«Es posible, hasta probable, que (el presidente iraní Mahmoud) Ahmadineyad hubiera ganado las elecciones limpiamente», dijo el conocido activista y lingüista estadounidense Noam Chomsky. «Pero parecería que los clérigos no quisieron correr el riesgo».
Chomsky, profesor del Massachusetts Institute of Technology, habló por videoconferencia en un seminario celebrado en la ciudad de Atlanta para analizar las polémicas elecciones presidenciales del 12 de junio en el contexto de la historia política de Irán en los últimos 50 años.
El seminario, convocado el sábado 29 por la Facultad de Derecho de la Universidad Emory y una organización de estudiantes iraníes, reunió en esta capital del sudoriental estado de Georgia a profesores universitarios y otros expertos sobre la política del país asiático.
El 12 de junio, Ahmadineyad se aseguró un segundo mandato consecutivo al alzarse con 63 por ciento de los votos y vencer al líder opositor Mir Hussein Moussavi y a otros dos contrincantes. Pero la velocidad del escrutinio y las acusaciones de fraude electoral generaron dudas sobre la validez de la elección, no solo entre muchos iraníes sino también en países del Norte industrializado.
Walter R. Mebane, Jr., profesor de ciencia política y estadística de la Universidad de Michigan, compiló un análisis estadístico de los comicios. "Parecería que los votos vienen de otro lado. La explicación más sencilla es el relleno de urnas", dijo.
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"La velocidad con que se contaron los votos
indicó a los iraníes que las cosas no eran tan transparentes", sostuvo Juan Cole, profesor de historia de la Universidad de Michigan y especialista en Medio Oriente.
"La evidencia apunta con mucha fuerza a la hipótesis del fraude", dijo Mebane, si bien reconoció que es necesaria una investigación más profunda para llegar a una conclusión.
Hamid Dabashi, profesor de Estudios Iraníes de la Universidad de Columbia, estimó que Ahmadineyad forma parte de un sistema bien atrincherado que no es fácil de cambiar. "Por más arregladas que pudieran haber estado las elecciones, hay gente que habría votado por Ahmadineyad", sostuvo.
No obstante, cientos de miles de personas protestaron en las calles de Teherán y el resto del país contra el resultado de los comicios.
"Los medios occidentales mostraron a gente muy enojada", comentó Shirin Ebadi, abogada y defensora de los derechos humanos que ganó el premio Nobel de la Paz en 2003. "Sin embargo, tras las elecciones, el mundo descubrió la naturaleza pacífica del pueblo iraní y cuán civilizado puede ser en el reclamo de sus derechos".
Varios de los panelistas coincidieron en que las protestas trascendieron la justicia de las elecciones para exigir el respeto por los derechos humanos y civiles. "La gente se opuso a este tipo de elección porque sostiene que se recortaron los derechos del pueblo", dijo Ebadi.
"Son pacíficos, reclaman por sus libertades civiles", dijo Dabashi. "Todo comenzó con la pregunta ¿y mi voto dónde está?".
Mientras las protestas arreciaban, el opositor Moussavi presentó una queja formal ante el Consejo de Guardianes el 14 de junio porque, sostenía, habían desaparecido 14 millones de votos sin contar.
El líder supremo de la República islámica, el ayatolá Ali Jamenei, anunció al día siguiente que se investigarían las acusaciones de fraude, un proceso que llevaría entre siete y 10 días. El 16 de junio el Consejo de Guardianes anunció el recuento de los votos.
El organismo electoral concluyó el recuento parcial el 29 de junio y declaró vencedor a Ahmadineyad. En ese lapso, el gobierno reprimió con violencia a los manifestantes mediante el uso de armas de fuego contra las multitudes, el arresto de los disidentes, la restricción del acceso a los medios de comunicación y la disolución de las reuniones en las calles, lo cual se denunció en otros países.
"Según la Constitución si la gente se manifiesta por medios pacíficos está en su derecho y nadie puede impedirlo", afirmó Ebadi. "La decisión del gobierno de no permitir (las protestas) y arrogarse el derecho de dispersar las manifestaciones fue totalmente errónea".
La represión causó la muerte a 32 personas, según cifras oficiales, pero esa cantidad podría ser mucho mayor, afirmó el director de la región sur de Amnistía Internacional Estados Unidos, Jared Feuer.
Los detenidos fueron torturados para obligarlos a confesar, denunció Feuer. "La tortura se utiliza para obligar a la gente a decir lo que el gobierno quiere", agregó. Algunos de los detenidos fueron agredidos sexualmente y sometidos a violación, explicó Ebadi.
El diario británico The Guardian reportó que hasta el 17 de junio 17.500 manifestantes había sido detenidos, entre ellos políticos reformistas como el fundador de la Organización Muyahidín de la Revolución Islámica, Behzad Nabavi, el líder del Frente de Participación Islámica de Irán, Mohsen Mirdamadi, y el hermano del ex presidente Mohammad Jatami, Mohammad Reza Jatami, que después recuperó la libertad.
"Los abusos fueron intencionales y empleados como una manifestación de fuerza. Pero con el tiempo se hicieron a puertas cerradas", dijo Feuer.
Mohammad Reza Habibi, el fiscal de la provincia central de Isfahan, dijo el 18 de junio que quienes estuvieran detrás de los disturbios electorales podrían sufrir la pena capital, según la agencia de noticias Reuters.
"Advertimos a los escasos elementos controlados por extranjeros que intentan perturbar la seguridad nacional a través de la incitación a la destrucción y a cometer incendios intencionales, que la pena del código penal islámico para estas personas que le hacen la guerra a Dios es la ejecución", declaró Habibi.
En un discurso pronunciado en Teherán el viernes 28, Ahmadineyad solicitó a la justicia iraní que procese a sus rivales políticos por haber cuestionado su victoria, informó el diario The New York Times. "Hay que tratar con decisión a quienes organizaron, incitaron y llevaron a cabo los planes del enemigo", alegó el mandatario.
Entre el 12 de junio y el 5 de agosto fueron ejecutadas un promedio diario de dos personas, y el día de la investidura de Ahmadineyad, el 5, se llevaron a cabo 24 ejecuciones.
"Si se cometen violaciones contra los derechos humanos en Irán, eso se sabrá, se denunciará y habrá consecuencias", advirtió Feuer. Es necesario acusar, procesar y retirar de sus cargos de poder a los responsables de los abusos, agregó.
Ebadi pidió al gobierno iraní que cese las golpizas, el uso de armas de fuego y los arrestos, y que ponga en libertad a quienes tomaron parte en las protestas e indemnice a las víctimas de la represión.
"Debe haber una reelección supervisada por observadores electorales internacionales", expresó, aunque no cree que el cambio se produzca a la brevedad.
"Si alguien le dice que este régimen va a cambiar en los próximos días o meses, no le preste atención", recomendó.