El plan del gobierno estadounidense de Barack Obama para reformar la salud encuentra cada vez más resistencia de las fuerzas conservadoras a medida que se acerca el 15 de septiembre, el límite impuesto por el propio presidente para llegar a un acuerdo entre los dos grandes partidos políticos.
El debate se desarrolla como la gran batalla entre las fuerzas que quieren un cambio real en el sistema de atención médica y aquellas con intereses en mantener el statu quo. Se calcula que 47 millones de los 306 millones de estadounidenses carecen de seguro médico.
El gasto en salud en Estados Unidos pasará de 2,39 billones de dólares en 2008 a 2,72 billones de dólares en 2010, con un incremento anual promedio aproximado de siete por ciento, según un análisis de la investigadora Plunkett Research Ltd.
Más de 20 por ciento del gasto del gobierno federal en 2007 se destinó a los planes de salud Medicaid, para las personas con bajos ingresos, y Medicare, para los ancianos.
El gasto en la salud representó 16,5 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2008 y ascenderá a 19,6 por ciento en 2016, "a menos que se adopten reformas drásticas", sostuvo la firma.
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El promedio del gasto en salud de los 33 países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que incluye a Estados Unidos junto a todos los demás países industrializados y otros, representó 8,9 por ciento del PIB.
"El gasto en salud de Estados Unidos representa un porcentaje mayor del PBI que en cualquier otro país industrializado", agrega el informe.
Durante su campaña electoral, el presidente Obama abogó por el cambio y reiteró el ejemplo de su madre, que tuvo que lidiar con las compañías de seguro médico mientras moría de cáncer en el hospital.
Mientras se libra la batalla por un cambio real del sistema de salud en todo el país, muchas personas que votaron al Partido Demócrata y pusieron a Obama en la Casa Blanca quieren que éste cumpla con su promesa de un plan de opción pública.
El plan de "opción pública" crearía un programa de seguros estatal similar al Medicare donde todos pueden adquirir seguro, privado o público, según sus necesidades médicas.
Por su parte, el opositor Partido Republicano y sus defensores de derecha sostienen que ese plan arruinaría a las empresas aseguradoras y las llevaría a remplazar el seguro privado por el plan de "opción pública"..
Los partidarios de la estrategia presidencial argumentan que la competencia obligaría a las aseguradoras a bajar sus elevadas tarifas.
La central sindical AFL-CIO denunció, a su vez, que los presidentes de las empresas farmacéuticas reciben un promedio de 4,36 millones de dólares anuales en haberes. En el caso de las aseguradoras, el monto asciende a 8,75 millones de dólares por año. Ronald Williams, ejecutivo de la empresa Aetna, percibió por ejemplo más de 32 millones de dólares anuales.
Mientras, de los 47 millones de personas sin cobertura médica, 8,7 millones son niños. La AFL-CIO prevé que para 2013 habrá 56 millones de habitantes sin atención.
En Detroit, la mayoría de la gente quiere que el presidente aplique la opción pública. Aquí el desempleo subió a 17 por ciento en junio, el mayor entre las grandes ciudades de este país, y las declaraciones de bancarrota aumentaron, algunas debido a los enormes costos médicos.
"Es la cosa más importante para mí después del sueldo", dijo Janie Jones, recién egresada de la Universidad de Michigan-Dearborn. "Eso determinaría qué empleo tomaré según el nivel de beneficios".
"La opción pública haría más competitiva a la industria de la atención médica y bajaría los precios", sostuvo. "Todos necesitan atención médica porque define tu calidad de vida", añadió.
Los partidarios de Obama insisten que cuenta con el peso político para llevar adelante su plan. Pero los republicanos y sus aliados conservadores parecen estar dirigiendo el debate.
Durante la campaña electoral del año pasado, Obama le dijo a la prensa que su plan de salud costaría 65.000 millones de dólares y que se pagaría reinstituyendo los impuestos recortados por el gobierno de su antecesor, el republicano George W. Bush.
Al presentarse como un agente de cambio que arremetería contra los grupos de interés y sus amigos del statu quo en Washington, los electores depositaron en Obama una confianza que no le habían dado a ningún presidente en los últimos tiempos.
El 4 de noviembre, Obama fue elegido presidente en el Colegio Electoral por 364 votos contra 162 de su competidor, el republicano John McCain. Por eso, algunos observadores se asombran de que la presidencia y los legisladores demócratas en el Congreso no hayan podido canalizar el ímpetu manifestado en el día de las elecciones.
En cambio, sus rivales parecen ganar la batalla de las relaciones públicas, con la ayuda de encuestas que sugieren una pérdida de terreno del presidente porque, presuntamente ahora la mayoría de la gente quiere que el sistema médico se mantenga sin modificar.
Pero los medios de comunicación dieron escasa o nula información sobre quienes responden a estas encuestas y si entre ellos se encuentran los ciudadanos que carecieron de seguro médico en algún momento de 2007 y 2008, una tercera parte de los 306 millones de habitantes de este país.
A esa cifra se agregan los 25 millones de personas "subaseguradas", o sea con un seguro limitado pero no pueden pagar las cuentas médicas.
La discusión de hoy recuerda a la de los años 90, cuando Hillary Rodham Clinton, esposa del entonces presidente Bill Clinton, propuso un cambio similar en el sistema de salud.
La diferencia es que Hillary Clinton no había sido elegida por el pueblo y carecía del poder institucional que Obama posee como presidente.
El éxito de esta reforma será la prueba para cambios futuros que pretenda el gobierno de Obama dentro del sistema político.
No sorprende que las aseguradoras sean contrarias al plan por la competencia que generaría la opción pública. Pero la competencia es la base de la empresa en el libre mercado.
*Bankole Thompson es un reconocido periodista, conferencista y conductor de "Center Stage with Bankole Thompson", un programa semanal que se emite en WADL TV 38, Michigan, y que llega a más de dos millones de hogares en Detroit y Canadá.