CAMBIO CLIMÁTICO: El Norte no quiere nada que se llame Kyoto

Los gobiernos de los países en desarrollo y de las naciones industriales están enfrascados en una ya abierta pelea sobre los compromisos internacionales para hacer frente al cambio climático.

El centro del debate se refiere a los principios consagrados en el Protocolo de Kyoto, acordado en Japón en 1997 para frenar el ritmo del recalentamiento planetario. En diciembre de 2007 había esperanzas de poder cumplir con los objetivos del convenio, tras la conferencia climática realizada en la isla indonesia de Bali.

Pero las señales de que se está desarticulando el Plan de Acción de Bali han sido inequívocas en las dos semanas de reuniones celebradas en Bangkok desde el 28 de septiembre.

Uno de los fundamentos del Plan de Acción de Bali era el compromiso de los gobernantes del Norte industrial de diseñar una estrategia para reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero a mediano plazo, entre 2013 y 2020, mediante nuevas metas.

Pero el lenguaje duro que están usando delegados de los países en desarrollo para describir los propósitos de las naciones industrializadas —básicamente ignorar los compromisos asumidos en Bali—, confirma la frustración de las negociaciones que se llevan adelante a puertas cerradas en la capital tailandesa.
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"Van a tratar de matar al Protocolo de Kyoto", dijo a IPS Lumumba Stanislaus-Kaw Di-Aping, presidente del Grupo de los 77 (G-77) países en desarrollo y China, durante un descanso de las encendidas discusiones en el centro de conferencias de las Naciones Unidas en Bangkok.

"Es parte de su juego, pero estamos totalmente unidos para frenar esos intentos", aseguró. El G-77 reúne a 130 países en desarrollo representados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El Protocolo "ha demostrado ser efectivo", declaró en conferencia de prensa el diplomático sudanés. "El intento de reemplazarlo por uno nuevo será contraproducente. Lo que se necesita es que la Unión Europea, Japón y Australia eleven la apuesta en vez de sumarse al intento de Estados Unidos de desbaratar las regulaciones".

Opiniones similares fueron expresadas por otros representantes del G-77.

Los delegados del Sur en desarrollo temen que un instrumento alternativo al Protocolo de Kyoto sin regulaciones internacionales dé luz verde a las naciones industrializadas para eludir su obligación de reducir sus emisiones de gases que recalientan la atmósfera.

"Estamos tratando de cumplir con el mandato del Plan de Acción de Bali", señaló Shyam Saran, enviado especial del primer ministro indio. "No propusimos nada que no estuviera allí".

"Tenemos claro que el Protocolo de Kyoto es un instrumento legalmente válido y no estamos en posición de acordar medidas contrarias ni de reemplazarlo por otro documento", dijo a IPS Saran, jefe de la delegación de India. "Estamos ante un intento de eliminar los estándares internacionales sobre objetivos de reducción de emisiones".

El primer período de compromisos del Protocolo de Kyoto obliga a los 37 países industrializados que lo ratificaron a reducir sus emisiones de gases invernadero a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990, en un plazo que acaba en 2012.

La comunidad internacional tendrá que acordar en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a celebrarse del 7 al 18 de diciembre en Copenhague, nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases invernadero para un segundo período de compromisos que comenzará en 2013, cuando el plazo para cumplir las metas de Kyoto haya expirado.

Los seis gases contemplados en el Protocolo de Kyoto —dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos y perfluorocarbonos— son considerados por la mayoría de los científicos responsables del recalentamiento planetario, causante de fenómenos climáticos extremos.

Antes de las reuniones de Bangkok, algunas naciones del Norte accedieron a reducir sus emisiones entre 15 y 23 por ciento entre 2013 y 2020, muy por debajo de lo que se espera de los países industrializados: una disminución de entre 25 y 40 por ciento, respecto de los volúmenes de 1990.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el mundo debe abatir hasta 40 por ciento las emisiones de gases invernadero antes de 2020 para evitar que la temperatura promedio de la Tierra aumente más de dos grados para 2050, lo que tendría consecuencias catastróficas.

Además, muchos de los países industriales todavía tienen que cumplir con sus metas de 2012. Y Estados Unidos, el mayor contaminador climático del mundo rico, ni siquiera ha ratificado el Protocolo de Kyoto.

Por su parte, las naciones en desarrollo abrieron una puerta en Bali al acceder a reducir de forma significativa sus emisiones de gases invernadero en un esquema nacional y voluntario, con la condición de que los países ricos financiaran programas para ayudarlas adaptarse a los desafíos del cambio climático y a adoptar tecnologías sustentables.

Pero esta distinción, entre los recortes voluntarios de emisiones de los países en desarrollo y los recortes de las naciones industriales, acordados internacionalmente como parte de un régimen ambiental global, corre riesgo de desaparecer.

"Los países industrializados quieren aparecer como naciones en desarrollo para no tener que cumplir con su responsabilidad en materia de recalentamiento del planeta", señaló Martin Khor, director ejecutivo del intergubernamental Centro Sur, con sede en Ginebra.

"La Unión Europea fue clara al respecto desde el primer día de negociaciones aquí cuando declaró que quiere un nuevo acuerdo con algunos elementos del Protocolo de Kyoto", indicó Khor. "Sus negociadores vinieron a desmantelar el tratado, no a discutir objetivos claros sobre reducción de emisiones".

El camino para este asalto a los principios del Protocolo de Kyoto se allanó en las últimas dos sesiones de negociaciones celebradas en agosto en Berlín.

"Australia, Japón y Estados Unidos fueron los que comenzaron a hablar de un nuevo acuerdo, pero sin explicitar su contenido", reveló Khor. "Creímos que las nuevas propuestas serían agregadas a los compromisos acordados en el Protocolo de Kyoto".

"Fue una de las mayores sorpresas y reveses de las negociaciones de Bangkok", añadió el activista malasio. "La situación es crítica y hay total incertidumbre sobre el futuro régimen climático".

La última escala antes de la conferencia de diciembre en la capital danesa será en Barcelona del 2 al 6 de noviembre.

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