Uruguay vive una vez más una fiesta electoral. Más de 2,5 millones de ciudadanos habilitados acuden este domingo a las urnas para elegir a un nuevo mandatario y a los integrantes del parlamento. En la capital, los colores coparon las calles.
La mañana comenzó fría. En las paradas de ómnibus todavía se amontonaban jóvenes que habían salido a bailar la noche anterior y regresaban a sus casas cuando empezaba a salir el sol, mientras las veredas lucían tapizadas de listas y folletos propagandísticos que los grupos políticos habían repartido hasta última hora.
Desde hace varios días la capital uruguaya vive un intenso clima electoral. Se volvió rutina para muchos montevideanos ir los fines de semana a la "rambla" (avenida sobre la costa del Río de la Plata) para llevar su respectiva bandera partidaria mientras se pasea en automóvil, a pie o en bicicleta, o se hace ejercicio. En los últimos días la celebración de actos y manifestaciones obstaculizó en gran medida el tránsito de la ciudad.
Muchos consideran ya tradicional la afición con que viven los uruguayos los actos comiciales. Este país de poco más de tres millones de habitantes, donde el voto es obligatorio, sufrió su última dictadura entre 1973 y 1985, pero desde entonces ha celebrado sin trastornos elecciones presidenciales, municipales, plebiscitos y referendos.
Este domingo, la ciudad estaba preparada. En las ventanas y puertas de muchos hogares se veían banderas y carteles de los principales partidos.
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En barrios residenciales, como Pocitos y Punta Carretas, sobre la costa, competían las del centroderechista Partido Nacional (blanco), del candidato Luis Alberto Lacalle, de 68 años, con las del gobernante Frente Amplio (FA).
En las banderas nacionalistas se veía estampado el rostro de Aparicio Saravia, tradicional caudillo de esa fuerza política a fines del siglo XIX y principios del XX.
Tampoco faltaban algunos carteles rojos en las ventanas con el nombre de Pedro Bordaberry, hijo del ex presidente y ex dictador Juan María Bordaberry (1972-1976) y postulante por el derechista Partido Colorado, histórico rival de los blancos pero que desde los años 90 ha formado con estos una alianza tácita contra las aspiraciones electorales de la izquierda. De hecho, se vieron algunos automóviles portando a la vez insignias coloradas y blancas.
Conforme uno se acercaba a barrios tradicionalmente obreros, como La Teja, lugar de origen del presidente Tabaré Vázquez, se hacía abrumador el predominio del rojo, el azul y el blanco, los colores de la bandera de la coalición izquierdista FA.
Los muros de varias canchas de fútbol e incluso del cementerio de La Teja estaban pintados con los colores del FA, la insignia del "Sí" (voto a favor de la anulación de la Ley de Caducidad, que impide juzgar crímenes cometidos por uniformados en la dictadura y que se plebiscita también en estos comicios) y el rostro de Raúl Sendic, histórico líder del grupo guerrillero Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros (MLN-T), que pasó a ser partido político en la segunda mitad de los años 80.
Más adelante, en el popular barrio del Cerro, las insignias frenteamplistas parecían monopolizar la visión, y en particular del Movimiento de Participación Popular (MPP), grupo político creado por el candidato favorito según las encuestas, el ex guerrillero José "Pepe" Mujica, de 74 años, y convertido en 2004 en la primera fuerza dentro del FA.
Conforme el sol se iba alzando y se templaba el clima, la ciudad comenzó a movilizarse. Más automóviles y motos con sus respectivas banderas partidarias cruzaban el puente sobre el arroyo Pantanoso. En las ruinas de lo que una vez fue una fábrica que dio trabajo a los habitantes del Cerro, se podía ver una pequeña bandera del MPP en el techo de chapa de una casa.
El dueño del pequeño puesto de venta de pastas frente a la sede de la Comisión Honoraria Antituberculosa, convertida este domingo en sitio de votación, se asombró cuando lo rodearon camarógrafos, fotógrafos y periodistas locales e internacionales, además de decenas de curiosos: allí le tocaba votar al "Pepe".
"Yo vine sola, es una forma de contribuir", dijo Nelly, una empleada de 45 años que se acercó con su propia bandera del FA para expresar su apoyo a Mujica. "Ahora le toca a él", dijo a IPS, aludiendo a la sucesión en la Presidencia.
Al lado había otro circuito de votación. Aun antes de que se abrieran las urnas se formó una fila con una decena de personas, la mayoría ancianos, varios portando un papel donde llevaban anotado el lugar donde debían emitir su sufragio. "Vengo temprano porque después esto es un 'relajo'", explicó Ruben, un jubilado de 72 años. "¿Viene algún presidenciable acá?", preguntaba mientras los periodistas se preparaban para salir al aire.
"Ya salió de la 'chacra'", anunció una corresponsal, en referencia al candidato oficialista, floricultor de profesión, quien partía de su casa y se dirigía a votar. Partidarios del MPP se acercaban con sus banderas, mientras simpatizantes que pasaban en automóviles hacían sonar las bocinas. Mujica llegó cuando se abrieron las urnas, a las 8.00 locales (10.00 GMT), y fue el tercero en sufragar en su circuito. En la mesa de votación, se encontró con un vecino, con quien dialogó sobre conocidos en común. "Ese se peló (falleció)", le comentó el candidato, y aclaró ante la prensa: "Esta es una mesa de viejos, qué querés ".
"Me levanté temprano, tomé mate con mi compañera (la senadora Lucía Topolansky) y vine a votar tempranito", contó luego ante la multitud. "Espero que este día sea una fiesta cívica con alegría y con respeto. De noche veremos los resultados. Mañana el país continúa y estamos todos en el mismo barco", añadió al despedirse.
A esa misma hora, en La Teja, votaba Vázquez. "Nos podemos sentir orgullosos, felices y tranquilos de haber tenido una campaña electoral ejemplar. Me estoy refiriendo a la población en general. Ejemplar como pocas veces se ven en el mundo", señaló el mandatario, quien fue recibido con carteles de agradecimiento o que auguraban su regreso a la Presidencia en 2014.
Consultado sobre su posible postulación para los comicios de 2014, el mandatario de 69 años dejó abierta la puerta, indicando que, a su edad, dependería de la "biología".
El acto electoral movilizó a todo el país. Se calcula que unas 200.000 personas pasaron este fin de semana por la principal terminal de ómnibus capitalina, Tres Cruces, para dirigirse a sus respectivos lugares de votación en todo el territorio.
Se estima que unos 25.000 uruguayos radicados en Buenos Aires llegaron a Montevideo para votar. La mayoría lo hicieron en barco o por aire, ya que los activistas de la ciudad argentina de Gualeguaychú —que mantienen cortado un puente que une a los dos países a través del río Uruguay en protesta por la instalación de una planta de celulosa del lado uruguayo— anunciaron que no suspenderían la medida por los comicios.
Un total de 2.563.297 ciudadanos están habilitados para votar en los 19 departamentos. En estos comicios, seguidos por una veintena de observadores internacionales, se elegirán, además de presidente y vicepresidente, los 99 integrantes de la Cámara de Diputados y los 30 miembros del Senado, que asumirán sus tareas el 1 de marzo y el 15 de febrero de 2010, respectivamente.
Las urnas se cerrarán a las 19:30 locales (21:30 GMT), y se espera que la Corte Electoral brinde los primeros datos dos horas después. No obstante, los resultados de encuestas a boca de urna empezarán a circular una hora después de concluido el acto electoral.
Mujica es favorito, según todas las encuestas, aunque aún está por verse si obtendrá 50 por ciento más uno de los votos emitidos que necesita para consagrarse presidente en forma directa o si se verá obligado a ir a una segunda vuelta con su más cercano rival, que se celebraría el 29 de noviembre.
Las proyecciones de las empresas encuestadoras daban al candidato oficialista entre 48 y 50 por ciento de los sufragios, mientras que a Lacalle le otorgaban en torno a 31 por ciento, hasta 16 por ciento a Bordaberry y alrededor de tres por ciento para Pablo Mieres, del Partido Independiente.
También es incierto el resultado del plebiscito sobre la Ley de Caducidad, así como otro por una reforma constitucional que habilite el voto epistolar para los ciudadanos que residen en el exterior.