Cuarenta y dos años le llevó al seguro social para el trabajo doméstico extenderse más allá de los límites de la capital de Paraguay. Ahora, las empleadas y empleados que presten servicios en hogares de todo el país podrán acceder a la cobertura médica del Instituto de Previsión Social.
La medida adoptada por el ente previsional paraguayo y vigente desde el lunes podría favorecer a unas 290.000 personas que se desempeñan en el servicio doméstico en todo el territorio nacional, a las que se suma el grupo familiar de cada una de ellas.
"Es un gran avance que llevará a mejorar la calidad de vida de las personas que trabajan en el servicio doméstico en Paraguay", dijo a IPS la presidenta de la Asociación de Empleados del Servicio Doméstico (AESD), Solana Meza.
Si bien en el Código Laboral ya existía la obligatoriedad del seguro, e incluso ésta estaba incluida en la carta orgánica del Instituto de Previsión desde 1967, sólo ahora se extiende la cobertura al plano nacional.
Al crearse el Instituto de Previsión Social, en 1943, las trabajadoras domésticas no eran sujetos del seguro social obligatorio, situación que se mantuvo hasta 1965, cuando se estableció el régimen especial para este tipo de trabajo, que entró en vigencia dos años más tarde, con el propósito de aplicarlo en forma progresiva, empezando por Asunción.
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Pero en la práctica, el seguro social doméstico no se extendió más allá de los límites del municipio asunceño.
Los riesgos que cubre este seguro incluyen enfermedad no profesional, maternidad, accidente de trabajo y enfermedades profesionales, prestaciones de atención médico-quirúrgica y dental, medicamentos, hospitalización y un subsidio en dinero.
Originalmente, las prestaciones no cubrían a la familia del trabajador, pero a partir de una ley promulgada en 1987, el seguro social quedó extendido al grupo familiar en los rubros de enfermedad, maternidad y accidente.
"Esto ya estaba vigente en Asunción, pero no se conocía. Menos todavía lo sabían las personas provenientes del interior, que son mayoría en las que trabajan en el servicio doméstico", apuntó Meza.
Si se considera a la población económicamente activa total de este país sudamericano, de 2,9 millones de personas, el seguro doméstico comprende a 7,4 por ciento, unas 213.000 trabajadoras en el hogar. Ya están inscriptas alrededor de tres por ciento, unas 6.000 titulares, de las que 88 por ciento son mujeres.
A su vez, las que utilizan efectivamente los servicios del Instituto de Previsión Social son solo 2.500 personas.
En Paraguay, el empleo doméstico tiene rostro femenino. Una de cada cinco mujeres de 12 años o más está empleada en este sector, 93 por ciento de quienes laboran en el servicio doméstico son mujeres y solo siete por ciento son hombres, ocupados sobre todo como jardineros y choferes.
Más de la mitad de las trabajadoras tienen entre 15 y 29 años, por lo general provienen del interior del país, tienen educación básica y hablan la lengua nativa guaraní.
Para Carmen Frutos, directora de planificación del Instituto de Previsión Social, la ampliación del seguro médico para el trabajo doméstico es un gran paso para reducir la brecha de inequidad de este país.
"Paraguay tiene la tasa más baja de cobertura de seguro médico y seguridad social en toda América, y con acciones como las que tomamos respecto a los trabajadores domésticos queremos ir revirtiendo este estado de cosas", dijo Frutos a IPS.
El aporte por el seguro social doméstico es de 45.088 guaraníes mensuales, equivalentes a casi 10 dólares.
"Con la ampliación se subsidiará buena parte de la atención, y los trabajadores tendrán acceso a la atención médica por encima del nivel de lo básico. Pero no podrán tener jubilación, ni acceder a cobertura en casos complejos", explicó.
Resta es lograr que las trabajadoras domésticas puedan acceder a la cobertura completa de seguridad médica y social.
Pero un seguro social integral para el sector requiere modificar la legislación vigente para equiparar el régimen especial del trabajo doméstico al régimen general de los trabajadores dependientes.
El salario mínimo de la actividad doméstica está fijado por ley en 40 por ciento del salario mínimo legal (hoy de 1.408.863 guaraníes, alrededor de 285 dólares).
La tasa de cotización del seguro social doméstico es de ocho por ciento, mientras que la cotización del trabajador dependiente, basada en el salario mínimo, es de 23 por ciento.
Según Meza, el salario mínimo es uno de los objetivos a los que apunta la AESD.
Lograr que trabajadoras como mucamas, niñeras y cocineras, choferes y jardineros, ganen un salario mínimo legal, gocen de vacaciones, aguinaldo y permiso por maternidad, forma parte del paquete de reivindicaciones que promueve este sindicato. Su objetivo final, el empleo doméstico digno.