BIRMANIA: Junta arremete contra etnia insurgente

El régimen militar que gobierna Birmania recurre a una estrategia conocida: enviar tropas para imponer su voluntad en el noreste, fronterizo con China.

La operación echa por tierra un acuerdo de paz firmado hace 20 años con la organización rebelde de la etnia kokang, que controla parte de ese terreno montañoso.

Los kokang son una de las cuatro etnias rebeldes que firmaron acuerdos de cese del fuego entre 1988 y 1989.

El actual estallido de hostilidades tiene mucho que ver con las elecciones generales prometidas para el año próximo por el régimen militar.

La junta quiere que tras los comicios de 2010 surja una "democracia que prospere en la disciplina". De concretarse, este acto electoral sería el primero luego de que los resultados del último, en 1990, fueron anulados.
[related_articles]
Los enfrentamientos entre las fuerzas birmanas y los kokang comenzaron a principios de agosto, y escalaron a fines de ese mes en un área cercana a la frontera china. Todavía se desconoce la cantidad de víctimas.

"Alrededor de 7.000 efectivos militares con tanques, vehículos blindados y cañones pesados intentan controlar la región. La junta está enviando 3.000 soldados más", señalaron representantes de la Campaña de Estados Unidos por Birmania, una organización de exiliados políticos birmanos con sede en Washington.

Este jueves, una tensa calma había vuelto a Laogai, capital de la región del Kokang, en el estado de Shan, ahora en manos de tropas birmanas, según una trabajadora de asistencia humanitaria, quien habló a condición de no revelar su identidad.

"Unas 37.000 personas que huyeron de los enfrentamientos cruzando la frontera hacia China han comenzado a regresar", dijo.

Se oían los sonidos esporádicos de los tiroteos, recordó, agregando que los habitantes del lugar no estaban seguros de si los derrotados rebeldes del Kokang recurrirán a "ataques guerrilleros" contra las fuerzas birmanas en Laogai.

En esta capital hay una fuerte presencia de empresarios chinos que participan en la economía fronteriza de la tala, la minería y los casinos.

Los combates hicieron que se interrumpieran abruptamente los programas agrícolas administrados por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), única agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con una presencia permanente en esta región conocida por sus cultivos de adormidera —planta a partir de la cual se produce el opio— y por el floreciente comercio de narcóticos.

"Nuestras operaciones fueron suspendidas. La población del área es pobre y depende de nuestros programas como alternativa al cultivo de adormidera", dijo Chris Kaye, jefe de operaciones del PMA en Birmania, en entrevista telefónica desde Rangún.

El trabajo de esta agencia de la ONU implica ayudar a los miembros de la etnia kokang a cultivar té, arroz y maíz como fuente alternativa de ingresos, y también a que los habitantes del lugar superen la inseguridad alimentaria.

Esto ocurrió luego que los líderes de los grupos étnicos anunciaron el fin del cultivo de adormidera para 2005, en el área que había sido parte del "Triángulo Dorado", una de las zonas productoras de opio más grandes de Asia.

Sin embargo, preocupa que el ataque contra los kokang pueda no ser un hecho aislado sino parte de un plan más amplio de la junta para perseguir a otros grupos étnicos armados a lo largo de la frontera nororiental del país.

Entre ellos están los wa, que son los rebeldes más armados, con una fuerza de unos 25.000 miembros, y los kachin, un grupo más pequeño.

Son preocupaciones generadas por los acontecimientos políticos de las áreas étnicas de Birmania, que nunca pudieron controlar todas sus fronteras desde que se independizaron de Gran Bretaña hace seis décadas.

El país tiene 135 grupos étnicos registrados, de los cuales el birmano es el más grande. Decenas de rebeldes iniciaron batallas separatistas con el ejército para crear estados independientes.

La paz volvió a la frontera nororiental de Birmania a fines de los años 80, luego que los wa, los kachin y los kokang se unieron a otros 14 movimientos étnicos insurgentes para firmar acuerdos de cese del fuego a cambio de una mayor autonomía política, libertad para sus comunidades y más independencia económica.

"El ataque contra los kokang es un intento por intimidar a los otros grupos del cese del fuego a fin de que no se alineen con los planes del régimen para las elecciones del año que viene", dijo Win Min, experto en seguridad nacional de la Universidad de Payap en la norteña localidad tailandesa de Chiang Mai.

"Negociarán con ellos, uno a uno, para imponer lo que la junta piensa que será la unidad en el país. Pero ésta es apenas una unidad militarmente impuesta", agregó.

"El ejército birmano no la tendrá fácil", dijo Win Min durante una entrevista telefónica.

"Ir tras los wa causará muchas víctimas, porque son el grupo étnico armado más fuerte del país", sostuvo.

Este punto de vista es reiterado por otras personas familiarizadas con esta región birmana, que es parte del estado de Shan y alberga a la gran comunidad homónima.

"Si el régimen birmano piensa que podrá someter a los grupos étnicos rebeldes antes de las elecciones del año próximo, está soñando. Se producirá una escalada de las luchas en la frontera", dijo a IPS Khuensai Jaiyen, editor de la Shan Herald Agency for News.

Los ataques contra los kokang generaron preocupación entre los kachin.

"Los ataques constituyen una violación del cese del fuego y nos preocupa quién será el próximo blanco", dijo el coronel James Lum Dau, subjefe de Relaciones Exteriores de la Organización para la Independencia Kachin.

"Ellos quieren que cambiemos militarmente y que estemos bajo completo control birmano antes de las elecciones. Estamos en contra de esto", enfatizó.

"Eso puede ser bueno para ellos, pero no para nosotros. Ésta es una solución militar y no política. Estamos listos para apoyar las elecciones que garantizarán nuestra libertad", expresó en una entrevista telefónica.

Bajo la nueva Constitución, aprobada en mayo de 2008 en un referendo fraudulento, en Birmania sólo puede haber un grupo armado: el ejército.

Y para hacer que los muchos grupos étnicos armados cumplan con esta disposición, el régimen militar ha ordenado a todas las organizaciones insurgentes convertirse en parte de una guardia fronteriza precio a los comicios de 2010.

Esa fuerza fronteriza, que se anunció en abril, despojará a los insurgentes de su fuerza militar y de su independencia en este sentido, dado que cada uno de estos batallones limítrofes quedará bajo el mando de un oficial birmano.

Fue un plan de desarme que los kokang rechazaron, igual que los combatientes wa y kachin, entre otros.

"Es impensable esperar que los wa cumplan con el plan de la guardia fronteriza. Su odio por los birmanos está profundamente arraigado", dijo a IPS un diplomático europeo que visita Birmania con regularidad y que pidió mantener su identidad en reserva.

"También hay oposición a esta nueva fuerza porque ninguno de estos grupos étnicos sabe qué concesiones políticas se les harán luego de las elecciones", continuó.

"Las próximas semanas revelarán si los ataques contra los kokang obligarán a los wa y a otros a volver a la mesa de negociaciones en relación a la guardia fronteriza", agregó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe