Un equipo de científicos portugueses demostró que un fármaco antioxidante ofrece protección natural contra las formas más agresivas de paludismo, enfermedad responsable de uno de los más altos índices de mortalidad mundial.
En un artículo publicado por las revistas Ciência Hoje (Ciencia Hoy), de Portugal, y Proceedings of the National Academy of Sciences, de Estados Unidos, se detallan los importantes progresos en la investigación de los científicos del Instituto Gulbenkian de Ciencia, de Lisboa, encabezados por el doctor Miguel Soares.
La Organización Mundial de Salud (OMS) explica que el paludismo o malaria es causada por el parásito Plasmodium, que en muchas zonas del mundo se ha vuelto resistente a varios antipalúdicos. Es transmitido a través de la picadura de mosquitos anofeles hembra infectados
En el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos, causando anualmente en todo el mundo más de 10 millones de muertes de niños y niñas antes de cumplir los cinco años, la franja que constituye alrededor de 85 por ciento de los decesos por paludismo.
En África, el continente más afectado por el flagelo, concentra 90 por ciento de todos los casos. Cada 30 segundos se registra un deceso infantil debido al paludismo, enfermedad responsable por 18 por ciento de muertes de menores de cinco años, indican las estadísticas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
[related_articles]
Soares y su equipo ya habían logrado probar que el multiplicar Plasmodium dentro de los glóbulos rojos, las células que trasportan el oxígeno de los pulmones hacia los tejidos, provoca la ruptura de estas células y la liberación de la hemoglobina hacia la corriente sanguínea.
Cuando la hemoglobina libera sus grupos heme —cuatro centros de hierro a través de los cuales el oxigeno se liga a la hemoglobina—, estos grupos causan los síntomas graves de malaria.
En este nuevo estudio divulgado por Ciência Hoje, los investigadores sostienen que ratones infectados con Plasmodium producen niveles elevados de enzima hem oxigenase 1 (HO-1), que degrada los grupos heme libres, protegiendo así los ratones infectados con las formas más graves de malaria.
Además, el efecto de la enzima HO-1 puede ser mimetizado por administración del fármaco antioxidante Nacetilcisteina (NAC) a los ratones infectados.
Soares explica que "el efecto antioxidante de la enzima HO-1 hace parte del sistema de defensa natural del hospedero contra o parasita da malaria, proporciona una fuerte protección contra la enfermedad, sorprendentemente sin interferir directamente con el parasito".
"En algunos casos, la propia reacción del hospedero contra el parásito es lo que causa la muerte del primero", afirma el investigador en la publicación divulgada esta semana.
Esta conclusión abre nuevos caminos a terapias alternativas que, al contrario de los tratamientos existentes, "no interfieren directamente con el parásito y refuerzan el estado de salud del hospedero, y asegura que éste sea capaz de eliminar el parásito, sin arriesgar su propia supervivencia", garantiza Soares.
"Esta terapia será eficaz para protegerse contra formas graves de malaria, salvando vidas, sin favorecer la aparición de estirpes de parásitos resistentes", añade y explica que este avance "podrá tener implicaciones para los tratamientos de otras enfermedades de tipo inflamatorio".
En su documentación oficial, la OMS explica que, entre sus síntomas, se destacan la fiebre, las cefaleas y los vómitos, y, que de no ser combatido, el paludismo puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales.
Aproximadamente 40 por ciento de la población mundial que vive en los países más pobres está expuesta al paludismo, que cobra más de un millón de vidas anuales y otros 500 millones enferman gravemente cada año.
Los cinco Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (Palop) y la ex colonia insular lusa de Timor Oriental, en el archipiélago indonesio, hacen parte del listado de los más afectados por el paludismo.
Después de la independencia en 1974 de Guinea-Bissau, en 1975 de Angola, Cabo Verde, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe, los otros miembros del grupo Palop, y Timor Oriental en 2002, Portugal ha mantenido una vasta cooperación en el área de salud.
Esto porque "Portugal tienen una responsabilidad especial, política, histórica y ética con el grupo Palop y con Timor", explicó a IPS el doctor Jorge Torgal, director del Instituto de Higiene y Medicina Tropical de Lisboa.
Recordó que hasta las respectivas independencias, Portugal era "responsable por la salud en las entonces colonias y luego, al felizmente acabar esa situación, nuestra actividad se transformó en cooperación para el desarrollo en el área social con esos países".
Los nuevos progresos del equipo de Soares podrán servir a estos propósitos de la cooperación luso-africana, en especial en Mozambique, que con 10 por ciento de bebés que no llegan a cumplir un año cuenta con una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo, debido en primer lugar al paludismo, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Cifras comparables con la República Democrática del Congo (RDC), donde la malaria mata unas 180.000 personas por año y es la principal causa de fallecimientos en un país donde 97 por ciento de los 60 millones de habitantes vive en áreas donde el flagelo es endémico.