DROGAS-MÉXICO: El peligro de portar sotana

El ejercicio del sacerdocio se ha sumado al periodismo dentro del listado de las actividades más riesgosas en México, según un informe de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica.

El reporte Neopersecución de sacerdotes en México, elaborado por el Centro Católico Multimedial (CCM), adscrito a la Conferencia, señala que desde 1993 a la fecha 15 hombres de la fe católica han sido asesinados, entre ellos un cardenal, 11 sacerdotes y otros tres religiosos.

A esas estadísticas se agrega que al menos siete obispos y 120 sacerdotes han recibido este año amenazas de muerte por parte de grupos narcotraficantes.

"El Vaticano está enterado, sabe de la situación de los religiosos en México", aseguró a IPS Omar Sotelo, responsable del CCM, en el sentido de que la jerarquía católica de este país ha informado a Roma.

Según el documento, dos de cada 10 párrocos son intimidados por algún grupo anticatólico, político, intelectual, policial o el crimen organizado, lo que ha convertido a México en el segundo país en América Latina en acoso a religiosos, detrás de Colombia.

Los sitios más riesgosos para los hombres de la Iglesia son los sureños estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca, el sudoccidental estado de Michoacán, la zona fronteriza con Estados Unidos del estado de Chihuahua, el sudoriental puerto de Veracruz y la capital mexicana.

"En las amenazas a sacerdotes hay dos constantes. Por un lado, las que provienen por las prédicas de los prelados sobre el narcotráfico y, por el otro, aquellos que han apoyado la protesta de algunas comunidades y que así tocan a grupos de poder, como los cacicazgos", dijo a IPS José Suárez, director del Observatorio Eclesial la instancia que vigila los sucesos alrededor de la Iglesia Católica en México.

El crimen más reciente es el del cura Habacuc Hernández y los jóvenes seminaristas Eduardo Oregón y Silvestre González, quienes fueron ejecutados el 13 de junio pasado por un grupo de hombres armados en un municipio de Guerrero, a 350 kilómetros de la ciudad de México.

Luego de asumir el poder en diciembre de 2006, el presidente conservador Felipe Calderón lanzó a miles de policías y soldados a combatir el narcotráfico, en un esquema que ha dejado unos 4.000 muertos en hechos relacionados con esa actividad criminal, según recuentos extraoficiales.

En México hay más de 100 obispos y 16.000 sacerdotes.

El asesinato más notorio es el del cardenal Juan Posadas, ultimado en mayo de 1993 en el aeropuerto de la noroccidental ciudad de Guadalajara, al ser confundido, según la hipótesis oficial, por sus ejecutores con el narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán, cabecilla del Cartel de Sinaloa y buscado por autoridades mexicanas y estadounidenses.

El reporte alude también a un posible intento de envenenamiento contra el sucesor de Posadas, el cardenal Juan Sandoval, quien se puso enfermo luego de tomar una copa de tequila durante una comida en la Ciudad de México. Por ello, Sandoval se sometió a una operación para extirpar una parte del intestino.

De hecho, el arzobispo de la arquidiócesis de Durango, Héctor González, indicó en abril que "El Chapo" vivía cerca de la localidad de Guanacevi, en el norteño estado de Durango y a unos 1.200 kilómetros de la ciudad de México.

"Más adelante de Guanacevi, por ahí vive ‘El Chapo’. Todos lo sabemos, menos la autoridad", dijo el prelado en esa ocasión.

En agosto, soldados mexicanos descubrieron en Durango un complejo de 224 hectáreas, dotado de dormitorios, cocinas, una lavandería, una enfermería, bodegas y laboratorios para fabricar drogas sintéticas y procesar marihuana, habitado presumiblemente por Guzmán.

Al igual que con los asesinatos y agresiones a periodistas, el denominador de los ataques a los religiosos ha sido la impunidad.

"Muchos de los casos aún están bajo investigación y no se han resuelto", enfatizó Sotelo.

A su vez, Suárez dijo que "el problema con el Estado es la omisión a dar atención a este tipo de denuncias, no sólo por falta de voluntad política" o por negar el crecimiento del crimen organizado.

La magnitud del fenómeno es tal que el tema central de la próxima reunión plenaria de la Conferencia Episcopal mexicana de noviembre próximo será la inseguridad y la violencia en el país.

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