Una ceremonia realizada en el antiguo campo de concentración de Auschwitz, Polonia, para rendir homenaje al medio millón de sintis y romas asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se convirtió en un recordatorio de las amenazas que estas personas continúan enfrentando en toda Europa.
Estas amenazas se volvieron evidentes al día siguiente (el lunes), con el asesinato de una mujer sinti en su casa de la aldea húngara de Kisleta, 230 kilómetros al oriente de Budapest.
Su hija de 13 años fue herida en el ataque. La policía de Budapest dijo que en los últimos 12 meses ocurrieron por lo menos 16 atentados contra miembros de las comunidades sinti y roma.
Los romas son un pueblo que ha estado migrando por Europa desde el siglo XIV. Los sintis son una rama de este grupo, y viven principalmente en Alemania y Austria. Se estima que en Europa hay 12 millones de romas y sintis.
Ambos, popularmente conocidos como gitanos, constituyen la minoría étnica más grande de Europa, y han soportado el racismo y la discriminación durante siglos.
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La ceremonia del 2 de este mes se realizó porque en esa fecha, pero de 1944, las fuerzas nazis mataron a 2.800 detenidos de las comunidades sinti y roma —entre ellos niños, mujeres y ancianos— en las cámaras de gas de Auschwitz.
El campo de concentración de Auschwitz —en realidad un enorme complejo de varios campos— fue construido por los alemanes en 1940, en las afueras de la meridional ciudad polaca de Oswiecim. Luego ésta adoptó el nombre que la convertiría en símbolo mundial de muerte.
A tres kilómetros de ese sector principal en 1941 se sumó un segundo, el de Birkenau (Auschwitz II), que se transformó en el de mayor tamaño y fue donde murieron más gitanos.
Entre otros varios sectores también se destacó el campo de Buna (Auschwitz III), inaugurado en 1942 a seis kilómetros del central.
En el acto del domingo, delegados sintis y romas hablaron sobre el significado de Auschwitz-Birkenau en la historia del racismo europeo contra los gitanos.
"Para nosotros, los sintis y los romas, ambos campos de concentración constituyen un símbolo de la aflicción y la muerte de cientos de miles de nuestros familiares", dijo Roman Kwiatkowski, presidente de la Unión Polaca de Sintis y Romas.
Los miembros de las dos comunidades en toda Europa están "unidos por el recuerdo de los crímenes" cometidos por los nazis en su contra, agregó.
Kwiatkowski y otros dirigentes romas llamaron a los gobiernos europeos a proteger a los gitanos del racismo, y a apoyar su desarrollo económico.
"Todas las fuerzas políticas de Europa deben proscribir el racismo contra este grupo, como lo han hecho con el antisemitismo", dijo en la ceremonia Romani Rose, presidente del consejo central alemán de romas y sintis.
"Incluso los partidos centristas usan mal los clichés racistas e imágenes distorsionadas de nuestro pueblo para cazar votos", añadió.
La discriminación que enfrentan los romas quedó en evidencia durante el propio acto de Auschwitz. Éste casi fue cancelado luego que el gobierno polaco retiró una donación de 25.000 euros (36.124 dólares). Sin embargo, la comunidad judía polaca fue en su rescate.
"Cuando oí que el gobierno polaco había retirado su apoyo financiero para la conmemoración de los sintis y los romas, inmediatamente tomé el teléfono", dijo a IPS Piotr Kadlcik, presidente de la comunidad judía de Polonia.
"No podemos permitir que un momento como la conmemoración del 2 de agosto caiga en el olvido", sostuvo.
Kadlcik llamó a amigos y organizaciones y los persuadió de donar dinero para la ceremonia.
"Normalmente, los romas y los sintis gustamos sólo cuando cantamos y bailamos", dijo Kwiatkowski.
"Así que cuando llamó Piotr Kadlcik, y luego sus amigos, y dijeron que tenían del dinero, me puse muy feliz. Es maravilloso saber que en Polonia todavía hay alguna gente con corazón y decencia, que nos permitió recordar a nuestros muertos", agregó.
Los gobiernos e instituciones de Europa son conscientes de la situación de los sintis y los romas. Numerosos informes del Consejo de Europa —una organización independiente que reúne a 47 naciones y promueve los derechos humanos— y la Unión Europea (UE) han señalado en los últimos años que los gitanos continúan viviendo en la indigencia, y que son víctimas de discriminación y persecución.
"En la mayoría de los países (europeos), las poblaciones (sintis y romas) enfrentan considerables obstáculos para el goce de los derechos básicos, especialmente en las áreas del acceso a la atención de la salud, vivienda, educación y empleo, y a menudo son afectados por la pobreza de modo desproporcionado", señaló el Consejo de Europa en un informe de 2005.
"La discriminación y el racismo, que también resultan en violencia, son problemas serios en todo el continente, y presentan un impedimento importante para el pleno disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales", añadió.
Esos reportes hicieron que en septiembre de 2008 la UE convocara a una conferencia sobre los sintis y los romas.
El presidente de la Comisión Europea —rama ejecutiva de la UE—, José Manuel Durão Barroso, dijo que las condiciones de vida de estas comunidades eran "dramáticas", pero señaló que sus problemas no podrían solucionarse desde Bruselas, capital de la UE.
En cambio, planteó que los estados debían actuar individualmente para frenar la discriminación y aliviar la pobreza.
Pero pocas actitudes han cambiado a raíz de esos pedidos y conmemoraciones. El mismo fin de semana en que los delegados europeos se reunieron en Auschwitz para condenar el racismo y la discriminación contra los sintis y romas, en el central pueblo alemán de Diedenbergen la población se quejó de que estaban llegando demasiados gitanos.
Unos 200 sintis y romas se habían congregado allí para participar en una ceremonia religiosa. Los visitantes se quedaron en carromatos que estacionaron en un campo cercano, y aparentemente ignoraron las regulaciones sobre higiene.
El alcalde del lugar, Klaus Ernst, se quejó de que "el olor llegaba a Hofheim", una aldea ubicada a cuatro kilómetros de la suya.
Los retretes portátiles instalados por los sintis y los romas no pudieron usarse porque habían sido destrozados.