RELIGIÓN-SRI LANKA: La Virgen que volvió de la guerra

La estatua de la Virgen de Madhu se convirtió en un símbolo de paz y esperanza para miles de personas en Sri Lanka, convencidas de que sus poderes milagrosos la protegieron de los 30 años de la guerra civil entre separatistas tamiles y el gobierno.

Crédito: Ministerio de Defensa de Sri Lanka
Crédito: Ministerio de Defensa de Sri Lanka

En 1982, la iglesia de Madhu, en el norte de Sri Lanka, a 300 kilómetros de Colombo, quedó atrapada en el fuego cruzado entre las fuerzas del gobierno y la guerrilla separatista de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil-Eelam, lo que impidió que los devotos, sobre todo del sur, viajaran a la zona.

La guerra civil terminó en mayo, cuando los soldados vencieron a los Tigres, que en los años 70 se levantaron en armas por un estado independiente para la etnia tamil.

El 15 de agosto, día en que los católicos celebran la Asunción de la Virgen María, más de medio millón de personas se reunieron en la iglesia por primera vez desde 1982. Aproximadamente siete por ciento de los 20 millones de habitantes de Sri Lanka son católicos.

El gobierno levantó las restricciones de viaje impuestas a las personas que se trasladaban a Madhu. Los rigurosos chequeos fueron remplazados por registros que no pasan de ser una formalidad. De hecho, las autoridades habilitaron una calle nueva que evita a los viajeros pasar por un punto de control más grande, obligatorio para todos los vehículos que van hacia el norte.
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«Hace años que sabemos de Madhu, pero esta es la primera vez que vinimos. Siempre ha sido un lugar de paz. Ahora más que nunca, simboliza la paz que queremos», dijo a IPS Paul Ajith, feligrés católico de la ciudad occidental de Wennappuwa.

Devotos como Ajith creen que los poderes milagrosos de la estatua de la Virgen, de 60 centímetros y 500 años de antigüedad, la habrían protegido de los combates. La iglesia, construida en la profundidad de la selva, se encontraba en el camino de los soldados y la guerrilla de los Tigres que intentaban contenerlos en marzo y abril de 2008.

«Los combates duraron un año en la zona. En marzo del año pasado decidimos permanecer en el santuario de Madhu, pero los combates se intensificaron», explicó el sacerdote católico S. Emilianuspillai, el cuidador de la iglesia por entonces.

«Aunque los Tigres no disparaban desde el predio del santuario, era frecuente el fuego de artillería entre los dos bandos», aseguró.

En abril de 2008 las autoridades eclesiásticas decidieron retirar la estatua del santuario, por primera vez en 500 años, luego de que el 3 de abril los Tigres instalaron piezas de artillería en el predio de la iglesia, recordó Emilianuspillai.

«Queríamos salvarla. No volveremos a tener una estatua milagrosa como ésta», señaló. La imagen retornó al santuario en Madhu cinco meses después, en noviembre de 2008.

Para los millones que creen en ella, como Ajith, la Virgen de Madhu es un símbolo de esperanza y paz. «La Virgen siempre nos protegerá. Siempre ha estado con nosotros. Estuvo los 30 años de la guerra, y seguirá con nosotros para siempre», sostuvo.

En marzo de 2009 decenas de miles de personas se reunieron para rezar junto a la estatua, en su mayoría católicos y de la comunidad cingalesa, mayoritaria en el sur del país. «Han venido para experimentar la unidad entre todos nosotros», dijo el ministro metodista Tulin Colombage. «Sufrimos tanto derramamiento de sangre en los últimos 30 años, y ahora tenemos la oportunidad de hacer la paz», agregó.

La paz fue el tema de la misa celebrada el 15 de agosto. «Que la paz que comparten ustedes hoy… fluya hacia sus familias, sus trabajos, sus parroquias y sus pueblos. Es la hora de poner en práctica la justicia, primero en su vida y luego en el país», dijo el arzobispo católico Malcolm Ranjith durante su sermón.

Ranjith pidió al gobierno del presidente Mahinda Rajapaksa que facilite la reinserción en la sociedad de decenas de miles de tamiles que viven en campamentos, desplazados por los combates.

«Apelo a las autoridades pertinentes para que faciliten el reasentamiento de estas personas en sus propias aldeas. Son nuestros hermanos y hermanas. Son ciudadanos de este país», aseguró.

Al menos 280 mil desplazados permanecen en los campamentos de los distritos de Mannar, Vavuniya, Trincomalee y Jaffna. Más de 220 mil viven en la granja Menik, al este de Madhu. El gobierno impuso fuertes restricciones de acceso a los campamentos.

Se teme que ex combatientes de los Tigres se oculten entre la población civil. Para aplacar esos temores, el presidente Rajapaksa anunció que este año comenzaría el reasentamiento de 60 por ciento de los desplazados por la guerra.

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