El gobierno de Holanda revisará la estrategia oficial de tolerancia hacia las drogas blandas como la marihuana, aunque las encuestas ubiquen a este país entre los de menor consumo en Europa.
La política de tolerancia perjudica a los niños y niñas en edad escolar, según algunos padres. Jóvenes de hasta 12 años "sienten la presión de probar la marihuana", indicó un padre. En respuesta, los gobiernos municipales y nacional están tomando medidas para modificar la estrategia oficial.
En junio, la ciudad portuaria de Rotterdam ordenó el cierre de los cafés que estén a menos de 250 metros de distancia de los centros de enseñanza primaria y secundaria. Estos comercios están autorizados a vender cannabis, además de bebidas alcohólicas y comidas rápidas. Según la alcaldía, existe un "aumento preocupante" en el consumo de drogas blandas por parte de jóvenes en situaciones vulnerables. La medida afectó a 16 de los 62 cafés de la ciudad.
"Hablamos con los centros educativos y los padres y están de acuerdo con el cierre de los cafés", dijo Richard Anderiesse, portavoz del Departamento de Seguridad Social de Rotterdam. "El objetivo es que los jóvenes menores de 18 años no consuman drogas blandas en las cercanías de las escuelas", declaró a IPS.
Ámsterdam también tomó la misma estrategia y los legisladores locales discuten si habrán de revisar la distinción entre drogas duras y blandas y si designarán a un supervisor general para esa política. Anderiesse dijo que en los próximos meses se decidirá la nueva normativa, que probablemente adopte una política nacional que clausure los cafés próximos a los centros educativos.
El Instituto Trimbos, Instituto Holandés de Salud Mental y Adicciones, sostiene que el consumo de cannabis entre los escolares permanece estable desde 2003, pero que el 41% de los varones y el 30% de las chicas del país habían probado la droga al cumplir los 16 años.
Una encuesta realizada en 2007 por el proyecto escolar europeo sobre alcohol y otras drogas (ESPAD, por su sigla en inglés) sugiere que 28 por ciento de los jóvenes de 15 y 16 años en Holanda eran consumidores habituales de cannabis, una cifra similar a la de 2003. La República Checa tenía la incidencia más alta, con 45 por ciento, mientras la de Rumania, con cuatro por ciento, era la más baja.
Entre los alumnos menores de 14 años, el seis por ciento habría consumido cannabis en 2007, en comparación con nueve por ciento para Gran Bretaña, según el Centro Europeo de Control de las Drogas y la Drogadicción (EMCDDA), un organismo de la Unión Europea.
Unos 71 millones de europeos adultos, o 22 por ciento de la población entre 15 y 64 años, informaron que consumen cannabis a lo largo de su vida, según el organismo.
La estrategia holandesa, desarrollada en la década de 1970, pretende "diferenciar entre el traficante de drogas, considerado como un criminal, y el consumidor, que es visto más como un enfermo en necesidad de tratamiento", según el EMCDDA. La característica principal de la política de prevención del país es el "fuerte énfasis en la promoción de la salud en general".
En Holanda está despenalizada la posesión de cannabis para uso personal de hasta cinco gramos de marihuana, o cinco plantas de cannabis. Aunque la droga se puede adquirir legalmente en los cafés, la paradoja es que los comerciantes deben conseguirla ilegalmente ya que el tráfico es un delito para la ley holandesa.
La existencia de los cafés dio pie al llamado droga-turismo, ya que jóvenes de otros países viajan a esta ciudad pintoresca para visitar cafés como el Bulldog, uno de los mas antiguos de la urbe. Otros municipios, especialmente aquellos próximos a las fronteras con Alemania y Bélgica, cerraron los cafés para desalentar este tipo de turismo, pero Ámsterdam aún atrae a multitudes de mochileros que vienen tanto por el cannabis como por los canales.
Algunos observadores advierten que los cafés perjudican en lugar de beneficiar a las comunidades, y otros sostienen que a pesar de sus puntos flacos, la política holandesa sigue siendo una de las más eficaces para combatir el consumo de las drogas.
"Los resultados han reivindicado con creces la estrategia holandesa en los últimos años", según Mike Trace, presidente del International Drug Policy Consortium (IDPC), una red internacional que promueve la discusión abierta sobre la política de drogas.
"Holanda tiene un excelente sistema de atención a los consumidores de drogas, y este ha sido un aspecto más importante de su política de drogas que el tema de los cafés", indicó a IPS. "Invirtieron mucho más que la mayoría de los países en iniciativas para reducir el problema de las drogas", agregó.
Trace dijo que su organización reconoce la necesidad de revisar constantemente la estrategia si "la intención es proteger a la población más joven de las sustancias más peligrosas". Pero la IDPC es contraria a "todo sistema o estrategia que busque reducir el consumo de drogas mediante arrestos y castigos".
"No es una política que tenga éxito. Tenemos muy en claro que las políticas basadas en la disuasión y los castigos duros son contraproducentes", sostuvo.
Por ley, los cafés de Holanda tienen prohibida la venta de cannabis o artefactos para fumar marihuana a menores de 18 años. "La policía es muy estricta cuando los cafés les venden a los menores de edad. Si los atrapan los clausuran", informó Anderiesse a IPS.