EEUU-HONDURAS: Obama se anota un logro

Luego de meses de titubeos, Washington despachó una misión diplomática a Honduras que consiguió sellar en 48 horas un acuerdo entre el presidente depuesto, Manuel Zelaya, y el usurpador, Roberto Micheletti.

Crédito: Bankole Thompson/IPS
Crédito: Bankole Thompson/IPS
El acuerdo, que será objeto de un dictamen consultivo de la Corte Suprema de Justicia y de la ratificación del Congreso legislativo de Honduras, resolvió el asunto central que había frenado varios intentos de poner fin a la crisis de ese país: la restitución de Zelaya en su cargo de presidente hasta que finalice su mandato, el 27 de enero.

Pero también se trata de una importante victoria para la política exterior del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

La delegación estadounidense —integrada por el secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, su adjunto, Craig Kelly, y el asistente especial de la Casa Blanca y director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Dan Restrepo—, voló a Tegucigalpa el miércoles con el fin de sentar nuevamente a las partes en la mesa de diálogo.

El gobierno de Obama había recibido críticas de varios países de América Latina que le reprochaban no trabajar a fondo para resolver la crisis que se desató en Honduras el 28 de junio, cuando militares encapuchados y armados sacaron a Zelaya de la cama y lo subieron en piyamas a un avión con rumbo a Costa Rica.
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Pero también abundaron las críticas internas a Obama desde sectores de derecha que en Washington apoyan al régimen de facto hondureño.

"Estados Unidos se dio cuenta de que el tiempo se acababa y no aparecía una solución. Tenía que hacer algo, tomar una actitud más activa", dijo a IPS el analista Michael Shifter, vicepresidente del instituto Diálogo Interamericano. "Esperemos que en futuras crisis no esperen tanto."

Este viernes no faltaron las felicitaciones.

"Hay que destacar el aporte de Estados Unidos y del secretario adjunto Thomas Shannon, quien se interesó profundamente en la búsqueda de una solución, con un gran costo personal", sostuvo el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, en una declaración escrita.

Insulza también reconoció el papel que jugaron otros gobiernos y autoridades, en especial el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, quien dio el primer paso hacia las negociaciones al ofrecer en julio un plan con varios puntos que resultó, a la postre, la base de lo acordado este viernes.

Arias también fue felicitado por políticos y funcionarios estadounidenses que ven en el desenlace de este viernes la culminación de intensas gestiones de gobiernos americanos por revertir un golpe de Estado por medios pacíficos.

"Es un gran paso adelante del sistema interamericano y del compromiso con la democracia, materializado en la Carta Democrática", dijo este viernes la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton desde Islamabad. "Estoy muy orgullosa de haber sido parte del proceso, y de que Estados Unidos haya sido útil en él."

En un primer momento, el gobierno de Obama evitó calificar de golpe de Estado lo ocurrido en Honduras, lo que significaba interrumpir de forma automática todo tipo de asistencia a ese país, excepto la ayuda humanitaria.

Pero a inicios de septiembre, la administración corrigió el rumbo, declaró que los hechos del 28 de junio constituían un "golpe de Estado" y cortó parte de la ayuda.

Estados Unidos, junto con los gobiernos latinoamericanos, advirtieron que no reconocerían las elecciones planificadas para el 29 de noviembre ni al gobierno que emergiera de ellas si se llevaban a cabo bajo el régimen de facto encabezado por Roberto Micheletti.

Este rechazo a los comicios fue cuestionado por varios congresistas estadounidenses que consideran legítimo el régimen de Micheletti.

Pero para Washington eran más complicadas las expectativas planteadas por varios países latinoamericanos que esperaban de Estados Unidos la conducción de medidas drásticas para revertir el golpe.

"Las naciones latinoamericanas pedían que Estados Unidos trabajara con ellas en carácter de aliado. Pero cuando se suscitó la crisis hondureña, le reclamaron que se pusiera a la cabeza y empleara el garrote", describió Shifter.

"Esto irritó a algunos funcionarios de Obama. Creo que las consecuencias dejarán un gusto amargo para Washington", agregó.

Shifter estima que a Estados Unidos le llevará un buen tiempo encontrar su lugar, ahora que ya no es la única y solitaria potencia hegemónica en el hemisferio. "No se trata de hacer los goles, pero tampoco de sentarse en el banco de suplentes", describió.

En definitiva, el gobierno de Obama terminó por entender que Estados Unidos puede ser parte de un conjunto de países y aun así adoptar acciones decisivas.

"La lección es que Estados Unidos puede apoyar esfuerzos regionales y multilaterales" sin que eso implique quedar relegado de las decisiones, según Shifter.

Mientras, varias voces advierten sobre importantes obstáculos que persisten en Honduras para la afirmación de la democracia, tanto los surgidos por el golpe como los que existían con anticipación.

"Esto es la resolución de la crisis inmediata. Pero las cuestiones subyacentes aún no se han resuelto", dijo a IPS Vicki Gass, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), organización no gubernamental que promueve la democracia y los derechos humanos en la región.

Gass sostuvo que esos asuntos no se limitan a la erosión de los derechos humanos registrada desde el golpe de Estado, e incluyen la exclusión política, la impunidad y la inequidad, que ni siquiera podrán resolverse de inmediato a través de las elecciones.

También está por verse si las restricciones a las libertades de prensa, de expresión y de asociación que fueron impuestas, y luego parcialmente levantadas, se atenuarán lo suficiente como para permitir que las elecciones sean libres y justas.

De todos modos, el primer desafío es lograr que el acuerdo sea aprobado por el Congreso hondureño y luego cumplido.

"El éxito dependerá de un control internacional riguroso de la implementación del convenio", dijo el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, John Kerry, del gobernante Partido Demócrata.

"Queda un largo camino por recorrer, y cuando se trata de Honduras cualquier cosa es posible", advirtió Shifter.

El principal mensaje que muchos en Washington extraen del acuerdo es que no se admitió, y fue derrotado por medios pacíficos y diplomáticos, un golpe de Estado en una región con un gran historial de golpes de Estado.

"Esto demuestra que América Latina no regresará a los tiempos en que fuerzas militares entrenadas y financiadas por Estados Unidos dar vuelta la voluntad del electorado", dijo este viernes el codirector del Centro para la Investigación Política y Económica, Mark Weisbrot.

Clinton también percibió un punto de inflexión para la región. "No recuerdo otro ejemplo de un país latinoamericano que, habiendo sufrido una ruptura del orden democrático y constitucional, derrote tal crisis a través de la negociación y el diálogo", sostuvo.

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