En medio de una campaña preelectoral sin liderazgos fuertes, la aparición como probable candidata de oposición de Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente, surge como una amenaza para el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), que ella contribuyó a construir.
El globo sonda comenzó a inflarse en julio, cuando algunas encuestas de opinión internas encomendadas por el Partido Verde (PV) comenzaron a darle a la destacada militante ecologista, aún en el PT, amplias posibilidades de competencia en caso de postularse a la Presidencia de Brasil en las elecciones de octubre de 2010.
Pero ese globo comenzó a volar, y con él la imaginación de analistas y expertos en mercadotecnia política, después de que Silva, quien fue ministra de Medio Ambiente del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de 2003 a mayo pasado, anunció formalmente esta semana su desafiliación del PT.
"Fue difícil decidir salir del Partido de los Trabajadores después de una militancia de 30 años", explicó en conferencia de prensa la dirigente ambientalista, conocida inicialmente por su lucha por la defensa de la selva amazónica junto al sindicalista de la industria del caucho Chico Mendes, asesinado por terratenientes en diciembre de 1988.
"Me siento más libre para hacer la transición dentro del PV", agregó la ex ministra, quien fue invitada a ingresar a las filas de ese partido, que hoy tiene como sus principales figuras al diputado Fernando Gabeira y al músico y cantautor Gilberto Gil, quien también fue parte del equipo de gobierno de Lula como ministro de Cultura.
Silva, cuyo activismo ambiental es reconocido internacionalmente, renunció a su cargo ministerial por discrepancias con el resto del gabinete de Lula.
La gota que colmó el vaso fue un plan estratégico para la región amazónica, de donde es originaria, que contempla grandes proyectos agropecuarios y de infraestructura en detrimento de cuidados ambientales.
Discrepancias que ahora, desvinculada del PT, quedaron más claras en la carta donde la senadora anuncia su salida.
"Faltaron condiciones políticas para avanzar en el campo de visión estratégica, o sea de hacer que la cuestión ambiental se aloje en el corazón del gobierno y el conjunto de políticas públicas", reflexionó en la carta.
"Llego a la conclusión de que, tras 30 años de lucha socio-ambiental en Brasil, es el momento de no seguir tratando de convencer al PT (…) y sí de ir al encuentro de los diferentes sectores de la sociedad dispuestos a asumir entera y claramente la lucha por un Brasil justo y sustentable", agregó.
Ahora Silva, criada en una familia pobre del estado de Acre dedicada a la recolección de caucho, estudia la posibilidad de ingresar al PV, una afiliación ya anticipada por esa agrupación en su sitio de Internet para el 30 de agosto.
Esa decisión no puede demorar porque ley electoral brasileña establece un año como mínimo de permanencia en un partido para postularse como candidato a algún cargo electoral.
Liszt Vieira, un pionero en la lucha ambiental en este país junto a otros como Gabeira y el actual ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, dice entender "las decepciones" que motivaron la salida de "Marina" del PT.
"Tengo mucho respeto por ella, que es una persona admirable", explicó a IPS Vieira, quien ahora ocupa un cargo oficial del PT, la dirección del Jardín Botánico de Río de Janeiro.
"Creo que tiene fuertes razones para salir del PT porque este partido nunca incorporó la cuestión del desarrollo sustentable en su ADN", dijo el también cientista político. Vieira atribuyó esa composición genética "no verde" del PT a su origen histórico.
Nacido en el cinturón industrial del país como es el llamado ABC de la zona metropolitana de la ciudad de São Paulo, una de la principales vertientes del PT fue el movimiento sindical, vinculado a las poderosas fábricas metalúrgicas, "que en ese entonces no priorizaba la cuestión ambiental" así como a sectores marxistas que por entonces tampoco incorporaban ese discurso.
"Como diputado con la bandera ambiental yo era acusado de importar una cuestión externa de Brasil. Me decían que el ambiente era una cuestión europea. En la lucha de clases no cabía esa cuestión", recuerda.
Lo que, como a muchos otros integrantes del PT le parece "problemático" a Vieira es la eventual afiliación de Marina, como es conocida popularmente, al PV, una agrupación que se define "sin dirección política aunque unida por la bandera ambiental".
Es un partido, según Vieira, "de alquiler" en referencia a las "alianzas interesadas" con otros sectores para obtener cargos electivos.
En Río de Janeiro, por ejemplo, se alió a partidos de derecha como el Democrático, del ex alcalde Cesar Maia.
El ambientalista del PT anticipa que Silva podría afrontar también contradicciones "éticas y morales" con el PV por su plataforma de apoyo a temas polémicos, como la unión homosexual, el aborto y el apoyo a las investigaciones con células madre, debido a la opción religiosa de la ahora senadora, que es evangélica.
"Marina será una flor en un pantano", sintetizó.
Otros dentro del PT, como el ministro de Justicia, Tarso Genro, consideran que, aunque "ingenuamente", Silva "le haría el juego a la oposición" si decide disputar la presidencia por el PV, cambiando el escenario electoral.
"Marina tiene la experiencia suficiente como para saber que 90 por ciento de los apoyos que está recibiendo son contingentes dentro del proceso electoral. Gran parte de los conservadores, neoliberales, oposicionistas, antipetistas, anti-Lula, apoyarían hasta a Abimael Guzmán, de Sendero Luminoso (la insurgencia peruana) contra el PT y Lula", ironizó el ministro.
El analista político Alexandre Barros, de la consultora Early Warning, coincide en que una eventual candidatura presidencial de Silva por el PV podría sacarle votos al PT y cambiar el escenario de los candidatos mayoritarios.
En entrevista con IPS, Barros se refería así a las candidaturas todavía no oficializadas por el PT de la actual jefa de gabinete, Dilma Rousseff, la elegida de Lula, y del gobernador de São Paulo, José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) que lidera el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003).
Silva, según Barros, podría captar los votos de la izquierda y de los ambientalistas dentro y fuera del PT. "Puede entrar como candidata de la ética, de Chico Mendes, a partir de esa simpatía que generó por abandonar el gobierno porque no quería derrumbar árboles", opinó.
Vieira, por su parte, dice que es temprano para hacer predicciones políticas, pero anticipa que otros votos de "Marina" serán los de la juventud ambientalista que no se identifica ni con el PT ni con el PSDB. Considera que podría tener una influencia en la clase media de los grandes centros urbanos, con "dos banderas como la ética y la sustentabilidad".
Vieira también cree que Silva podría captar votos de los evangélicos.
Pero tanto Barros como Vieira coinciden en que la ex ministra puede "sacarle" también votos al PSDB.
"Marina no puede traer votos, pero sí puede sacar votos", sintetiza Barros al referirse a la posibilidad real de triunfo de la ambientalista. Encuestas de opinión preliminares le dan a Silva una intención de voto de tres por ciento, mientras que le otorgan 16 por ciento a Rouseff y 37 por ciento a Serra.
Silva anticipó que, en caso de postularse a la Presidencia de Brasil, llevará el discurso del desarrollo sustentable a la agenda electoral. Un argumento para el que Barros no cree que esté preparada la población brasileña, más preocupada por otros temas como empleo y violencia.
Vieira en cambio tiene expectativas en ese sentido. "Marina viene de una región pobre de la Amazonia. Por eso sabe lidiar con la cuestión social. Ella va a articular la cuestión del desarrollo sustentable con la inclusión social", anticipa.
Silva era analfabeta cuando ya adolescente salió de su aldea natal de Bagaco para estudiar en la ciudad y atenderse de una hepatitis mal curada. Trabajó como empleada doméstica y en la explotación del caucho junto a su familia campesina. Pero al cabo del tiempo estudió hasta obtener un título universitario como historiadora.
La desafiliación de la ex ministra Silva coincide con un momento delicado para el PT. Fue el mismo día que por indicación del gobierno sus representantes votaron en la Comisión de Ética del Senado por el fin de las investigaciones que pesaban sobre el presidente de ese cuerpo legislativo, José Sarney, acusado de 11 delitos de nepotismo, tráfico de influencias y desvío de recursos públicos.
Sarney, ex presidente de Brasil (1985-1990) y líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), es un importante aliado gubernamental y electoral del PT.
Podría ayudar al PT a articular alianzas en los estados en las próximas elecciones para apoyar la candidatura de Rouseff, según analizó ante la consulta de IPS Jairo Marconi Nicolau, cientista político del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro.
Constitucionalmente Lula está impedido de disputar un tercer mandato presidencial consecutivo, pero su candidata, Rouseff, que enfrenta un tratamiento por cáncer linfático, no avanza como quisiera. Marconi Nicolau, vinculado a la Facultad Candido Mendes, cree que una candidatura de Silva por el PV podría ser positiva para Brasil por contribuir a enriquecer el debate electoral.
"Lo que es novedad es que la agenda y discusión política comience a incluir el discurso del desarrollo sustentable. No como algo más sino como fundamento para la gran política económica", anticipó.
"La temporada de caza (elecciones) está abierta. Ahora todo el mundo comienza a tomar posiciones para conseguir su mejor lugar", prefirió ilustrar Barros.