Nació en un campamento de ocupantes y fue criada por una madre viuda. Trabajó en una fábrica mientras terminaba la secundaria por correspondencia. Fue arrestada y proscripta por el gobierno del apartheid. La embajadora de Sudáfrica en Italia es un ejemplo del largo camino que ha recorrido su país.
En el contexto de una conferencia internacional sobre violencia de género y el rol de los medios organizada este jueves en la capital italiana por IPS y apoyada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia y el Municipio de Roma, Mtintso habló sobre lo que ocurre detrás de la lucha por la igualdad de género en Sudáfrica.
IPS: Sudáfrica se ubica en la sexta mejor posición del último Índice de Brecha Global de Género elaborado por el Foro Económico Mundial. "Los últimos datos revelan que Sudáfrica logró mejoras significativas en la participación femenina en la fuerza laboral, además de triunfos para las mujeres en puestos parlamentarios y ministeriales del nuevo gobierno. Sudáfrica es el punto más alto de la región en materia de empoderamiento político". ¿Se siente reivindicada?
THENJIWE MTINTSO: Sí, hay un sentido de reivindicación. Y también de conciencia. Cuando yo era periodista en los años 70, a veces se consideraba fuera de lugar (el tema de la discriminación contra las mujeres, dentro de la lucha contra el apartheid), a tal punto que algunas se preguntaban: "¿Estamos diciendo tonterías?". Las personas que asumían la lucha social contra el régimen del apartheid (de segregación racialo contra la mayoría negra) creían que, como las mujeres eran parte de la nación, no era necesario marcar una diferencia.
Yo considero que esta historia de éxito es un efecto directo de la lucha por la igualdad de las mujeres (de ese periodo). Llegamos a donde estamos gracias a las mujeres que fueron parte de la lucha por la liberación nacional y la igualdad de género, a las mujeres que formaron el movimiento y lograron una unidad más allá de las razas.
Fue en ese entorno político particular en el que las mujeres sentían las presiones de diferentes frentes, que fue posible que mujeres blancas y negras se unieran. Las blancas eran las esposas y las negras eran las trabajadoras domésticas. En realidad, los hombres tenían dos esposas.
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Así que las mujeres se acercaron entre sí en el entorno previo a las primeras elecciones (1994). Se unieron y decidieron que no dejarían que los hombres hablaran en su nombre.
IPS: Usted subrayó el hecho de que Sudáfrica está en una mejor posición que Italia, que se ubica en el puesto 72 del Índice de Brecha Global de Género…
TM: Hay una diferencia histórica. Hemos pasado por una crisis enorme. Las luchas que atravesamos crearon una dinámica diferente que posibilitó esto.
IPS: Sin embargo, estamos hablando de un país que ocupa el primer puesto en materia de violaciones por persona (1,19 por cada 1.000 personas), según el Séptimo Estudio de las Naciones Unidas sobre Tendencias Delictivas y Funcionamiento de los Sistemas de Justicia Penal Correpondiente al Periodo 1998-2000. Más de 25 por ciento de los hombres sudafricanos consultados admitieron haber violado a alguien, según un estudio reciente realizado por el Consejo de Investigaciones Médicas. ¿Cuáles son las principales áreas en las que la discriminación todavía es dominante?
TM: Este problema es muy serio. Con las mejoras, hubo reveses. Lo que ocurrió es que cuanto más rápido íbamos (en términos de igualdad de género), más desafíos enfrentaban los hombres. Y algunos de ellos no estaban listos para ser liderados por mujeres, para que sus mujeres ganaran más dinero, para transferir roles de liderazgo a las mujeres.
Desafortunadamente, la violencia fue una respuesta. Tenemos hombres jóvenes golpeando a mujeres jóvenes. Las presiones económicas están empeorando las cosas. Se supone que los hombres deben mantener a sus familias (mientras que la crisis está afectando su capacidad de hacerlo). Las frustraciones de los hombres conspiran contra las mujeres.
Pero aunque las estadísticas sean correctas, ahora se reportan más (casos de violencia contra mujeres). Esto también se revela en las estadísticas.
IPS: Otro país africano, Lesotho, avanzó seis puestos, pasando del 16 al 10, ingresando a la lista de los 10 países con menores brechas de género de todo el mundo. Entre los 10 mejor posicionados figuran seis europeos, dos africanos y dos de Asia-Pacífico.
Liberia tiene a la primera mujer jefa de Estado de todo el continente, Ellen Johnson-Sirleaf (las mujeres ocupan altos puestos en otros varios países como presidentas de parlamentos, primeras ministras y vicepresidentas). Y el parlamento de Ruanda tiene la mayor proporción de mujeres del mundo: 56 por ciento. ¿Acaso estos hechos dicen algo sobre África en general?
TM: Éste es nuestro tiempo. Sudáfrica y África en general pueden evitar repetir los errores que cometieron otros países, porque podemos aprender de las experiencias de otros. Nos liberamos recién en los años 90, así que estamos caminando juntas hacia la democracia y la igualdad.
Tanzania está implementando un sistema de cuotas femeninas. Sudáfrica tiene cuotas en su partido gobernante. Otros implementan mecanismos para lograr la igualdad. Y todo esto ha tenido un impacto en las cantidades. Y sin cantidad, la calidad no es posible.
IPS: Usted mencionó la crisis económica. El Índice de Brecha Global de Género sugiere que hay un vínculo directo entre la pequeña brecha de género y el alto desempeño económico. Un ejemplo en esta región es Chad (ubicado en el puesto 133 del índice, apenas por encima de Yemen). Al otro lado del espectro, Sudáfrica tiene un desempeño bastante bueno, en el lugar 45 de 133 países…
TM: Hay una lección que aprender. El entorno económico y político es fundamental para el avance de la igualdad de género. Usted tiene una mayor igualdad de género cuando el desarrollo permite avances, aunque tenga excepciones como Ruanda (con una escasa brecha de género y bajo desarrollo).
Pero esto también funciona a la inversa. Cuando se libera el potencial de las mujeres, que está cercado por limitaciones y discriminación, se crece más rápidamente.
Y también se crece de modo diferente. Las mujeres pueden aportar maneras innovadoras de estimular el espíritu empresarial. Las que participan en pequeñas empresas tienen diferentes experiencias que pueden ser valiosas para el desarrollo. Es probable que involucrar más a las mujeres tenga un impacto positivo en el progreso económico y social.
* Miren Gutiérrez es editora jefa de IPS.