Enfrentados con la primera verdadera crisis planetaria en la era de la globalización, los países desarrollados nos hemos concentrado en mitigar los efectos en nuestras propias economías. Se podría pensa que en esta emergencia han sido olvidados los objetivos de desarrollo. Pero no es así y la Unión Europea (UE) sigue comprometida como siempre lo estuvo en dar a los países en desarrollo un trato justo, incluso en el comercio. Esto significa proporcionarles el mejor acceso posible al mercado y darles tiempo para ajustarse a las nuevas realidades globales.
La experiencia nos ha demostrado que los países sacan el mejor partido de su potencial económico si son capaces de participar en el comercio internacional. Necesitamos crear un ambiente comercial abierto y justo, con iguales oportunidades para todos, aunque tomando siempre en cuenta la difícil situación en la que se encuentran muchaas naciones en desarrollo. La UE está comprometida con esta meta, tanto en el escenario multilateral como en nuestras relaciones bilaterales.
Primero y sobre todo, la UE está impulsando la conclusión de las negociaciones comerciales de la Agenda de Desarrollo de Doha (ADD). La ADD promete un paquete de concesiones comerciales que proporcionará un importante nuevo acceso al mercado para los países en desarrollo y reducirá fuertemente los distorsionadores subsidios a los agricultores de los países ricos. Las economías pobres tendrán que ofrecer poco o nada a cambio.
La UE ha ido también más allá que cualquier otra importante economía desarrollada al ofrecer acceso unilateral a sus mercados a través del Sistema Generalizado de Preferencias (GSP), que incluye una cuota de libre acceso exenta de impuestos para los países menos desarrollados (LDC). Al mismo tiempo, hemos trabajado con los países de África, el Pacífico y el Caribe (ACP) para sentar nuevas bases en las relaciones mutuas. Los Acuerdos de Asociación Económica (EPAs) que están discutiendo las dos partes, tienen la finalidad de proteger y mejorar el acceso de los países ACP a los mercados de la UE, de promover la integración regional, acelerar el desarrollo y reducir la pobreza en esas naciones.
Más de la mitad de las importaciones de la UE proviene de los países en desarrollo, de donde importamos más productos agrícolas que las otras grandes economías desarrolladas en su conjunto. Más de 2/3 de nuestras importaciones de naciones en desarrollo no pagan impuestos en absoluto.
De todas formas, un importante potencial es desperdiciado cuando esas naciones tienen estructuras pobres, regulaciones excesivas y bajas capacidades. Esos países a menudo no pueden comerciar eficientemente con sus vecinos y ni que decir con potencias ricas en el otro lado del mundo. La Ayuda para la Estrategia Comercial de la UE acordada en octubre 2007 ha demostrado ser importante para canalizar mejor el apoyo de la propia UE para la facilitación del comercio y para otras áreas tales como la construcción de infraestructuras y capacidades en los países en desarrollo.
La otra cara de la integración en el sistema comercial global es, por supuesto, la apertura de la propia economía y una adaptación gradual a las realidades del comercio mundial. Los servicios son ahora el mayor sector en la mayoría de los países menos desarrollados y las cadenas internacionales de suministros llegan a través de las fronteras. Muchos líderes de los países en desarrollo se dan cuenta de que ajustar las relaciones comerciales para enfrentar esas nuevas realidades es clave para su futuro éxito, así como que ello incrementa la competitividad y atrae inversiones. Por supuesto, también son conscientes de que se trata de una tarea monumental que llevará cierto tiempo. La UE así lo comprende y quiere apoyar a los países en desarrollo para que puedan efectuar una transición gradual, al ritmo adecuado.
Éste ha sido, por ejemplo, el caso en los EPAs. Con las negociaciones ya en marcha era quizás inevitable que íbamos a necesitar más tiempo de lo que pensábamos originalmente. Se han producido algunos malentendidos y se cometieron algunos errores, pero con un trabajo fuerte y buena voluntad de ambas partes creo que hemos creado las bases adecuadas para avanzar. Tenemos ahora paquetes de propuestas orientadas a crear una asociación económica sostenible que al mismo tiempo dan a los países ACP la flexibilidad que necesitan para proteger sus intereses vitales. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Catherine Ashton es la Comisaria para el comercio de la Unión Europea y el 19 de noviembre ha sido nombrada Alta Representante para las Relaciones Internacionales de la UE.