ISRAEL-PALESTINA: Jerosolimitanos definen su futuro

Palestinos de Jerusalén oriental eligen a sus propios representantes, al margen de los comicios municipales israelíes —en los que se les permite votar— y de las facciones que se disputan el poder en Cisjordania y Gaza.

Los jerosolimitanos israelíes realizaron sus elecciones locales el 11 de noviembre. En esa misma jornada, en un fenómeno que pasó inadvertido para el público, numerosos palestinos acudieron a las urnas instaladas en el barrio de Sawarha.

Israel se anexó Jerusalén oriental al cabo de la Guerra de los Seis Días, en 1967. Los palestinos residentes en la zona no tienen derecho a voto en las elecciones nacionales israelíes, pero sí en las municipales de esta ciudad, que se celebran cada cinco años. En su mayoría, nacieron o se volvieron adultos bajo la ocupación.

Sin embargo, unos pocos cientos de decenas de miles de palestinos habilitados para votar ejercieron ese derecho, pues se considera que hacerlo equivale a legitimar la ocupación.

En cambio, en Sawarha, donde viven unas 25.000 personas, miles de ciudadanos decidieron asumir las responsabilidades sin importar lo que pensara Israel, país que reivindica la ciudad como "capital única, eterna e indivisible".
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Estas elecciones alternativas reflejan una nueva mentalidad: los palestinos comienzan a actuar para sacarse de encima la abrumadora sensación de estar en el limbo.

"No renunciamos a nuestra aspiración nacional" de instalar en Jerusalén oriental la capital del futuro estado palestino, "pero, francamente, se acabó el tiempo de las grandes promesas políticas y llegó la hora del cambio", dijo Mohammad Nakhal, coordinador comunitario de varios barrios árabes.

"Debemos empezar a cuidarnos a nosotros mismos y a promover nuestros intereses, porque nadie lo ha hecho y nadie lo hará", agregó. Este credo se aplicó en las elecciones de Sawarha, y Nakhal promueve emular ese modelo en otras áreas de Jerusalén.

Para no desatar la ira de las autoridades israelíes, los comicios fueron convocados por la denominada Asociación de Padres de Alumnos Escolares.

Los votantes de Sawarha descartaron a la vieja guardia del secular partido Fatah y del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), así como los jeques y jefes de clanes tradicionales.

La lista que conquistó 95 por ciento de los votos reúne a empresarios dinámicos y activistas comunitarios. Ninguno de sus candidatos condicionó su plataforma a una eventual solución política futura: se ganaron la confianza de los electores con propuestas con los pies en la tierra.

Naim Awisat, de 38 años, encabezó la lista. Este empresario es muy conocido porque, junto con otros, se propuso con éxito solucionar los enormes problemas que sufría la población de Jerusalén oriental por la falta de un sistema adecuado de transporte público.

El grupo de empresarios tomó contacto con el Ministerio de Transporte de Israel y lograron autorización para operar una compañía privada de autobuses. "Ahora nuestra gente puede trasladarse con seguridad por toda Jerusalén oriental", dijo Nakhal, quien también participó en esas gestiones.

Ahora, la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde se encuentra buena parte de los sitios sagrados del Islam, el judaísmo y el cristianismo, está conectada con el sur de la denominada Cuenca Santa, donde está situada Sawarha, por 17 autobuses grandes y pequeños.

Durante un paseo en uno de esos vehículos por calles llenas de baches desde antes de la ocupación en 1967, y que las autoridades israelíes nunca repararon, Awisat le dijo a IPS: "No hablamos para nada de política. Nuestro propósito es, simplemente, mejorar nuestras vidas: la educación, la infraestructura, el saneamiento… lo básico."

Tanto Awisat como Nakhal admitieron que sus iniciativas podrían ser aprovechadas por la ocupación israelí en su intento por afianzar su dominio sobre Jerusalén oriental, exhibiéndolas como un desmentido de que evita atender las necesidades de los palestinos.

Pero ambos creen que vale la pena correr el riesgo, dadas las postergaciones que han sufrido en los últimos 42 años.

"Lo que es seguro es que no podemos depender eternamente de la esperanza en que se selle un acuerdo político o en que la ocupación se diluya", explicó Awisat.

"Pregúntele a él", añadió sarcásticamente, señalando a un anciano sentado en el autobús. "Durante años fue representante de Fatah y lo derrotamos en las elecciones de Sawarha."

¿Qué piensa ese veterano político de la minirrevolución del transporte público? ¿Va en contra de los intereses nacionales palestinos?

La respuesta fue evasiva, pero categórica. "Los ocupantes tienen la obligación de brindarnos el servicio. Pero Israel no lo hace…", contestó.

A Awisat no le sorprende. "Hemos escuchado esto tantas veces… Algunos, incluso, nos acusan de colaboracionistas. Pero apegarnos a principios viejos no nos aportó nada. Sólo nos dejó en el limbo."

"La mayoría de la gente se alimenta de los sinsentidos del pasado", continuó. "Hoy, nosotros, los jóvenes, tenemos una actitud diferente. Vemos las cosas de otro modo. Y esto no tiene nada que ver con vivir bajo la ocupación."

"Los gobernantes, después de todo, vienen y van", le interrumpió Nakhal. "Y nosotros seguimos. A quienes nos acusan de actuar en perjuicio de los palestinos les decimos: recuerden que estamos hace mucho aquí, en la madre patria, y que aquí nos quedaremos."

En Jerusalén viven unos 250.000 palestinos y medio millón de judíos, de los cuales 200.000 residen en la zona oriental, en complejos de vivienda construidos luego de la ocupación de 1967.

(Este informe integra una serie dedicada al rostro cambiante de Jerusalén oriental luego de 42 años de ocupación.)

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