Funcionarios occidentales filtraron datos a dos agencias de noticias buscando presionar al director saliente de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Mohammad ElBaradei, para que incluya un sumario de inteligencia sobre las pretensiones belicistas del programa nuclear de Irán en un informe que se presentará esta semana.
El fin de las presiones parece ser desacreditar la Estimación Nacional de Inteligencia, fechada en noviembre de 2007 que concluyó que Irán había dejado de intentar obtener un arma nuclear en 2003.
El artículo de la agencia Reuters, firmado por su corresponsal ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Louis Charbonneau, sostuvo que "varios" funcionarios de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania habían dicho que la AIEA tenía "información creíble", según la cual el informe de inteligencia estadounidense de 2007 era "incorrecto".
La credibilidad de la Estimación Nacional de Inteligencia es particularmente delicada en este momento, porque Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania se preparan para mantener duras negociaciones con Rusia y China a comienzos de septiembre sobre el programa nuclear iraní.
El artículo de Charbonneau y otro firmado por e corresponsal de Associated Press (AP) en Viena, George Jahn, ambos publicados el 20 de este mes, muestran cómo noticias basadas en filtraciones de fuentes que persiguen una agenda propia, sin ningún esfuerzo por reconfirmar los datos ni brindar contexto, pueden tergiversar un tema.
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Reflejando la actitud hostil del cuarteto de gobiernos occidentales e Israel hacia ElBaradei, las noticias sugerían que el titular de la AIEA era culpable de encubrimiento, por negarse a publicar información que estaba en su poder desde septiembre de 2008 y que demostraba, presuntamente, que Irán siguió trabajando para desarrollar armas nucleares.
Charbonneau se refirió sin mayor análisis a acusaciones estadounidenses e israelíes de que ElBaradei restó importancia al asunto para "debilitar la campaña de sanciones de Estados Unidos" contra Irán.
Jahn explicó que la negativa de ElBaradei a publicar el resumen de inteligencia era una consecuencia de su ansiedad por "evitar medidas que pudieran endurecer la ya enorme intransigencia iraní para cooperar con la agencia" y de su preocupación a que eso ampliara las posibilidades de un ataque de Estados Unidos o Israel contra instalaciones iraníes.
Además, Jahn sugirió que en el pasado ElBaradei había expresado indisimuladas críticas sobre las políticas de Estados Unidos, y que algunas de sus declaraciones sobre Israel y Gaza fueron vistas por Occidente como "abiertamente políticas".
Las tensiones entre ElBaradei y el gobierno de George W. Bush (2001-2009) estuvieron directamente relacionadas con su declaración pública de marzo de 2003, cuando sostuvo que los documentos sobre presuntos esfuerzos iraquíes para obtener uranio de Níger no eran auténticos, cosa que había advertido en forma privada a la Casa Blanca, sin obtener respuesta.
En ese mes, marzo de 2003, Washington inició su guerra contra Iraq, argumentando que ese país tenía arsenales de armas de destrucción masiva jamás encontrados.
Charbonneau citó a un "alto diplomático occidental" afirmando que parte de la información que los cuatro países occidentales querían que se publicara en el informe de la AIEA se relaciona con documentos de inteligencia sobre un presunto programa iraní de investigación para desarrollar armas nucleares.
La AIEA se ha referido a este programa diciendo que se trata de "presuntos estudios".
Lo que ahora reclama la coalición anti-ElBaradei, como confirma el informe de Charbonneau, es que el jerarca de la AIEA adjunte un informe elaborado por el Departamento de Salvaguardias de la agencia que refleje el punto de vista del cuarteto y de Israel sobre este tema, como un "anexo" al reporte.
Lo que AP y Reuters no informaron es que durante mucho tiempo ha existido una profunda división dentro de la AIEA, entre quienes defienden los documentos sobre los "presuntos estudios" —liderados por el jefe del Departamento de Salvaguardias, Olli Heinonen— y quienes dudan de su autenticidad.
Las dudas de los escépticos se vieron reforzadas el año pasado, cuando salieron a la luz nuevas evidencias indicando que algunos de los documentos clave fueron inventados o falsificados para apoyar la acusación contra Irán.
Una fuente diplomática radicada en Viena y cercana a la AIEA dijo a IPS que el motivo por el que ElBaradei nunca aprobó los documentos sobre los "presuntos estudios" es que estos no cumplían con sus rigurosos estándares para ser catalogados como pruebas.
Estados Unidos y otros países se negaron a entregar esos documentos a la AIEA, porque ElBaradei había insistido en que toda documentación sobre los "presuntos estudios" debía ser autenticada y compartida con Irán.
Los funcionarios estadounidenses, apoyados por Israel, replicaron que permitir que Irán estudiara minuciosamente los documentos comprometería "fuentes y métodos" de inteligencia, según una fuente estadounidense.
El más importante de los documentos negados a la AIEA e Irán es una carta de una página enviada por una firma iraní de ingenieros a una empresa privada de ese país, Kimia Maadan, a la que se identifica como participante en el presunto proyecto de armas de su país.
Se señala que la misiva contiene anotaciones manuscritas que se refieren a estudios sobre el rediseño de un vehículo para misiles, y por lo tanto es una evidencia fundamental para sostener la autenticidad de los documentos sobre misiles.
Sin embargo, Irán le entregó a la AIEA una copia de la misma carta de mayo de 2003 sin ninguna anotación manuscrita en ella, como confirmó Heinonen en febrero de 2008 a los estados miembros de la agencia.
Eso indica que la copia de la misiva con los agregados manuscritos fue fabricada a fin de demostrar que Irán estaba trabajando en armas nucleares.
Hubo otros problemas con documentos que mostraban un plan para instalar una planta de conversión de "sal verde", que fueron atribuidos a Kimia Maadan y de los que se dijo que eran parte del proyecto militar de desarrollo de armas atómicas.
Según un informe de la AIEA del 22 de febrero de 2008, Irán presentó evidencias a esa agencia que mostraban que Kimia Maadan había sido creada en 2000 únicamente para planear y construir una planta de procesamiento de mineral de uranio por contrato con la agencia de energía atómica civil de Irán. Y que cuando cerró sus puertas, en 2003, atravesaba dificultades económicas.
La AIEA, que estuvo investigando si la empresa trabajaba para los militares iraníes, como denunciaron Estados Unidos y otros países occidentales, declaró en su informe de febrero de 2008 que "esta cuestión ya no es relevante en esta etapa".
Además, Irán señaló que los documentos que aludían a una planta de conversión de "sal verde" tenían "errores técnicos", y Heinonen, de la AIEA, debió reconocer ese punto en su conferencia de febrero de 2008.
Al salir a la luz esta información, algunos funcionarios de la AIEA sostuvieron en privado que ahora la agencia debería declarar públicamente que no puede autenticar los documentos, según una fuente de Viena cercana a la agencia atómica.
Jahn, de AP, citó como otra evidencia de las intenciones de Irán de manufacturar armas nucleares su presunta negativa a cooperar con los pedidos de la AIEA de instalar más cámaras en la central nuclear de Natanz.
Sin embargo, funcionarios de la AIEA revelaron el 20 de este mes que Irán había accedido a un mayor control con cámaras en esa planta.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.