Cansadas de reclamar por la despenalización del aborto, principal causa de muerte materna en Argentina, una red de activistas feministas lanzó una línea telefónica que asesora a las mujeres sobre una práctica sin riesgos ni intervención profesional: la interrupción del embarazo con medicamentos.
"Acercamos a las mujeres información avalada por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia", explicó a IPS Verónica Marsano, integrante de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, la articulación responsable de la iniciativa.
La información indica que la droga misoprostol puede ser utilizada por las mujeres para interrumpir un embarazo no deseado hasta la semana nueve de gestación, con más de 80 por ciento de efectividad y en forma segura. "El riesgo es de uno por ciento y nunca es de muerte", aseguró Marsano, capacitada para esta acción.
Desde su lanzamiento a fines de julio, la línea, que funciona todos los días, recibe alrededor de 15 llamadas diarias de los más diversos rincones del país.
La experiencia, respaldada por la organización internacional holandesa Mujeres sobre las Olas, se puso en marcha en junio de 2008 en Ecuador, también mediante una línea telefónica atendida desde la Coordinadora Juvenil por la Equidad de Género. En ese país, pese a ser una práctica ilegal, se realizan 95.000 abortos por año.
Ante los buenos resultados obtenidos por la difusión de la información en Ecuador, Chile siguió sus pasos en mayo de este año, bajo la responsabilidad de la Red de Salud de las Mujeres. En ese país, donde el aborto inducido está penalizado sin excepción alguna, se calcula que hay entre 120.000 y 160.000 interrupciones al año.
En Uruguay, el asesoramiento para la utilización de misoprostol funciona desde 2001 en la consejería pre y post aborto del estatal Hospital Pereira Rossell, de Montevideo. También en Argentina, el servicio de Adolescencia del estatal Hospital Argerich da consejo médico en Buenos Aires sobre la opción del medicamento.
Pero la idea de la red de activistas de lanzar un número telefónico de asesoramiento permite que más mujeres, desde cualquier lugar del país y sin necesidad de trasladarse a un hospital, puedan recibir la información que les permita tomar la mejor decisión. "Nosotras no damos asesoramiento sino información", aclaró Marsano.
De todos modos, se manejan con un protocolo elaborado por expertos y tienen un comité de médicos que las asesoran.
En entrevista con IPS, la médica Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigaciones sobre la Mujer, consideró que "el aborto medicamentoso es un importante avance. Es un método menos cruento e invasivo, que no requiere manipulación quirúrgica ni anestesia".
Según Bianco, "en todos los países del mundo ha demostrado ser muy útil para disminuir los riesgo de muerte y complicaciones para las mujeres", aseguró. Además, destacó la ventaja de que pueda ser usado "en forma reservada y sin tener que pedir la intervención profesional".
Las activistas de la red fueron capacitadas por médicos de Mujeres sobre las Olas, la entidad conocida por un barco que realiza abortos en aguas internacionales cerca de países que mantienen prohibida esa práctica.
Las mujeres preparadas para atender el servicio informan acerca de cómo conseguir la droga -diseñada para afecciones gástricas— sin receta médica, la dosis que se debe ingerir para obtener el resultado esperado, la forma en que opera el misoprostol en el organismo y las posibles complicaciones.
Los riesgos y la experiencia son similares a los de un aborto espontáneo, argumentan. Contracciones, pérdidas y eventualmente náuseas, vómitos o diarrea. La red recomienda a las mujeres realizarse antes una ecografía para determinar el tiempo de gestación y para descartar un embarazo fuera de útero.
"Nuestro objetivo de fondo es incidir en la discusión sobre la necesidad de despenalizar el aborto, pero mientras tanto ofrecemos información sobre esta práctica que está muy extendida, porque es parte del objetivo para reducir la mortalidad materna que las mujeres accedan a la información", explicó Marsano.
En Argentina, el aborto es ilegal y está penalizado con cárcel, salvo cuando el embarazo es fruto de una violación, la madre corre peligro de muerte o la gestante "es idiota o demente".
Pero cada año se producen en este país entre 460.000 y 600.000 interrupciones voluntarias del embarazo, según el informe "Estimación de la magnitud del aborto inducido en Argentina, elaborado por expertas de la Universidad de Buenos Aires y del Centro de Estudios de Población.
Según el libro "El aborto en debate", de la periodista especializada en temas de mujeres Mariana Carbajal, en este país cada hora egresan del hospital público siete mujeres que estuvieron internadas por complicaciones derivadas del aborto. Pero esto muestra apenas la punta del iceberg de una práctica mucho más extendida, dice.
Desde hace 25 años, las complicaciones por aborto son la principal causa de muerte materna. En la última medición la tasa fue de 48 muertes de mujeres por cada 100.000 nacidos vivos, un indicador que está lejos del Objetivo de Desarrollo para el Milenio (ODM), aprobado por los gobiernos en 2000 en la Organización de las Naciones Unidas.
El ODM vinculado a la salud de las mujeres compromete al Estado a bajar a un tercio la actual mortalidad materna para 2015. "El Estado tiene que cumplir esta meta porque las muertes por aborto son evitables. Nosotras estamos apenas cumpliendo un rol que debería tener el Estado si quisiera alcanzar el objetivo", afirmó Marsano.
Pero al margen de la falta de políticas públicas, los médicos observan que el número de internaciones descendió en los últimos años debido al misoprostol, que se difunde "boca a boca" entre mujeres, explicó a Carbajal la médica Estela Acosta de la Maternidad Ana Goitía de Avellaneda, en la zona metropolitana al sur de la ciudad de Buenos Aires.
"Para nosotros es realmente un alivio. Antes venían infectadas, con riesgo de muerte o de pérdida del útero o los ovarios", dijo Acosta. Con el acceso a estas drogas que expelen el embarazo se reducen las internaciones y riesgos, detalló.
Una estimación similar hizo el médico Ricardo Cuevas, del servicio de Ginecología del Hospital Soria de la noroccidental provincia de Jujuy. El número de internaciones por aborto bajó 50 por ciento desde 2002 debido al misoprostol y también a la difusión y mejor acceso a los anticonceptivos, declaró para el libro.
De todos modos, esto sería un atajo para lograr una intervención segura. Tanto Bianco como Marsano sostuvieron que el movimiento de mujeres deberá seguir bregando por la despenalización del aborto.
O, al menos, las mujeres organizadas deben exigir que se atienda en los hospitales los abortos inducidos que la propia ley despenaliza como excepción, porque en la práctica mujeres incluidas en supuestos no punibles han tenido que recurrir a la Justicia para lograr interrumpir su embarazo.