PALESTINA: El taxi, una destartalada fuente laboral

Muchos palestinos de Gaza trabajan como taxistas por no poder ejercer sus profesiones originales. Y en vez de sentarse a esperar que se abran las fronteras de la franja, se las arreglan con los deteriorados automóviles que tienen, o intentan conseguir repuestos clandestinamente.

Salleh se pregunta cómo pagará el repuesto que necesita para el automóvil que compró en el mercado negro que opera mediante túneles subterráneos.

"Cuesta alrededor de 1.000 dólares. Antes del sitio (impuesto por Israel), habría costado entre 500 y 1.000 shekels (unos 134 a 267 dólares). En cualquier caso tenía que comprarlo. Es necesario mantener el auto cuando uno lo usa todo el tiempo", explicó.

Este padre de cinco hijos conduce uno de los muchos taxis decadentes de Gaza, trabajando las 24 horas pero ganando apenas lo suficiente para sobrevivir.

"Trabajo día y noche, pero solamente por 20 shekels (cinco dólares), o a veces 50 (13,4 dólares) por día. Eso apenas alcanza para comprar alimentos y satisfacer las necesidades de mis hijos", señaló.
[related_articles]
Salleh enumeró los otros gastos que su magro salario no logra cubrir. "No puedo pagar una licencia o seguro para mi automóvil, porque eso es muy caro. He pasado cuatro años sin ellos. Si tengo un accidente, puedo ir a la cárcel por no contar con ninguna de las dos cosas", dijo.

El traductor Rami Dawoud, que trabaja en el Ministerio de Transporte, destacó que esa cartera ofrece descuentos a algunas personas cuya situación financiera es desesperada. Pero una licencia cuesta 100 shekels (27 dólares), y un seguro 1.500 (unos 400 dólares) o más, y por lo tanto están fuera del alcance de muchos como Salleh, cuyos ingresos no le alcanzan para llegar a fin de mes.

Aunque ha pasado medio año desde el ataque militar que Israel llevó a cabo contra Gaza entre el 27 de diciembre y el 17 de enero, Salleh, como muchos otros palestinos, no ha podido reparar los daños.

"No puedo reemplazar las ventanas y puertas de mi casa, que se rompieron durante la guerra. En Gaza no se pueden hallar (esos artículos), y si fueron ingresadas a través de los túneles son demasiado costosas", señaló.

Como debe pagar una deuda, necesita un seguro y tiene que cubrir los gastos diarios, el conductor considera ahora otras maneras de ganar dinero. "Tal vez tenga que vender la única joya de mi esposa para pagar las cuentas. Tal vez tenga que vender nuestro refrigerador y televisión. Así podría obtener 700 shekels", equivalentes a 187 dólares, dijo.

Salleh no es el único con estas preocupaciones financieras. "Todos los conductores tienen problemas, ya sea para conseguir repuestos para los automóviles, como para ganar suficiente dinero, o incluso para dar el cambio correcto. Yo tengo dificultades todos los días a causa del cambio; ya casi no hay monedas de medio shekel (13 centavos de dólar) en Gaza", relató.

Esta escasez es parte de la crisis de la divisa inducida por el sitio, que está afectando a todos los palestinos de Gaza.

"A algunos clientes no les importa el cambio. A otros les doy elementos que valgan medio shekel, como chicle o pañuelos de papel", explicó Salleh.

Igual, "algunos quieren el medio shekel… Tal vez son estudiantes, desempleados o pobres, así que lo necesitan. Pero ¿qué puedo hacer si no puedo hallar esas monedas?", planteó.

Awad Zarga mantiene a los ocho miembros de su familia. Dos de sus hijos están en la universidad. "Cada semestre cuesta 400 dólares por estudiante. Mis hijos necesitan 10 shekels (2,7 dólares) por día para ir y volver de la universidad y para sus gastos", dijo.

Zarga conduce un taxi con el que, en un buen día, gana 50 shekels (13,4 dólares). A los cinco minutos de empezar a conducir, el vehículo se para dos veces. "Es la gasolina egipcia. No es buena", sostuvo.

Pero este combustible que llega a través de los túneles es más barato: se consigue a 2,5 shekels (67 centavos de dólar) el litro. Cuando se permite el ingreso de combustible israelí a Gaza, cuesta seis shekels (1,6 dólares) por litro.

La ruta de Zarga lo hace recorrer algunas de las calles de Gaza que están en peor estado, con pozos y necesitando ser repavimentadas. Muchas de las carreteras de la franja están sin reparar o fueron destrozadas por los tanques y aplanadoras israelíes durante la guerra.

Issam conduce un automóvil en mal estado. Láminas de plástico roto reemplazan al vidrio trasero. El humo de la gasolina barata se filtra hacia adentro del vehículo. El parabrisas tiene dos grandes rajaduras, que dificultan ver hacia afuera. En puertas y superficies hay adheridos pedazos de cinta para unir de algún modo todos los elementos.

La puerta izquierda trasera debe abrirse desde el exterior. Y el encendido ha dejado de funcionar, lo que significa que cada vez que el taxi se prende o se apaga es necesario unir manualmente los cables que le permitan arrancar.

"Nosotros pagamos un alquiler. Todo lo que gano lo usamos para cubrir ese gasto, así como nuestras necesidades cotidianas. Sueño con poseer y cultivar mi propia tierra, pero con este dinero eso es imposible", expresó.

Bajo el sitio israelí a Gaza, la importación de repuestos para todo tipo de maquinaria —incluidos automóviles— se frenó ampliamente, excepto la clandestina, a través de los túneles. Los que se consiguen son caros y de mala calidad.

Rami Dawoud confirmó que en los últimos tres años no se ha permitido el ingreso a Gaza de ningún auto, ni nuevo ni usado.

Actualmente, en la franja hay unos 45.000 automóviles, de los cuales muchos están gastados, dañados, necesitando repuestos que no están disponibles en Gaza, o están en las últimas.

Según el Ministerio de Transporte, durante la guerra resultaron dañados 1.197 autos, mientras que otros 565 fueron completamente destruidos.

"Los únicos vehículos nuevos que conseguimos en los últimos tres años fueron donaciones de los convoys que ingresaban a Gaza o de otros partidarios del exterior. Obteníamos autopartes de Cisjordania, de Egipto y de Israel. Pero ya no", dijo Dawoud.

Nabil, habitante del centro de Gaza, conduce solamente por la noche. "No puedo pagar el seguro y me preocupa que, si manejo durante el día, la policía me pare y se lleve mi auto", explicó.

Antes de que fueran selladas las fronteras entre Gaza e Israel, Nabil trabajaba como taxista en el Estado judío. Cuando no tuvo más opción que hallar trabajo en la destruida economía de la franja, decidió, como muchos otros, conducir un taxi. Y es que el de taxista es uno de los pocos trabajos que quedan.

El vehículo de 25 años que compró por 1.200 dólares le alcanza para desempeñar su tarea, pero requiere mantenimiento.

Este padre de 18 hijos se las arregla con los 40 o 50 shekels (entre 11 y 13,4 dólares) que puede ganar por noche. Y debe gastar aproximadamente 200 shekels (53 dólares) mensuales en mantenimiento del auto y combustible.

"Cuando los policías me paran, yo les pregunto: '¿Cómo puedo pagar el seguro? ¿Dónde conseguiré el dinero? Apenas puedo alimentar a mis hijos", declaró.

Nabil tampoco puede pagar sus facturas de agua y electricidad, ni las sillas de ruedas que necesitan sus mellizos discapacitados de 18 años. Trece de sus hijos van a la escuela, lo que a lo largo del año le genera diferentes gastos. Otros cuatro a veces trabajan con los pescadores. En un día de buenas capturas pueden llevar a casa otros 20 shekels para cubrir las necesidades familiares.

Si Nabil pudiera elegir asumiría cualquier tipo de empleo, dijo. "Simplemente quiero trabajar sin tener problemas con la policía, por ejemplo en la construcción", expresó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe