El gobierno de Filipinas debe aprender una lección del pasaje del tifón Ketsana, que dejó más de 200 personas muertas y mucha infraestructura destruida, y tomar medidas para contener el impacto de fenómenos naturales devastadores.
La tormenta tropical que asoló esta nación de Asia sudoriental el 26 de septiembre puso en evidencia la vulnerabilidad del país frente a los fuertes ciclones y la necesidad de una estrategia integral contra los desastres naturales, señaló Charlotte L. Sterret, asesora mundial sobre cambio climático de la organización humanitaria Oxfam, con sede en Gran Bretaña.
"Los ciclones no van a desaparecer. La construcción de refugios, planes de preparación a escala comunitaria y ciertas técnicas de construcción simples pueden ayudar a las personas más vulnerables a lidiar" con el problema, dijo Sterret en entrevista con IPS.
Los pobres son los que están más desamparados frente a desastres naturales como el tifón Ketsana, dijo Sterret, quien viajó a Manila para un encuentro de Oxfam con comunidades locales.
"La pobreza obliga a las personas a vivir en zonas vulnerables a las consecuencias de los ciclones, como las laderas empinadas de las colinas", remarcó.
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Ketsana devastó la capital del país y la región septentrional de Luzón (la mayor de las islas del archipiélago), dejó al menos 240 personas muertas y unas 145.000 debieron abandonar sus hogares. El tifón, que ocasionó las peores lluvias en 40 años, muestra que Filipinas ya sufre las consecuencias del cambio climático.
Oxfam se dedica, entre otras actividades, a combatir los efectos del cambio climático, aunque no sea posible decir que Ketsana sea una consecuencia directa de ese fenómeno.
"La ciencia que estudia el recalentamiento global y su interacción con los sistemas humanos es extremadamente compleja. Podemos asegurar de forma rotunda que el cambio climático es un hecho, pero no precisar cuáles son sus consecuencias. Se necesitan más investigaciones", explicó Sterret.
Pero eso no quita que se necesite una adaptación "sin excusas", que se refiere a la importancia de prepararse para cualquier desastre natural, imputable al cambio climático, o no, remarcó.
Sterret explicó a IPS las causas de la vulnerabilidad al cambio climático de países como Filipinas y qué medidas deben tomarse para mitigar sus efectos.
IPS: Se dice que Ketsana es uno de los peores tifones que ha golpeado a Filipinas. ¿Se puede decir que es una consecuencia del cambio climático?
CHARLOTTE L. STERRET: Es muy difícil atribuir cualquier ciclón tropical al cambio climático con los conocimientos que tenemos ahora. El impacto de ese fenómeno sobre los tifones es uno de los asuntos más polémicos de la ciencia que estudia el clima por muchas razones.
Los ciclones tropicales son hechos relativamente raros y varían enormemente de un año a otro.
Los registros históricos son malos, sólo se anotaban los que tocaban tierra o atravesaban un canal navegable. En las últimas décadas se pueden detectar vía satélite, pero es muy difícil comparar los datos y se complica identificar una tendencia.
Los patrones climáticos globales actúan a una escala demasiado grande como para "generar" los ciclones tropicales. Deben darse varios factores para que ocurran los tifones: alta temperatura en la superficie del mar, pocos cambios en los vientos ascendentes y un vórtice de gran tamaño en la parte más baja de la atmósfera. Cada uno de estos elementos se ve afectado de manera distinta por el cambio climático.
IPS: ¿Usted cree que el cambio climático puede hacer que otro ciclón como Ketsana golpee a Filipinas?
CLS: El debate científico no es si el recalentamiento global puede crear una tendencia de ciclones tropicales de mayor intensidad. La cuestión es la escala de los cambios que pueda provocar: un cambio relativamente pequeño dentro de varias décadas o una transformación mayor y ahora.
Los análisis publicados sustentan ambas conclusiones, mientras que la teoría y los modelos numéricos se inclinan por la primera.
No hay pruebas de que la cantidad anual de ciclones haya cambiado en las últimas décadas. Pero las observaciones sugieren que se volvieron más intensos. Los datos proceden principalmente de los años 70 en el norte del océano Atlántico y, pese a que hay información similar de otras regiones, es de mala calidad.
La presunta mayor intensidad de los ciclones es un asunto polémico, pero aun si fuera cierto, no queda claro que sea producto del cambio climático.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) señaló que hay 66 por ciento de posibilidades de que los ciclones tropicales se vuelvan más intensos, con vientos más fuertes y lluvias más abundantes.
Pero el aumento en la intensidad del viento probablemente sea modesto, y en cambio sea mayor el incremento de las lluvias asociadas a los ciclones.
IPS: ¿Filipinas es vulnerable al cambio climático?
CLS: La vulnerabilidad está relacionada con numerosos factores, incluido el acceso a los recursos. Filipinas es vulnerable por la alta incidencia de la pobreza y la desigualdad entre poblaciones urbanas y rurales.
Pero también por sus características físicas. Filipinas se encuentra en el cinturón de tifones. Es una nación insular con muchas comunidades en áreas costeras. Todo aumento del nivel del mar las perjudicará. El agua salada puede inundar tierras agrícolas y contaminar otras fuentes de donde se obtiene ese recurso.
Un pequeño aumento del nivel del mar también eleva la incidencia de mareas altas, de tifones y de ciclones. Es más agua que llega a las tierras cultivables y destruye viviendas. Esa situación empeora con el cambio climático.
IPS: ¿Cuáles son los signos más preocupantes de que Filipinas sufre el cambio climático?
CLS: Las comunidades con las que trabaja Oxfam dicen que ahora las temperaturas son más altas, que se demora el inicio de la temporada de lluvias y que es difícil diferenciar las estaciones.
IPS: ¿Cuáles son los puntos esenciales que la delegación de Filipinas debe plantear en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, a realizarse en Copenhague del 7 al 18 de diciembre?
CLS: Nos gustaría que las naciones en desarrollo como Filipinas asuman una postura fuerte en materia de mitigación y adaptación. Es importante que las negociaciones apunten a que los países reduzcan sus emisiones de gases invernadero porque las posibilidades de adaptación son limitadas.
Las naciones industrializadas deben ayudar a la adaptación de los países en desarrollo, no sólo mediante recursos económicos, sino también con asistencia técnica.
El acuerdo global debe ser equitativo. Las naciones más pobres deben continuar su desarrollo de forma responsable. Para ello necesitan asistencia financiera y técnica.
IPS: Además de prepararse para las negociaciones de Copenhague, ¿qué otra cosa pueda hacer el gobierno de Filipinas para disminuir el impacto del cambio climático?
CLS: El gobierno debe diseñar un plan de adaptación inclusivo y global. Debe consultar a varios actores, no sólo científicos y especialistas, también a las comunidades afectadas.
Oxfam aspira a una mayor participación de los sectores sociales marginados, incluidos niños y niñas, mujeres y poblaciones indígenas. Es importante que el plan de adaptación sea lo más inclusivo posible.
También reclamamos que se apruebe el proyecto de ley sobre gestión del riesgo de desastres, que está pendiente en el Congreso y que apunta a cambiar la política de respuesta ante las catástrofes ambientales: pasar de una asistencia de emergencia a disminuir los riesgos.