizo para abolir la esclavitud, para salvar a la humanidad de la aniquilación", dijo Ibrahim Ramey, director de la División de Derechos Humanos y Civiles en la Fundación de la Libertad de la Sociedad Musulmana Estadounidense (MAS), en Washington D.C.

La Fundación de la Libertad ha adoptado el apoyo a la abolición nuclear mundial como uno de los 12 puntos de su agenda legislativa (de Estados Unidos) para 2008-2012.

"A la luz de la revelación del Corán y la necesidad de afirmar el más positivo de los valores sociales musulmanes, debemos reclamar la abolición de las armas nucleares, y la conversión del enorme gasto militar nuclear (y convencional) en recursos para el elevamiento social y el mantenimiento de la vida humana", dijo Ramey.

En 2008, Estados Unidos gastó unos 52.400 millones de dólares para el mantenimiento de su arsenal nuclear, mientras más de 37 millones de estadounidenses viven en la pobreza y casi 50 millones viven sin seguro de salud.

"Estados nucleares relativamente nuevos, como India y Pakistán, están inmersos en grandes niveles de pobreza e inseguridad persistentes, mientras dedican escasos recursos a crear arsenales nucleares peligrosos e insostenibles, que nunca pueden usarse sin la certeza de una inevitable aniquilación mutua", destacó Ramey.

Ramey llamó a la comunidad mundial a participar en las redes que hacen campaña por la abolición nuclear y presionan a los gobiernos nacionales para que apoyen el TNP. También dijo que el artículo 6 del tratado obliga específicamente a los estados nucleares firmantes a ingresar a la negociación para la eventual abolición de las armas nucleares.

También urgió a las naciones a alentar que los estados parte emitan declaraciones bilaterales de que no serán los primeros en usar armas nucelares ante conflictos mundiales, especialmente en las hostilidades y discrepancias existentes entre Israel e Irán, e India y Pakistán.

En Estados Unidos, Ramey dijo: "Exigimos una orden ejecutiva del presidente Barack Obama para desactivar el estado de alerta de las fuerzas nucleares estadounidenses, separando las ojivas nucleares de sistemas estratégicos de distribución de misiles, y por lo tanto reduciendo el peligro de un lanzamiento nuclear accidental contra potenciales adversarios".

Las personas de todas las creencias, y también las que no profesan ninguna, deben apoyar a organizaciones como Soka Gakkai International (SGI) en sus esfuerzos por intensificar la campaña contra las armas nucleares, agregó.

SGI, con sede en Tokio, es una asociación budista con unos 12 millones de miembros en 192 países que promueve la abolición de las armas nucleares. La campaña, que se inició en 1957, cobró impulso tras la declaración pública de Obama en cuanto a que "Estados Unidos (único país en lanzar un ataque nuclear) dará pasos concretos hacia un mundo sin armas nucleares".

En el centro de los esfuerzos de SGI hay un deseo de apelar a la mejor naturaleza humana y restablecer la confianza en el poder del diálogo.

"La lógica de los estados y sus intereses irreconciliables llevará a concluir que la posesión de tales armas potencia la posición de seguridad de un estado", sostuvo Hirotsugu Terasaki, director ejecutivo de la oficina de asuntos de paz de SGI en Tokio.

Pero la sociedad civil "refutó esta lógica, enfatizando la injusticia de armas que dañan a no combatientes más que a soldados y continúan haciéndolo mucho después de que un conflicto ha finalizado oficialmente", agregó.

Varias comunidades religiosas, como SGI, se han comprometido en una amplia gama de actividades, campañas con peticiones, y han desarrollado herramientas educativas, entre ellas volúmenes de testimonios de sobrevivientes nucleares, DVD y publicaciones que muestran qué pueden hacer los individuos para movilizar a la opinión pública para el desarme nuclear mundial.

"Las iniciativas para la abolición nuclear no deberían estar guiadas por emociones pasivas y negativas, como el temor o la culpa", sino convertirse en "un esfuerzo positivo para crear una cultura de paz motivada por la conciencia humana y elevadas preocupaciones morales", opinó Kimiaki Kawai, director del programa de asuntos de paz en SGI.

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