Un icono de la democracia filipina, cuya inesperada llegada al gobierno en 1986 introdujo en el léxico político el nombre de Poder Popular. Una presidenta renuente y una sobreviviente a seis intentos de golpe de Estado. Una fuerza moral, famosa por su terquedad incluso en el error. Todo eso fue Corazón Aquino.
Esas son algunas de las formas en que los filipinos recuerdan a la ex presidenta Aquino (1986-1992), quien falleció en la madrugada de este sábado a la edad de 76 años, tras una dura batalla contra el cáncer de colon.
Para muchos en este país de Asia sudoriental con más de 90 millones de habitantes, esta viuda que condujo un movimiento popular contra el dictador Ferdinand Marcos (1965-1986) y fue catapultada al poder en un alzamiento masivo e incruento, ella era simplemente "Tita Cory" (Tía Cory).
"Fue la única de los presidentes a la que llamamos 'tía', porque fue la única realmente cercana a nuestros corazones", musitó una mujer que llegó al parque donde fueron llevados inicialmente sus restos este sábado.
Más tarde, bajo una lluvia de papel picado amarillo, el cuerpo de Aquino fue trasladado al gimnasio del colegio La Salle para el velatorio público, antes del funeral privado que se celebrará este miércoles. Miles de personas, muchas de ellas vestidas de ese mismo color que la identificaba, se agruparon allí en la tarde este sábado.
Las banderas ondearon a media asta y se celebraron misas en iglesias de todo este país mayoritariamente católico.
La presidenta Gloria Macapagal Arroyo declaró 10 días de duelo nacional. Pero la familia Aquino decidió no aceptar los acostumbrados funerales con honores de Estado.
La muerte de Aquino, convertida en simple ciudadana desde que dejó la Presidencia en 1992, no fue una sorpresa, pues su enfermedad se había agravado en las últimas semanas. Pero sí ha puesto a reflexionar a la ciudadanía sobre el estado de la democracia y la política nacionales.
La transición de Aquino de simple esposa de Benigno, el principal opositor de Marcos, a presidenta se inició en 1983.
En un contexto nacional de dificultades económicas y una creciente rebelión comunista contra la dictadura, la rabia popular se profundizó con el asesinato de Benigno Aquino en el aeropuerto de Manila, el 21 de agosto de 1983, cuando retornaba del exilio.
En los años siguientes, la oposición creció. En los comicios de febrero de 1986, los filipinos encontraron en Cory Aquino el símbolo que buscaban para poner fin a la dictadura de más de 20 años. Pero Marcos se hizo reelegir presidente gracias a un inocultable fraude.
En apenas cuatro días de ese mes de febrero —la revuelta del Poder Popular— los principales jefes militares retiraron su apoyo a Marcos. Millones de personas inundaron las calles de la capital, reclamando su renuncia. El día 25, con el visto bueno del gobierno de Estados Unidos, el dictador escapó al exilio en Hawai.
Aquino ejerció la primera magistratura por seis años, en los cuales supervisó la redacción de una nueva Constitución, restauró las instituciones democráticas y reinstauró el Congreso, que Marcos había disuelto bajo la ley marcial, comenzó el proceso de recuperar miles de millones de dólares que el dictador había transferido a su fortuna personal, y puso en vigor la libertad de expresión.
Tuvo sus críticos, desde los que le reclamaban que adoptara reformas más radicales hasta los que le achacaban no tener pasta de presidenta.
Pero, mirado en retrospectiva, el legado de Aquino fue mucho más allá de esas críticas, y se asentó en su integridad, afirman algunos.
"Aquino simbolizará siempre la pureza, el sutil poder de las causas justas y la forma en que la transparencia y rectitud de ciertas luchas puede conseguir que una mujer dedicada a la vida hogareña se imponga a poderosos tiranos", dijo a IPS el legislador de la cámara baja Teodoro Casino.
Siendo estudiante y activista, Casino se sintió decepcionado por la incapacidad de Aquino para abordar cambios sociales y económicos. Pero "sus fracasos, que me dejaron frustrado y decepcionado, siempre empalidecerán ante el singular triunfo del Poder Popular", reconoció.
Como él, la profesora de la Universidad de Filipinas y activista contra la dictadura Pamela Fernández critica aspectos de la Presidencia de Aquino, por ejemplo que no adoptara una genuina reforma agraria. Sin embargo, "ella es parte de la realización del destino de nuestra nación", opinó, "por el papel que jugó en la restauración de las instituciones democráticas".
El legado de Aquino "fue su ascendencia moral, su intachable integridad y su sincero amor por nuestro país", opinó el gobernador de la central provincia de Cebu, Gwen García. "Estuviéramos o no de acuerdo con lo que hacía, sabíamos que amaba a Filipinas y creía sinceramente en que hacía lo correcto".
Retirada de la vida política, Aquino estableció una fundación dedicada a ayudar a los pobres con instrumentos de microfinanzas y formación para el empoderamiento. También se dedicó a pintar.
Se mantuvo alejada de la política. Pero a fines del año pasado provocó un escándalo cuando le pidió disculpas al ex presidente Joseph Estrada (1998-2001) por haber apoyado en 2001 un movimiento popular para deponerlo del cargo, debido a acusaciones de corrupción.
"Todos cometemos errores, así que por favor perdóneme", le dijo a Estrada. Sus seguidores afirmaron más tarde que sus palabras habían sido malinterpretadas.
Aquino también criticó a la actual mandataria Pacapagal Arroyo, a quien pidió que renunciara en 2005, cuando se presentaron denuncias de fraude electoral contra ella.
Llovía copiosamente en la capital filipina este sábado cuando uno de los hijos de Aquino, el senador Benigno Aquino, llamado igual que su asesinado padre, anunció su muerte. Una trabajadora doméstica de unos 40 años, Norma Nicol, rompió en llanto. "Llueve. Todos lloran porque Cory ha muerto", dijo.