El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el usurpador del cargo, Roberto Micheletti, dialogarán «próximamente» sobre tres puntos para tratar de superar la crisis institucional, aseguró el obispo Juan José Pineda, sin revelar el contenido de la negociación en la que está involucrado.
El acuerdo buscado requiere de un "Plan Arias II" para adaptarlo a las leyes de este país y obtener así el reconocimiento de la comunidad internacional, aclaró Pineda, obispo auxiliar de Tegucigalpa, quien realiza las gestiones por una iniciativa personal que cuenta con el aval de su superior, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez.
Pineda dijo que existe un pacto verbal de confidencialidad con Zelaya y Micheletti y por ello declinó revelar el contenido de los tres puntos que, obviamente, se refieren a la situación de ambos y al proceso para las elecciones generales programadas por ahora para el 29 de noviembre.
Cuatro de los seis candidatos a la Presidencia y líderes empresariales y de sectores de la sociedad civil dieron su apoyo a esta iniciativa del prelado católico, muy cuestionado junto al resto del arzobispado de Tegucigalpa por el movimiento de resistencia al régimen derivado del golpe de Estado del 28 de junio.
A pesar de este respaldo, un férreo cordón militar y policial le impidió a Pineda ingresar en la mañana del jueves a la sede de la embajada de Brasil en Honduras, donde está refugiado Zelaya desde su sigiloso regreso al país el 21 de este mes.
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A pocos metros de ese lugar, frente a la Casa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se desarrollaba sin ninguna interferencia una concurrida manifestación en apoyo al régimen de Micheletti, mientras en otro sector de Tegucigalpa la marcha de millares de seguidores de Zelaya era disuelta violentamente por las fuerzas de seguridad.
Las medidas represivas para neutralizar la oposición al gobierno de facto se acentuaron una vez impuesto el domingo el estado de sitio por 45 días y la suspensión de cinco garantías constitucionales. Esa decisión, empero, fue cuestionada por dirigentes y sectores que apoyan a Micheletti, quienes piden su derogación, además de que fue condenada y es desconocida por el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado (FNR).
LAS ANDANZAS DE MONSEÑOR
Ante la pregunta sobre qué gestiones realizaba, Pineda contestó a IPS un escueto: "cumplo mi misión pastoral", tras lo cual se alejó del cordón de seguridad acompañado de una mujer de aspecto humilde.
Por la tarde de ese mismo día, el obispo obtuvo las autorizaciones del caso y pudo dialogar personalmente con Zelaya y sus seguidores y antes de retirarse se tomaron de las manos y oraron por la paz de Honduras. En horas de la noche conversó a su vez con Micheletti, en la sede del gobierno.
"Había un clima caldeado, un ambiente de crispación, de abierta confrontación entre los seguidores de Zelaya y el gobierno del señor Micheletti y nadie se atrevía a proponer un diálogo para encontrar una avenida de solución a la crisis", dijo Pineda en el programa de debates "Frente a frente", del Canal 5 de televisión.
El religioso recordó que, el 18 de julio en San José, el presidente costarricense Óscar Arias propuso un plan de ocho puntos para resolver la crisis hondureña y el primero de ellos era la restitución de Zelaya en el gobierno como punto básico para restablecer la institucionalidad democrática.
Junto con ello se planteaba la amnistía para delitos políticos, la formación de un gobierno de unidad e integración nacional, el adelanto de las elecciones previstas para noviembre y la subordinación de las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral.
Ese mismo día, el mandatario vecino dio un plazo de 72 horas para que Zelaya y Micheletti estudiaran la propuesta y procedieran a su firma. Cuatro días después se dio por fracasado el llamado Plan Arias o Plan de San José, puesto que, aunque el gobierno derrocado aceptó esos términos de solución, el régimen de facto los rechazó.
"Me comprometí a no revelar detalles, pero sí puedo decir que hay en ambas partes deseo de diálogo y de salir de esta crisis que ya lleva tres meses, donde sólo daño se ha hecho al país", agregó.
Posteriormente Pineda dijo no creer que la tabla de salvación de esta crisis sean sólo las elecciones de noviembre. El verdadero desafío para el gobierno que surja de esa instancia es un frontal combate a la injusticia social y contra la corrupción, ya que estos temas se han soslayado por muchos años, hipócritamente, y ello nos condujo a la situación actual, sostuvo.
Añadió que, desde que trascendió su tarea de mediación entre Zelaya y Micheletti, comenzó a recibir centenares de mensajes en su teléfono móvil y en su correo electrónico, y documentos, incluso sobres con propuestas que fueron introducidos por debajo de la puerta de su casa.
"Me llegan millares de ideas. Mire, proponga esto, elimine aquello, sugiera tales acciones y ello evidenció que miembros de ambos grupos en conflicto quieren dialogar y salir de esta crisis", indicó.
En este diálogo, según Pineda, no debe marginarse a nadie. Muchos quieren que no se tome en cuenta al FNR, pero esto sería un grave error. "Todos somos hondureños y nadie debe ser excluido", enfatizó.
ESTADOS UNIDOS JUEGA SUS CARTAS
En forma paralela a los buenos oficios de Pineda, desde el domingo la residencia del embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, se ha constituido en un centro de encuentros. El primero fue entre los candidatos presidenciales, ex presidentes y otros influyentes dirigentes, para luego continuar con empresarios y líderes de la sociedad civil.
Tras un silencio de más de tres meses, Llorens declaró a la local Radio HRN que su país apoya el restablecimiento de la democracia en Honduras y la solución a la crisis mediante la aplicación del Plan Arias.
Óscar Matute, ministro de Gobernación (Interior) de Micheletti, criticó al embajador estadounidense al afirmar que no tiene una posición congruente con las últimas declaraciones del representante alterno de ese país en la Organización de los Estados Americanos (OEA), Lewis Anselem.
La referencia era al comentario de Anselem respecto de que el retorno clandestino de Zelaya a Honduras fue un acto "irresponsable e insensato" y que parecía que estaba rodando una película del director de cine estadounidense Woody Allen.
A todo esto, Elvin Santos, candidato presidencial por el centroderechista Partido Liberal, al que pertenecen los hoy enfrentados Zelaya y Micheletti, confirmó que hay aproximaciones y acercamiento, impulsados desde diversos lugares, dentro y fuera de Honduras, para encontrar una solución pacífica a la crisis.
"El pueblo hondureño está hastiado de este crisis, ya no queremos seguir en este ambiente de intranquilidad y zozobra. Tenemos que retornar a la normalidad", sostuvo. Agregó que hay comunicación directa con el presidente Arias y él ha demostrado un total apoyo a toda iniciativa que conduzca al fin del conflicto.
Esto coincide con el planteo de Pineda de un "Plan Arias II" que descarte los puntos inaceptables para las partes e incorpore aquellos que viabilicen un arreglo conforme a la Constitución y otras leyes del país.
En círculos políticos trascendió que abogados de ambas partes estudian el marco legal para sustentar un acuerdo y eso es lo que está demorando un encuentro entre Zelaya y Micheletti, al tiempo que aumentan las voces para que el gobierno de facto derogue el estado de sitio.
Al margen del debate, pero vinculado a la crisis, la hija del presidente Zelaya, Zoe, y su esposo, intentaron sin éxito ingresar el martes por la noche a la embajada de Brasil, ya que estaba con su embarazo a término. El responsable del operativo militar-policial no lo autorizó.
Pineda, quien acompañó a Zoe Zelaya en su intento de ver a su padre y a su madre, Xiomara Castro, confirmó que la joven dio a luz este miércoles un varón que lleva por nombre José Manuel, igual que su abuelo.
"Creo que no se debe condenar esta situación como una violación a los derechos humanos, sino que hubo errores de mi parte y del matrimonio al gestionar el permiso, cuando ya estábamos a inmediaciones de la embajada de Brasil", intentó justificar Pineda.
