Los expertos srilankeses no parecen depositar muchas esperanzas en la conferencia climática que se desarrolla en Copenhague, porque entienden que las emisiones de gases contaminantes continuarán atormentando al mundo mientras no cambie el estilo de vida occidental.
Por lo tanto, la clave es que el estado insular y otros países en desarrollo aborden el cambio climático por sí mismos. Es decir, mediante medidas aplicables de mitigación y adaptación. Pero es más fácil decirlo que hacerlo.
Kusum Athukorala, presidenta de la Red de Mujeres Profesionales del Agua en Sri Lanka, una organización no gubernamental que promueve una mejor gobernanza hídrica, dijo que la única manera de salir del abismo del recalentamiento planetario es, precisamente, la mitigación y la adaptación.
En la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que finalizará este viernes en la capital danesa, se negocian los términos de un tratado para abatir los gases invernadero causantes del cambio climático, con objetivos de reducción posteriores a 2012 que sean legalmente vinculantes.
«El recalentamiento planetario puede reducirse mediante la mitigación o la adaptación. No podemos mitigarlo (porque los países ricos no lo harán). Por lo tanto podemos adaptarnos a las condiciones, pero eso tampoco se está haciendo», dijo Athukorala.
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Como la mayor parte del mundo en desarrollo, Sri Lanka, junto con otras naciones insulares como Maldivas, Seychelles y Madagascar, enfrenta la carga más pesada de las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular dióxido de carbono.
Los expertos sostienen que las emisiones disparan el aumento del nivel del mar, lo que a su vez amenaza la vida y la propiedad, en especial en las áreas más vulnerables al cambio climático, como los estados insulares bajos.
«Para minimizar el cambio climático, el estilo de vida occidental debe cambiar» en conformidad con el mundo en desarrollo, dijo Piyal Parakrama, director ejecutivo del Centro para los Estudios Ambientales y de la Naturaleza, con sede en Colombo. Pero eso no está ocurriendo, agregó.
Parakrama destacó el caso de la producción automotriz en el mundo industrializado. Automóviles que antes se producían previendo una vida útil de más de 25 años ahora se hacen para durar mucho menos, a fin de poder venderse más cantidad al mundo en desarrollo, lo que genera ingresos y refuerza los espléndidos estilos de vida occidentales, sostuvo.
Pero en vez de reducir sus emisiones, «ellos nos compran créditos (de carbono) y continúan (produciendo y contaminando) como antes», dijo.
El comercio de carbono es un mecanismo diseñado para controlar la contaminación, mediante la concesión de incentivos económicos para reducir las emisiones. En este marco, las empresas reciben permisos para una determinada cantidad de emisiones, que no pueden exceder.
En caso de que estas empresas requieran créditos adicionales, pueden comprárselos a quienes pueden reducir sus emisiones por debajo de la cuota que se les asignó.
Los pueblitos cercanos a ríos quedan sumergidos durante repentinas inundaciones, y el agua salada se vuelca a esos cursos hídricos. Estos son algunos de los problemas relacionados con el cambio climático que Sri Lanka se esfuerza por abordar, dijo Athukorala.
Según ella, Sri Lanka todavía no está preparada para las severas consecuencias del cambio climático.
Por ejemplo, el país tiene dos temporadas de cultivo de arroz, pero a raíz de los cambiantes patrones meteorológicos los cuatro meses destinados a esa actividad se han reducido a la mitad.
Sin embargo, el gobierno «no ha hecho ningún intento de brindar a los cultivadores suficientes semillas (que sean adecuadas) para una temporada de cultivo más breve. Todos culpan al tiempo, pero nadie hace nada al respecto. Necesitamos adaptarnos rápidamente o enfrentaremos un serio problema de seguridad alimentaria», dijo Athukorala.
Luego también está el tema de las edificaciones que se construyen sobre laderas de montañas y reservas de ríos, que el gobierno debería prohibir, pero esto no ocurre porque hay «funcionarios corruptos» que lo permiten, agregó.
En una entrevista anterior con IPS, Mohan Munasinghe, uno de los principales expertos en cambio climático y actualmente vicepresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) pintó un panorama estremecedor sobre el impacto de este fenómeno en Sri Lanka.
Munasinghe, uno de los ganadores del premio Nobel de la Paz en 2007, dijo entonces que el problema ambiental mundial tendría serias consecuencias sobre el agua, la agricultura, la salud y la costa.
«Una parte importante de Jaffna (principal pueblo costero, en el norte) quedará sumergida cuando aumente el nivel del mar. Así que la gente está luchando y muriendo por áreas que pronto pueden no estar ahí», dijo a IPS Munasinghe, participante clave en la conferencia de Copenhague.
El 17 de mayo de este año, las fuerzas del gobierno derrotaron a los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), poniendo fin a una batalla de 26 años en la que los insurgentes lucharon por la autonomía del norte y este de Sri Lanka.
El conflicto había comenzado en 1983 tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en el país, contra la tamil, predominante en esa zona. Los aspectos más preocupantes de los impactos del cambio climático se verán en la agricultura, dijo, agregando que si en las próximas dos décadas el mar aumenta medio metro en Sri Lanka las áreas secas se volverán más secas y, las húmedas, más húmedas.
«Con temperaturas más altas y menos agua, el rendimiento de los cultivos de arroz caerá entre 20 y 30 por ciento en los próximos 20 a 30 años», señaló.
También pronosticó que en las áreas más cálidas, los mosquitos se volverán más abundantes e incluso se expandirán a zonas más elevadas.
Otra preocupación entre los expertos es la construcción de dos centrales eléctricas costeras en el país, lo que plantea dudas sobre sus esfuerzos para mitigar los impactos del cambio climático.
«No tenemos una política energética adecuada y los (políticos) no están preparados para invertir en enormes centrales solares y eólicas, cuando esta energía tiene un enorme alcance en Sri Lanka. Sin otra fuente renovable, las autoridades buscan el carbón como una opción rápida ante la escasez energética», dijo el ecologista Parakrama.
También señaló que Sri Lanka está construyendo dos plantas alimentadas a carbón, cuando el resto del mundo se está apartando de esta fuente de energía a causa de los riesgos ambientales que implica.
Según datos aceptados mundialmente, las emisiones de dióxido de carbono derivadas del carbón son levemente más altas que las del petróleo, y casi el doble de las del gas natural.
Sri Lanka importa petróleo y gas para sus centrales de energía térmica, que junto con la hidroeléctrica abastecen al país.
Pero la escasez y el alto costo del combustible han alentado al gobierno a aprovechar el carbón, que se considera una fuente energética más barata.
Una central eléctrica financiada por el Exim Bank de China, ya es construida en la costa noroccidental, y debe completarse en 2015, aunque se espera que para 2011 ya esté lista la primera fase. Y también se aprobó y se prevé que se inicien las obras para otra planta que se construirá conjuntamente con el gobierno indio.
Como los países ricos «no tienen centrales alimentadas a carbón (debido al recalentamiento planetario) y tienen que utilizar estos recursos, se promueven plantas alimentadas a carbón en países como Sri Lanka», explicó Parakrama.