La ciudad de Río de Janeiro representa a los países en desarrollo, especialmente a los sudamericanos y africanos, argumenta Brasil en la disputa por la sede de los Juegos Olímpicos de 2016, que se decidirá este viernes en Copenhague.
Las cuatro ciudades finalistas, Chicago, Madrid, Río de Janeiro y Tokio, tienen condiciones para ofrecer infraestructura y seguridad a los Juegos, pero Río es "la ciudad más feliz del planeta según la revista Forbes", arguyó su alcalde, Eduardo Paes, para destacar una diferencia que considera ventajosa.
Cualquiera que haya participado en alguna fiesta en Río "sabe que es diferente", como lo es la celebración de la llegada del Año Nuevo, que reúne a "más de dos millones de personas en la playa", y así también "el carnaval con mucha gente en las calles", ejemplificó Paes a IPS.
El alcalde reconoció que esa alegría "no es suficiente" para conquistar los Juegos, pero agregó que "si el movimiento olímpico quiere ser mundial, tiene que venir a regiones como América del Sur y África", que nunca pudieron acoger una edición olímpica en sus ciudades.
Los votos de esas regiones pueden ser decisivos y beneficiarán a Río, según la moción firmada por jefes de Estado en la II Cumbre América del Sur-África, que tuvo lugar en Venezuela el sábado y el domingo pasados.
Los argumentos "geopolíticos" no deben influir en la decisión del Comité Olímpico Internacional, sino las condiciones efectivas para la mejor realización de los torneos deportivos, contrarrestan autoridades de las demás ciudades.
La violencia urbana, que se apunta como el talón de Aquiles de Río de Janeiro, es relativizada tanto por el alcalde como por otras autoridades brasileñas. El mundo industrial suele enfrentar amenazas de terrorismo, pero todas las ciudades "pueden crear un ambiente de seguridad durante los Juegos Olímpicos", observó Paes.
Una mejora sustancial en la seguridad pública, con "las inversiones necesarias y prometidas" en esa área es la principal expectativa de la población local en relación a las olimpíadas de 2016, dijo a IPS Sebastião Santos, coordinador de Viva Comunidad, una organización no gubernamental de promoción de la seguridad e inclusión social.
Pese a la frustración con los Juegos Panamericanos que tuvieron lugar en la ciudad en 2007, pero no dejaron ningún "legado social", se espera que la Copa Mundial de Fútbol 2014, con sedes en 12 capitales brasileñas, y las olimpíadas de 2016 impulsen la solución del grave problema de violencia que afecta a Río de Janeiro, comentó.
"Ya hay tecnologías y experiencias exitosas en el país" que permiten "minimizar" la criminalidad, "solo falta voluntad política", acotó. El transporte colectivo y las "políticas públicas de ambiente" son otras áreas críticas de la ciudad en las que se espera un buen legado olímpico.
Además de las inversiones públicas, es necesaria una participación de la sociedad en la solución de tales problemas, que deberá "intensificarse" si Río confirma el favoritismo en la votación del Comité Olímpico Internacional este viernes en Copenhague, concluyó Santos.
El Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía (PRONASCI), un amplio conjunto de 94 acciones que combinan combate a la criminalidad y acciones sociales preventivas, iniciado en 2007, es un triunfo del proyecto olímpico de Río de Janeiro, donde la violencia delictiva está disminuyendo, según el ministro de Deportes, Orlando Silva.
La ciudad brasileña puede vencer a sus competidoras más ricas porque su propuesta "comprobó capacidad técnica", la economía brasileña puede asegurar inversiones, al destacarse como "la primera en superar la crisis" económica mundial, "hay armonía entre los poderes nacional, estadual y municipal" en el respaldo a los Juegos y porque Río acumula experiencia de muchos eventos deportivos, sostuvo el ministro.
Además de los panamericanos de 2007, la capital carioca acogerá juegos militares en 2011 y la Copa Mundial de Fútbol en 2014, antecedida de la Copa de las Confederaciones en 2012, apuntó.
El optimismo con que las autoridades deportivas y gubernamentales esperan el resultado de la votación, estimulado por el noticiero que insiste en el favoritismo brasileño, despertó muchas expectativas en la población local.
Se olvidó el escarmiento de dos derrotas anteriores, cuando Río de Janeiro también fue candidata a sede olímpica en 2004 y 2012, y cayó derrotada ante Atenas y Londres. La promesa de los gobiernos es destinar 14.000 millones de dólares para asegurar el éxito de los juegos en 2016, promoviendo reformas y obras que mejorarían sustancialmente la vida en la ciudad, fortaleciendo sus grandes atractivos turísticos.
La disputa, en la que se empeña a fondo el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, haciendo campaña en Copenhague desde el miércoles, es también económica. Se estima que los Juegos atraerían más de 50.000 millones de dólares en inversiones a Brasil.
*Con aporte de Fabiana Frayssinet (Río de Janeiro).