COMERCIO: El Sur a la vanguardia

El rasgo saliente de la séptima conferencia ministerial de la OMC que se celebra esta semana ha sido la ofensiva uniforme lanzada en dos frentes por los países en desarrollo, en defensa de sus intereses comerciales amenazados por las naciones ricas.

En un movimiento coordinado, unas 110 naciones del Sur salieron a reclamar una conclusión acelerada de la Ronda de Doha con el requisito de cumplir los objetivos de desarrollo fijados en noviembre de 2001, cuando esas negociaciones comerciales fueron iniciadas en la capital de Qatar.

En otra avanzada más atrevida, una veintena de países en desarrollo concertará este miércoles una ampliación del acuerdo de intercambios Sur-Sur, que lleva el nombre de Sistema Global de Preferencias Comerciales entre Países en Desarrollo (SGPC).

El SGPC, establecido en 1976, congrega entre otros países a Argelia, Cuba, Egipto, India, Malasia, Marruecos, Nigeria, Pakistán, Sri Lanka, Vietnam y Zimbabwe. También participan las naciones integrantes del Mercosur (Mercado Común del Sur), el bloque que conforman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

En el nuevo acuerdo, los países del SGPC se comprometen a reducir los aranceles del comercio común en 20 por ciento, sobre un total de 70 por ciento de las líneas arancelarias. Las listas de productos deberán quedar establecidas en junio de 2010 y dos años más tarde se espera profundizar la apertura comercial del bloque con nuevos recortes.
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El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, confirmó que la Ronda de Doha y el SGPC son dos frentes de acción comercial para las naciones del Sur. Aunque "hay cosas que solamente en Doha se pueden resolver", aclaró a IPS.

La negociación de Doha tiene carácter multilateral porque abarca a los 153 estados, ricos y pobres, que hasta ahora han adherido a la OMC (Organización Mundial del Comercio). En cambio el SGPC es un acuerdo plurilateral, con una gama muy reducida de sectores comerciales concertados y sin un tribunal para zanjar las diferencias.

Sin embargo, Amorim se mostró más confiado en que podrán "avanzar mejor con el GSPC". De todos modos, eso no disminuye la necesidad de continuar trabajando en Doha, dijo el representante brasileño en referencia a esas negociaciones que han transcurrido todo 2009 sin progreso alguno. "No podemos poner todos los huevos en la misma canasta", bromeó.

La negociación de Doha es también indispensable para los grandes problemas del comercio internacional, como son las subvenciones en el sector agrícola y también el acceso a los mercados de ese ramo en los países ricos, lo cual sigue siendo muy importante, razonó.

Amorim coordina el Grupo de los 20, un bloque de naciones en desarrollo con intereses afines en agricultura, que desde su origen, en 2003 en el sudoriental balnearios mexicano de Cancún, ha interrumpido el predominio de las dos potencias comerciales, Estados Unidos y la Unión Europea, en la escena internacional.

El G-20 reclamó que en los próximos meses se reduzcan las diferencias que traban el acuerdo sobre Doha y en particular demandó la realización de una reunión multilateral a comienzos del año venidero para explorar las sendas para alcanzar una conclusión antes de fines de 2010.

La conclusión de Doha fortalecerá la confianza en el sistema multilateral, prevendrá el aumento del proteccionismo y contribuirá a impulsar la economía mundial, al tiempo que reducirá las asimetrías, dijo el G-20.

Al presentar el documento, Amorim afirmó que "un país en particular hace que las cosas sean más lentas" en la negociación de Doha.

El diplomático brasileño se refería a Estados Unidos, el país que los medios comerciales identifican como el freno a los avances en el proceso de Doha.

Las fuentes comerciales sostienen que Estados Unidos pretende revisar los borradores de acuerdos alcanzados en la negociación de Doha en diciembre de 2008. Por otra parte, los representantes de Washington demandan un mayor acceso a los mercados de países en desarrollo con mayores ingresos.

El delegado comercial de Estados Unidos (ministro de Comercio Exterior), Ron Kirk, aludió al tema cuando habló este lunes en la inauguración de la conferencia de la OMC.

Mientras los países industrializados continuarán desempeñando un papel significativo en la economía mundial, a los países en desarrollo más avanzados les corresponde igualmente un lugar siempre creciente en la escena, dijo Kirk.

Para identificar a esas naciones en desarrollo, el negociador estadounidense recurrió a un informe atribuido al Fondo Monetario Internacional (FMI), según el cual, de aquí a 2014, el 58 por ciento del crecimiento económico mundial será aportado por China, India, Brasil, Argentina, Sudáfrica y los países de la Asociación de Naciones de Asia del sudeste (Asean, por sus siglas en inglés).

Los miembros originales de la Asean, creada en 1967, fueron Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia. Se incorporaron posteriormente Birmania, Brunei, Camboya, Laos y Vietnam.

Desde que los países en desarrollo mostraron su poderío en las negociaciones comerciales, el mundo los países industrializados vienen realizando esfuerzos similares para establecer diferencias entre las naciones del Sur.

Sin embargo, este lunes se realizó una reunión del Grupo Informal de Países en Desarrollo, que congrega a los distintos bloques de países del Sur que actúan en la OMC. Se calcula que más de 110 naciones forman parte de ese grupo.

"Estamos unidos en nuestro compromiso de llevar adelante las negociaciones de Doha", señalan en la declaración. "Nos comprometemos a coordinarnos y cooperar estrechamente para garantizar que el desarrollo sea el eje central de los resultados de Doha, agregó.

En otra prueba de homogeneidad, el grupo dijo que "está decidido a mantener nuestra solidaridad para fomentar y apoyar el comercio Sur-Sur, la cooperación económica y las corrientes de inversión".

La conferencia ministerial de la OMC, inaugurada este lunes por el director general de la institución, el francés Pascal Lamy, proseguirá hasta este miércoles con el examen de temas de menor importancia que la Ronda de Doha.

Amorim opinó que la importancia de esta conferencia reside en "seguir poniendo presión para obtener un resultado rápido, sin cambios importantes en relación a lo que estaba más o menos acordado hace cerca de un año y medio".

En realidad, el tiempo es parte del contenido de Doha, observó Amorim. Quizás países como Brasil o Argentina, incluso algunos otros, pueden encontrar salidas, bien en su propio mercado interno o en otros escenarios, estimó.

Sin embargo, para los países muy pobres, la continuidad de las distorsiones en el comercio internacional tiene efectos mus fuertes. Son miles de vidas que se pierden si se demora la conclusión de la Ronda de Doha, advirtió.

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