Cuba confía en un mayor desarrollo de los derivados de la caña de azúcar como parte de la estrategia para diversificar y mantener en pie una industria que dejó de ser locomotora de la economía, pero sigue generando recursos financieros.
Directivos azucareros defienden la importancia del sector por su enorme potencial para la alimentación mundial y la gran cantidad de subproductos que genera. "Estamos en una fase de consolidación de lo que tenemos, (que incluye) recuperar la producción de caña y desplegar la diversificación", señalan esas fuentes.
El gobierno cubano reestructuró entre 2002 y 2004 la industria azucarera para ajustar la producción a los bajos precios internacionales, que eran por entonces menores a seis centavos de dólar la libra (460 gramos). Se cerraron más de la mitad de los 156 ingenios y se redujo el área sembrada, que pasó de más de un millón de hectáreas a 756.000.
La drástica reducción siguió al declive causado por la pérdida de mercados de exportación estables y a buenos precios, tras el derrumbe del bloque socialista y la desintegración en 1991 de la Unión Soviética, el principal comprador de azúcar y abastecedor de combustible de esta isla.
Según cifras oficiales, las exportaciones azucareras significaron en los buenos tiempos de la era soviética unos 4.000 millones de dólares. En la pasada zafra, esas ventas externas generaron 600 millones de dólares, en tanto la comercialización de alcoholes, rones como Mulata y Santero, y otros derivados dejó una factura de 55 millones de dólares.
[related_articles]
Funcionarios del Ministerio del Azúcar estiman que de no mediar el embargo estadounidense, podría triplicarse ese ingreso anual de Tecnoazúcar, la empresa estatal encargada de comercializar los productos y servicios de la diversificación azucarera, con la venta de alcohol, sorbitol (útil en la cosmética) y otros renglones con demanda en ese país.
A la vez, la prohibición de toda relación económica con Cuba, que Washington mantiene desde 1962, ha costado a la industria azucarera en los últimos 10 años un promedio anual de 100 millones de dólares, por el gasto adicional que implica adquirir equipos e insumos para la zafra en mercados más lejanos, entre otras operaciones.
Este año, la crisis económica global añadió nuevas dificultades e hizo más difícil el acceso a las fuentes de financiamiento para asegurar la compra y el abastecimiento oportuno de repuestos, fertilizantes nitrogenados o herbicidas, entre otros productos imprescindibles para la industria.
Todo esto agrava las tensiones en plena etapa de preparación de la cosecha que deberá comenzar en diciembre y enero, para cuando se espera una producción de 1,4 millones de toneladas, un volumen que asegura el consumo interno, de entre 700.000 y 750.000 toneladas, y el compromiso de ventas a China, de unas 400.000 toneladas.
Sin embargo, queda poco margen para vender en otros mercados y el país no podrá aprovechar suficientemente los precios actuales, entre 22 y 25 centavos de dólar, con tendencia sostenida al aumento, según analistas.
En ese contexto, la industria azucarera cubana se esfuerza por desarrollar nuevos subproductos de la caña y potenciar los que ya tiene. Este año, una planta inaugurada en 2008 prevé elaborar 1,5 millones de toneladas de Fitomás E, un estimulante natural de crecimiento vegetal que ya comenzó a ser aplicado en los cañaverales.
El aumento probado en el rendimiento es de entre seis y 12 toneladas por hectárea, en dependencia del tipo de suelo, las condiciones ambientales o características del territorio, de acuerdo con especialistas del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar.
La fama del Fitomás E ha llegado a otros sectores de la agricultura. "A menos de 10 días de aplicado este producto, la planta ya se ve más vigorosa. Tengo una plantación de media hectárea de 'frutabomba' (papaya), que ahora rinde alrededor de tres toneladas por semana, y la fruta es más dulce que antes", aseguró a IPS el agricultor Rolando Muñoz.
Entre las bondades más mencionadas de este nutriente elaborado en el Instituto figuran su capacidad de potenciar la acción de herbicidas y otros plaguicidas, y de ayudar a las plantas a sobrepasar los efectos negativos de la salinización de los suelos, sequías, exceso de humedad, fuertes vientos y temperaturas extremas.
Está prevista la instalación de una segunda fábrica de Fitomás en la central provincia Ciego de Ávila, para surtir a la región oriental, en tanto otro proyecto de inversión en la de Camagüey, en el este, permitirá a corto plazo elevar la producción de sorbitol.
La caña de azúcar es pródiga en derivados para las industrias alimentaria, química, farmacéutica y biotecnológica. Alimentos para animales, resinas, preservantes, plásticos e insumos para fábricas papeleras y del mueble figuran entre los subproductos que dan mayor valor agregado a la materia prima.
Para el desarrollo de su industria de derivados, Cuba decidió aceptar inversiones extranjeras, aunque hasta el momento solo existen seis empresas mixtas y una de producción cooperativa con capitales de España, Italia, Canadá y México.