Una base estadounidense a 40 kilómetros de una rusa pueden coexistir en Kirguistán, el nuevo y gran centro de interés geopolítico en Asia Central, donde también China y Turquía tienen una significativa presencia.
Este país de cinco millones de habitantes limita con Kazajstán, Uzbekistán y Tayikistán, pertenecientes a la hoy disuelta Unión Soviética, y con China.
La región fue históricamente escenario de pujas entre grandes potencias: mongoles, árabes, chinos y los imperios británico y ruso. Todos se disputaron el control de esta zona estratégica.
El recién llegado es Estados Unidos. La base aérea fue instalada en 2001, cerca del aeropuerto de Manas, en Bishkek. Los aviones de guerra estadounidenses son de las primeras cosas que llaman la atención al llegar al país.
Poco después, Rusia instaló otra base en el aeropuerto de Kant, 40 kilómetros al este de Bishkek, a fin de reafirmar su presencia en lo que fuera territorio soviético.
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Bishkek pidió a Washington que cerrara la base después de una reunión entre el presidente kirguís Kurmanbek Bakiev y su par ruso Dimitri Medvédev a principios de este año, en la cual este país se aseguró un paquete de asistencia e inversiones de 2.000 millones de dólares.
Pero cuando Estados Unidos ofreció triplicar el alquiler de la base y pagar 60 millones de dólares al año, Kirguistán rompió su promesa con Rusia, pero impuso a Washington nuevas condiciones como reducir la inmunidad jurídica de su personal y que sea el ejército local el que garantice la seguridad del perímetro.
Estados Unidos también invertirá 36 millones de dólares para mejorar la infraestructura del aeropuerto, 30 millones para equipamiento náutico, otro tanto para operaciones de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico y 20 millones en programas de desarrollo.
"Al ser un país pequeño con limitados recursos naturales, Kirguistán necesita sacar el máximo provecho de la puja entre las superpotencias", dijo a IPS el economista Maksat Korooluev. "La política exterior de Bakiev ha sido provechosa. Logró recibir dinero de Rusia y de Estados Unidos y mantener buenas relaciones con ambos países".
Autoridades kirguisas explicaron que la base de Estados Unidos ya no existe y que lo que queda es un "sitio de tránsito". Los estadounidenses la llaman un "centro de transporte y logística", que seguirá siendo una parada personal y carga militar rumbo al vecino Afganistán.
Rusia aplaudió el nuevo acuerdo y remarcó las diferencias con el anterior. "Creo que es bueno en pro de una causa común", declaró Medvédev, y remarcó que Kirguistán había ejercido su "derecho de soberanía".
"El acuerdo con Rusia incluye la construcción de otra base militar en el sur de Kirguistán, que le permite a Bakiev reforzar las importantes fronteras meridionales y contener el ingreso de extremistas religiosos", puntualizó Korooluev.
Rusia aprovecha la crisis financiera y económica internacional para ayudar a sus empobrecidos vecinos de Asia central y fortalecer sus vínculos con ellos. La industria energética de Kirguistán está en problemas y el Estado carece de fondos para mejorar la infraestructura, impulsando la privatización.
Pero la puja en la región no es sólo entre Estados Unidos y Rusia. China y Turquía también hacen pesar su influencia.
"Turquía siempre se interesó en Asia central para fortalecer su posición de hermano mayor en el mundo túrquico. Ese país subsidia centros de enseñanza y universidades y tiene grandes inversiones", dijo a IPS Korooluev.
El aporte de Ankara en materia educativa es muy visible. Tiene dos universidades, la Kirguisa-Turca, de Manas, y la Internacional Ataturk-Ala-Too. Además colabora con varios departamentos en otros centros de enseñanza terciaria.
La presencia turca no molesta a los kirguís, pero no ocurre lo mismo con los chinos, quienes "dominan el mercado local, y la gente teme perder el trabajo. Una vez un autobús con vendedores ambulantes de ese país fue incendiado", señaló Korooluev.
Las exportaciones chinas a Kirguistán se triplicaron de 2004 a 2006, alcanzando los 1.640 millones de dólares.
Los productos chinos baratos abundan en los mercados callejeros de este país. China invirtió mucho en mejorar las vías de comunicación con su vecino con la intención de mejorar los vínculos comerciales y conseguir materia prima para sostener su crecimiento económico.
Pero el papel de Rusia en la región es el más importante debido a su presencia militar y económica y a sus fuertes vínculos diplomáticos, facilitados por la cercanía lingüística y cultural.
Estados Unidos, por su parte, aumenta su influencia mediante su aporte a la educación de las elites de la región. En 1997, inauguró la Universidad Americana de Asia central, ubicada en el centro de Bishkek en un edificio que ostenta la hoz y el martillo, frente a dos estatuas de los filósofos alemanes Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895).
Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991 ha aumentado la violencia de organizaciones islámicas locales y extranjeras en este país de mayoría musulmana. Las fuerzas de seguridad mal equipadas y la permeabilidad de las fronteras facilitan el ingreso de combatientes procedentes de Afganistán y Pakistán.
La circulación trasfronteriza de grupos armados irregulares preocupa a los gobiernos de Asia central. Las operaciones de Estados Unidos en Afganistán y Pakistán obligan a los combatientes a buscar refugio en los países vecinos, más "seguros".
El canciller kirguís, Kadyrbek Sarbayev, defendió el nuevo acuerdo "temporal" con Estados Unidos recordando al parlamento la "preocupante situación en Afganistán y Pakistán".
"No es ningún secreto que no hay alternativa a la presencia militar de Estados Unidos en Afganistán. Nuestra decisión es correcta desde el punto de vista de la seguridad", subrayó.