Organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) guardan silencio frente a los abusos contra la libertad de expresión cometidos en nombre de la ley de «lesa majestad» de Tailandia, que causa polémica en esta monarquía del sudeste asiático.
En base a esa ley, de 100 años de antigüedad, el Tribunal Penal de Bangkok condenó a una activista política a 18 años de prisión por un discurso que pronunció en público y que los tres jueces de la corte dictaminaron que había insultado a la monarquía.
Darunee Charnchoengsilpakul, de 46 años, fue hallada culpable el viernes 28 de tres violaciones a la ley de lesa majestad, que condena a los infractores a un máximo de 15 años de prisión por cada infracción por dañar la imagen de la familia real.
La lesa majestad es un crimen u ofensa hecha en contra de la dignidad de un rey o monarca o contra el Estado.
"El tribunal halló que pretendía insultar y amenazar al rey y la reina", sentenció uno de los tres jueces durante la lectura del veredicto.
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El fallo contra Darunee también conocida como Da Torpedo por su aguerrida retórica- ha sido el más riguroso en los últimos tiempos. En abril se condenó a 10 años de cárcel a otro tailandés por violar la ley de lesa majestad cuando publicó una imagen en internet.
Darunee, partidaria del ex primer ministro Thaksin Shinawatra que fuera depuesto en el golpe de Estado de septiembre de 2006, fue detenida en julio y enviada a la cárcel por un discurso que dio semanas antes en un acto político a favor de Thaksin, en Bangkok. Se le negó la posibilidad de fianza.
Amnistía Internacional, con sede en Londres, abandonó el silencio que guardaba sobre la lesa majestad cuando comenzó el caso de Darunee en junio de este año. Criticó al tribunal por ordenar un juicio a puertas cerradas, que un juez justificó como "asunto de seguridad nacional".
Pero la organización no cuestionó si la ley viola el derecho a la libertad de expresión. Previas declaraciones públicas de HRW, con sede en Nueva York, también evitaron trabajosamente mencionar este derecho fundamental.
"Sentimos que trabajar de una manera más privada que pública es la respuesta más adecuada y más efectiva sobre el tema de la lesa majestad", sostuvo Benjamin Zawacki, investigador de Amnistía para el sudeste asiático. "Hay un conocimiento implícito sobre la sensibilidad (que despierta) esta ley".
"Hay intereses opuestos en juego: uno es el derecho a la libertad de expresión. Pero esta es una institución que desempeñó un papel importante en la protección de los derechos humanos en Tailandia", explicó Zawacki en una entrevista. "Podemos ver por qué la monarquía necesita ser protegida".
Zawacki, basado en Bangkok, admitió, sin embargo, los abusos de la ley. "La ley de lesa majestad, como se ha aplicado en los últimos tres años, se utilizó para reprimir la libertad de expresión con fines principalmente políticos, y no para la protección de la monarquía, la razón por la que se redactó la ley", manifestó.
Incluso grupos defensores de los derechos de los medios de comunicación admiten que la ley representa un problema. "Hemos tenido que reconocer que la ley de lesa majestad es un tema muy delicado en Tailandia", dijo Roby Alampay, director de South-east Asian Press Alliance (SEAPA), con sede en Bangkok.
"Hay grupos que expresan cautela y hay otros intimidados por cómo se utiliza y aplica la ley. Incluso intimida a los defensores de los derechos humanos", afirmó.
No obstante, SEAPA ha exhibido valor al realizar declaraciones públicas ante los casos de lesa majestad. "Hemos dicho que todas las leyes contra la difamación deben ser despenalizadas, incluso" esta, dijo a IPS Alampy.
Por eso algunos círculos critican la reticencia de las grandes organizaciones internacionales de derechos humanos a la hora de revelar lo que implica esta ley de lesa majestad en la democracia en desarrollo que es Tailandia.
Estos grupos, "entre ellos Amnistía y HRW" han hecho declaraciones "pequeñas, suaves, ineficaces y negligentes", opinó Thongchai Winichakul, profesor de estudios del sudeste asiático en la estadounidense Universidad de Wisconsin-Madison. "Su actitud hacia el tema de la lesa majestad en Tailandia ha sido tan tibia porque son, en principio, muy burocráticos".
"Este es un delito de conciencia, del pensamiento, de la expresión. Si Amnistía y HRW no defienden a las víctimas de estos delitos, ¿entonces qué representan?", agregó Thongchai, quien recientemente organizó una campaña internacional para reformar la ley de lesa majestad.
La preocupación por esta ley se agravó en Tailandia porque en la actualidad hay 30 casos pendientes ante la justicia. Entre ellos, la policía investiga a un ex portavoz gubernamental y aliado de Thaksin, a un respetado filósofo budista, a un académico de izquierda que huyó del país y a un activista político que se negó a ponerse de pie durante el himno real que se interpreta en todas las salas de cine antes del inicio de las películas.
Asimismo, el Ministerio de Información y Tecnología pretende investigar 5.000 páginas web por la posible violación de la ley de lesa majestad.
Antes, el Ministerio de Justicia había revelado más de 10.000 sitios web eran vigilados por comentarios presuntamente difamatorios contra la monarquía. Las autoridades también habrían invertido 1,28 millones de dólares para instalar un dispositivo de firewall en internet que bloquea los sitios con expresiones antimonárquicas.
El texto de la Constitución vigente no deja lugar a dudas con respecto a la posición que ocupa el rey Bhumibol Adulyadej. "El rey tendrá una posición de adoración Ninguna persona" lo "expondrá a ningún tipo de acusación", señala.
El monarca, de 81 años, ocupa el trono desde hace 60 años. Esta singular característica de la cultura tailandesa puede haber afectado la actitud de las organizaciones de derechos humanos ante la ley de lesa majestad, especuló David Streckfuss, autor del libro sobre la monarquía tailandesa Modern Thai Monarchy and Cultural Politics.
"Muchas organizaciones internacionales de derechos humanos parecerían aceptar la singularidad de Tailandia e hicieron una excepción ante la ley de lesa majestad", dijo a IPS el especialista en política tailandesa.
"Parecen creer en la idea romántica de que ciertos aspectos de la cultura tailandesa son intocables", agregó.