«La energía es un instrumento de poder. Quien tiene energía domina el mundo», dijo el cubano Luis Bérriz en una charla en el Klimaforum, la reunión de la sociedad civil paralela a la conferencia de cambio climático que se celebra en la capital danesa.
Cuba desechó la energía nuclear, no por imposición de países como Estados Unidos, sino porque descubrió que el sol «es la energía del socialismo», dijo Bérriz este domingo. Se refería al paralizado proyecto de planta nuclear en la localidad de Juraguá, en la occidental provincia Cienfuegos, desarrollado en la década del 80.
Bérriz, presidente de la organización no gubernamental Cubasolar (Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes no Renovables de Energía y el Respeto Ambiental), llegó el 8 de este mes a la capital danesa para ofrecer varias charlas en el Klimaforum y participar como observador en la COP-15 (15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).
«La energía es un instrumento de poder. Quien tiene energía domina el mundo. La energía dura, concentrada en el carbón, el petróleo y lo nuclear es del imperialismo, del capitalismo», dijo Bérriz mientras presentaba la política energética del Estado cubano.
En cambio, «el sol sale para todos, incluso para los ricos. No es de nadie, por lo tanto la energía solar es la energía del socialismo, es la energía de los pueblos, es la energía del futuro», acotó este científico cubano especialista en esta fuente de energía alternativa renovable no convencional (ERCN).
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Para evitar una nueva clase de «dominación» a través de las ERNC, los países deben «desarrollar su propio conocimiento», evitando la importación tanto de equipos como de capacidad técnica desde los países ricos, apuntó Bérriz, quien viajó a Copenhague invitado por la Sociedad de Amistad Dinamarca-Cuba.
El país caribeño acaba de terminar la construcción de una planta de calentadores solares y se encuentra ampliando otra de paneles solares.
En el Klimaforum, que se desarrolla en un gimnasio aledaño a la estación central de trenes de Copenhague, organizaciones no gubernamentales de todo el mundo han alertado acerca de que la conversión hacia un mercado de bajo carbono —en referencia actividades emitan pocos gases de efecto invernadero—, que discuten los países en la COP-15 derive en una nueva fase del sistema económico imperante, el capitalismo «verde».
«Si nos dedicáramos a desarrollar las ERCN, una conferencia como ésta (que finaliza el 18 de este mes) sería totalmente innecesaria. No tendríamos que estar preocupados del calentamiento global», planteó.
Actualmente, 96 por ciento de los cubanos y cubanas tienen acceso a la electricidad, aseguró. El resto recibe energía durante algunas horas en el día y hay familias que aún no están conectadas a ninguna red de distribución.
El gobierno cubano, según Bérriz, no descansará hasta que «todos» los habitantes de la isla dispongan de electricidad al igual que sucede con los servicios de salud y educación.
La «revolución energética» de la isla, iniciada en 2006 luego de una grave crisis que implicó prolongados recortes de electricidad, tiene cuatro pilares, explicó.
El primero es el ahorro y la eficiencia energética, con medidas como el recambio de bombillas y aparatos electrodomésticos ineficientes, a bajo costo y con facilidades de pago para las familias, afirmó.
El segundo es «la generación distribuida de electricidad», entendida como la multiplicación de fuentes generadoras a lo largo del territorio cubano, donde viven algo más de 11 millones de personas.
La política «energética dura, concentrada, construye plantas muy grandes de electricidad y desde ellas distribuye la energía. Es un problema de dominio. Nosotros vamos a producir en muchas pequeñas plantas de electricidad y cercanas al consumidor», dijo Bérriz a TerraViva.
A su juicio, esta estrategia tiene muchos beneficios. Por ejemplo, si un ciclón destruye una gran planta termoeléctrica a carbón lo más probable es que la mayor parte de la población quede a oscuras. Por el contrario, si se dañan cuatro o cinco pequeñas centrales hidroeléctricas de pasada, el apagón sería localizado.
«Otra ventaja es en caso de guerra. Estados Unidos (tradicional adversario político de Cuba) podría habernos mandado seis o siete bombas y acabar con todo el sistema eléctrico nacional. Ya no puede. Ahora tenemos miles. Tendría que enviar miles de bombas», sostuvo el científico.
Al igual que en otros países de América Latina, los últimos pilares de los cambios energéticos cubanos son el uso de las ERCN y la promoción de una cultura ambiental.
Según Bérriz, el aporte que Cuba puede hacer al mundo, especialmente a los países de su región, es la transferencia de conocimiento científico. El problema, dijo, son los recursos limitados que el tiene el país, afectado por el embargo económico de Washington, la crisis económica internacional y los habituales ciclones de la zona tropical del océano Atlántico
Técnicos cubanos fueron invitados por el gobierno de Chile para enseñar técnicas de fabricación de digestores de biogás, en Perú han hecho secadores solares para plantas industriales de madera y en Ecuador han apoyado la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas. También han ayudado a electrificar sectores de Bolivia y Venezuela, sostuvo.