El techo de la casa se quema, pero los gobernantes, el sistema económico y la humanidad misma ignoran la alarma y siguen echando leña al fuego. La casa no tiene salidas de emergencia, no hay a donde escapar.
El cambio climático ya está aquí.
El fin de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-15) arrojó un resultado decepcionante, con detalles todavía no del todo claros.
Un «Acuerdo de Copenhague» fue forjado por Estados Unidos, China, India y Sudáfrica el viernes por la noche, pero no estaba claro si los demás países lo aceptarían. Las conversaciones continuarían hasta el sábado.
Las futuras generaciones podrían encontrar un planeta radicalmente transformado, con grandes zonas cuyas temperaturas serán entre siete y 14 grados más calientes y por tanto inhabitables.
En ese mundo en llamas, la elevación del nivel del mar entre uno y dos metros hacia 2100 dejará cientos de millones de personas sin hogar, según los últimos datos científicos presentados en septiembre en la «Conferencia Internacional de la Ciencia Climática Cuatro Grados y más allá», celebrada en la Universidad de Oxford.
Esta realidad científica es la que golpea, mientras los resultados de la conferencia de Copenhague, que se celebró entre el 7 de diciembre y este viernes, ofrecen pocos avances.
«Nuestros líderes no captan la escala del problema ni la velocidad de los cambios. No se dan cuenta de que deben actuar ahora», dijo el climatólogo Andrew Weaver, de la canadiense University of British Columbia, y autor principal de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
«Ahora» significa que las emisiones globales de dióxido de carbono deberían llegar a su punto máximo en cinco años y empezar a declinar enseguida para llegar casi a cero en 2050, según un informe que reúne los últimos hallazgos científicos de los principales investigadores del área, entre ellos Weaver.
«El diagnóstico de Copenhague 2009: Actualizando al mundo en la última ciencia del cambio climático» fue publicado una semana antes de que empezara la COP-15.
«Metas más modestas y alcanzables a corto plazo pondrán al planeta en la senda correcta», es la afirmación habitual del primer ministro de Canadá, Stephen Harper. Sus «modestas» metas son una reducción de tres por ciento de las emisiones de gases invernadero entre 1990 y 2020. Las metas de Estados Unidos son algo mejores.
Según la evidencia científica, los más brillantes investigadores concluyeron que Canadá y otras naciones industriales deben reducir sus emisiones entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de 1990, para que haya alguna esperanza de que la temperatura no aumente más de dos grados.
«Dos grados será muy difícil de lograr para la sociedad moderna», advirtió Pål Prestrud, investigador del Ártico y director del Center for International Climate and Environmental Research, con sede en Noruega.
Incluso si todas las emisiones se eliminaran hoy, las temperaturas globales declinarían muy lentamente, en un período de mil años. «Si esperamos mucho, será muy tarde», dijo Presetrud a TerraViva.
Ningún científico cree que estabilizar el clima en dos grados más pondrá al planeta en «la senda correcta». El Ártico se está derritiendo con el actual aumento de 0,8 grado. El hielo del polo Norte podría desaparecer en el verano en sólo cinco o 10 años.
¿Qué pasa cuando el extremo frío del planeta, que determina el sistema climático mundial, se calienta? Los patrones de lluvias y temperaturas en Europa y América del Norte cambiarán, afectando la agricultura, la forestación y el suministro de agua, sostiene el informe «Arctic Climate Feedbacks: Global Implications», publicado en septiembre.
Un Ártico más caliente emitirá grandes volúmenes de dióxido de carbono y de metano, hoy encerrados en los helados suelos del permafrost. Una vez que el proceso se desate, el calentamiento sería imparable.
Con dos grados más, la mayoría de los corales morirán por una combinación de calor y acidificación de las aguas oceánicas. Los arrecifes coralinos son los criaderos de gran parte de los peces, de los que dependen cientos de millones de personas. La elevación del nivel del mar desplazará a otros muchos millones.
Por último, dos grados más es sólo un promedio mundial. Eso significa que las temperaturas subirán entre uno y cinco grados dependiendo las regiones. Y también al menos un metro de elevación del mar para 2100.
Los humanos han gozado de 10.000 años de estabilidad climática, cuando la temperatura media varió en menos de un grado, afirma Robert Corell, director del Programa Cambio Global del Centro H. John Heinz III para la Ciencia, la Economía y el Ambiente, con sede en Washington.
Las emisiones globales en los últimos cinco años han estado por encima del peor escenario planteado por el IPCC y en la senda de un aumento de cinco a seis grados de las temperaturas para 2100, dijo Corell a TerraViva.
Los sistemas naturales de absorción de carbono, océanos y bosques, están reduciendo su capacidad, lo que significa que el efecto invernadero se incrementará más rápidamente.
Los compromisos de reducciones planteados en Copenhague significan un aumento de 3,8 grados, agregó.
«El gobierno de Canadá no tiene una maldita idea de lo que quiere decir un aumento de dos grados», afirmó el canadiense Weaver.
«Lo que hacen los políticos es una lavada de cara, sus propuestas suenan bien, pero son un engaño, a sí mismos y a nosotros», sostuvo el respetado especialista James Hansen en un artículo publicado el 29 de noviembre en Observer.
«¿Nos pondremos de pie y daremos una bofetada en la cara a los políticos del mundo para que vean la realidad?», cuestionó Hansen, director del Institudo Goddard para Estudios Espaciales de la NASA.
«Se necesitará mucho de nosotros, probablemente que tomemos las calles. ¿O los dejaremos que sigan jugando entre ellos y con nosotros, traicionando a nuestros hijos y a nuestros nietos?».