AMBIENTE-BRASIL: Chimeneas libres de dióxido de carbono

Científicos brasileños desarrollaron una técnica para absorber moléculas de dióxido de carbono de origen industrial antes de que ese gas llegue a la atmósfera. El secreto está en unas esferas cerámicas de medio centímetro de diámetro.

Jadson Belchior (izquierda) y Geraldo Magela Lima junto a las esferas cerámicas que absorben dióxido de carbono. Crédito: Cortesía UFMG/Diogo Domínguez
Jadson Belchior (izquierda) y Geraldo Magela Lima junto a las esferas cerámicas que absorben dióxido de carbono. Crédito: Cortesía UFMG/Diogo Domínguez
La técnica de bajo costo fue concebida por un equipo del Departamento de Química de la brasileña Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en el sudeste de Brasil.

Los inventores explicaron a Tierramérica que este método supera las técnicas actuales para secuestrar carbono en forma gaseosa, una de las sustancias que están causando el recalentamiento planetario. Las esferas lo neutralizan antes de que se disipe en el aire y además lo transforman en insumo para otros usos industriales.

Instaladas en las chimeneas, las pequeñas esferas de un material poroso y blanco, especialmente formulado, absorben el dióxido de carbono resultante de procesos industriales, evitando que entre en contacto con la atmósfera, dijo a Tierramérica uno de los inventores, el profesor de química Geraldo Magela Lima, de la UFMG.

La tecnología podría aplicarse en siderúrgicas, fábricas de cemento o centrales termoeléctricas, y en industrias de menor porte, como panaderías, que también funcionan quemando combustibles fósiles.
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La absorción del gas se lleva a cabo por un proceso químico. Al entrar en contacto con el material de las esferas, interactúan por una reacción química a altas temperaturas, describió otro de los investigadores, Jadson Belchior.

"La absorción no es instantánea. Ocurre en función del tiempo y de la temperatura. Son dos grandes variables que podemos controlar: una emisión más rápida con temperaturas más altas o una emisión más lenta con temperaturas más bajas", agregó.

Belchior subraya que, a diferencia de otras técnicas para capturar gases de efecto invernadero, ésta absorbe el dióxido de carbono antes de que sea liberado a la atmósfera.

"En nuestro caso estamos previniendo la emisión. En el caso de la tecnología desarrollada para capturar el gas que ya está en la atmósfera, es una corrección, porque el gas ya fue liberado" y ya se produjo la contaminación, añadió.

Los procesos para absorber gases invernadero, causantes del cambio climático, se basan en su mayoría en la premisa de que una actividad contaminante puede compensar al menos parcialmente su daño en una etapa posterior e incluso en cualquier otro lugar del planeta.

Allí reside la novedad de esta técnica, que invierte el camino, al impedir que la contaminación se produzca, y por tanto compromete a las empresas desde el inicio de su actividad productiva.

Otra ventaja, y "el principal punto de la propuesta", según Lima, es que cuando cada recipiente se satura de dióxido de carbono, éste es reaprovechado para otros fines, por ejemplo como materia prima para industrias químicas, plásticas o textiles.

"El residuo resultante es dióxido de carbono en la forma gaseosa, que puede ser embalado en cilindros, o utilizar su molécula para hacer otra molécula a través de reacciones químicas", describió Lima.

"Aquí tenemos una doble función ambiental. Otras tecnologías no tienen destino para el dióxido de carbono, apenas lo almacenan", destacó.

La nueva técnica es de muchísimo menor costo que otros sistemas actuales para capturar al almacenar carbono, como el enterramiento subterráneo de dióxido de carbono, que se aplica en la perforación submarina de pozos petrolíferos y que también intenta utilizarse para reducir las emisiones de otras actividades terrestres.

Pruebas iniciales muestran que el material cerámico puede ser reutilizado hasta 10 veces.

Por eso, creen los investigadores, además de abrir toda una nueva opción en el mercado internacional de créditos de carbono, la tecnología podrá generar una ganancia 10 veces mayor al valor invertido en la fabricación de la cerámica.

Aunque la fórmula parece simple, los químicos destacan que debieron demostrar "osadía" para oponerse a lo que llaman "los mitos de la literatura científica".

"Todos los registros indicaban que el material que utilizamos, sometido a una determinada temperatura, no sería efectivo para absorber el dióxido de carbono", recordó Lima.

Pero con equipos más modernos y sofisticados, fue posible refinar los resultados y verificar y corregir errores, mejorando la composición del material y su resistencia a las altas temperaturas.

La fórmula, que está en proceso de ser patentada, se mantiene en secreto. Los químicos sólo revelaron que la forma esférica fue escogida por sus propiedades más adecuadas para el transporte y la manipulación.

También anticipan que la cerámica desarrollada tiene una mayor resistencia y una capacidad de absorción de dióxido de carbono hoy fijada en 40 por ciento de la cantidad de gas que entra en contacto con la esfera, mientras trabajan en elevarla hasta por lo menos 60 por ciento, según Lima.

Ese objetivo aún está lejos del 100 por ciento, pero los científicos lo consideran un "avance" comparado con otras estimaciones de captura de dióxido de carbono, que rondan entre 12 y 20 por ciento.

Pero este avance no se ha quedado en lo experimental.

Otros estudios financiados por la UFMG y la Secretaría de Ciencia del gobierno de Minas Gerais, determinarán la cantidad de esferas necesarias para cada industria y la mejor forma de instalarlas en las chimeneas, posibilitando su aplicación.

Los científicos dicen que eso dependerá del volumen de emisión de gases de cada fábrica. Pero experimentos realizados por el investigador Geison Voga Pereira, que cursa su doctorado de química, establecieron que cada kilogramo de esta cerámica especial puede absorber hasta 500 gramos de dióxido de carbono.

La investigación fue impulsada por el empresario André Santos de Rosa, de la empresa Amatech, que financió la primera etapa del proyecto, interesado en invertir en tecnologías que mitiguen el calentamiento global, al que contribuye el exceso de la emisión de dióxido de carbono.

Brasil es considerado uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, responsables del recalentamiento planetario.

Según el Ministerio de Medio Ambiente, de los 2.000 millones de toneladas de gases invernadero lanzados cada año a la atmósfera, unos tres cuartos se originan en la deforestación amazónica. Pero el restante 25 por ciento procede de actividades industriales y de generación de energía.

* Este artículo fue publicado originalmente el 7 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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