La deforestación de la Amazonia brasileña se redujo más de lo esperado entre agosto de 2008 y julio de este año: 45 por ciento en comparación con los 12 meses anteriores, anunció este jueves el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
En el período, se destruyeron 7.008 kilómetros cuadrados de bosques, según la medición del Proyecto de Monitoreo de Deforestación, que se basa en imágenes satelitales de buena resolución e identifica la deforestación de áreas mayores a 6,25 hectáreas. El año "amazónico" anterior había registrado una pérdida de 12.911 kilómetros cuadrados de selva.
El último resultado —la menor extensión deforestada en un año desde que empezó la medición sistemática en 1988—, será un dato positivo que Brasil presentará en la conferencia de cambio climático que se celebrará en Copenhague el próximo mes, destacó la ministra Dilma Rousseff, jefa de la Casa Civil de la Presidencia.
El gobierno llevará a Copenhague metas voluntarias para contener sus emisiones de gases del efecto invernadero. En materia de deforestación, responsable de más de la mitad de las emisiones brasileñas, se prevé una reducción de 80 por ciento hacia 2020, en relación al promedio registrado entre 1996 y 2005, que fue de 19.500 kilómetros cuadrados.
La cifra del último año puede sufrir correcciones, pues los datos definitivos serán divulgados en marzo, anunció el director del INPE, Gilberto Cámara, asegurando que el margen de error es de 10 por ciento, nunca superado en revisiones anteriores.
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Pero el registro representa, de todas formas, el cumplimiento con creces de las metas del plan de combate a la deforestación amazónica puesto en marcha por el gobierno. La reducción es acelerada y sostenida desde 2004.
Si se mantiene ese ritmo, Brasil podrá llegar a 2020 con "una deforestación residual", celebró Adalberto Veríssimo, investigador del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia, que también desarrolla un sistema de monitoreo rápido para orientar acciones de prevención de la tala.
El mérito mayor corresponde a las acciones decididas del Ministerio de Medio Ambiente, que adoptó "medidas duras" durante la gestión de la ex ministra Marina Silva, entre 2003 y 2008, sostenidas por su sucesor, el actual ministro Carlos Minc, reconoció Veríssimo.
Las tres medidas más efectivas fueron el embargo a los productos de haciendas que violan las leyes ambientales, haciendo co responsables a quienes los adquieren; la restricción del crédito rural por ilegalidades en la propiedad inmobiliaria e infracciones ambientales; y la represión concentrada en 43 municipios que encabezan la lista de los que más deforestan la Amazonia, evaluó para IPS.
La crisis económica mundial también contribuyó con el menor ritmo de tala, al disminuir la demanda de bienes cuya producción se expande hacia áreas boscosas, como la carne de vacuno y la soja, pero "sería injusto" atribuirle gran importancia a ese factor, restando mérito a la acción gubernamental, matizó Veríssimo.
También influyeron el mercado mundial, que rechaza cada día más a los proveedores que deforestan, y la prensa, que intensificó la cobertura de temas amazónicos, estimulada por la emergencia del cambio climático, acotó el investigador.
La deforestación era responsable de 75 por ciento de las emisiones brasileñas de gases que recalientan la atmósfera, según un inventario hecho en base a datos de 1994. Una estimación más reciente, actualizada con datos de 2007, bajó esa participación a 52 por ciento, gracias a la contención de actividades depredadoras en la Amazonia.
Entre 1994 y 2007 las emisiones de dióxido de carbono de este país sudamericano crecieron 40 por ciento, pese a la menor extensión de bosques destruidos. En cambio, las emisiones industriales crecieron 56 por ciento, las energéticas 54 por ciento, y las agropecuarias, 30 por ciento.
La ganadería y la agricultura se destacan como la principal actividad generadora de gases de efecto invernadero, por sus emisiones propias y por impulsar la deforestación, tanto en la Amazonia como en otros ecosistemas, especialmente en el Cerrado, la sabana brasileña que ocupa una extensa área central del país y que contará con su propio sistema de monitoreo forestal el próximo año.
El éxito del combate a la tala amazónica no se debe solo a la represión, sino también a la demostración de que es posible desarrollar la región "con el bosque en pie", dijo la ministra Rousseff, que encabezará la delegación brasileña a la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a celebrarse entre el 7 y el 18 de diciembre en Copenhague.
En el acto de divulgación de los datos del INPE, en Brasilia, el ministro Minc destacó que no existe una división entre "desarrollistas y ambientalistas" en el gobierno, sino que todos defienden el desarrollo sustentable, incluso el ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, con quien ha sostenido varias polémicas.