DDHH-CAMBOYA: Crímenes del Jemer Rojo a todo color

El tribunal que juzga a Kaing Guek Eav, destacado dirigente del régimen del Jemer Rojo (1975-1979) de Camboya y conocido como camarada Duch, escuchó duros relatos en las últimas semanas de querellantes sobre cómo el asesinato de sus seres queridos les arruinó la vida.

A la francesa Martine Lefeuvre, casada con el diplomático camboyano Ouk Keth, le tocó declarar el 17 de este mes.

Invitado por el gobierno del Jemer Rojo, Ouk Keth regresó a Phnom Penh en 1977 a colaborar con la reconstrucción del país, pero fue inmediatamente detenido, torturado durante seis meses y asesinado en la tristemente célebre prisión de Tuol Sleng, conocida también como S-21, que dirigía Duch (pronunciado Doik).

El importante dirigente del Jemer Rojo es el primero que será procesado por las Cámaras Extraordinarias en las Cortes de Camboya, un tribunal especial que cuenta con respaldado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Puede ser condenado a cadena perpetua por crímenes de guerra y contra la humanidad, además de homicidio y tortura.

Al no tener ninguna información sobre el paradero de su marido, Lefeuvre relató al tribunal cómo lo buscó durante varios años.
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En 1980, un amigo de la familia que había estado en un campamento de refugiados en la frontera con Tailandia le dijo que había visto el nombre de Ouk Keth en la lista de personas asesinadas en la S-21.

La prisión fue creada en un centro de enseñanza secundaria convertido por el Jemer Rojo en centro de detención y torturas en 1975.

Ouk Keth fue una de las más de 15.000 personas que se cree fueron torturadas y ejecutadas en Tuol Sleng ("colina del árbol envenenado", en jemer).

Lefeuvre volvió a Francia con sus dos hijos pequeños.

"Tuve que decirle a mis hijos que crecerían sin su papito", relató con voz quebrada. "Mi hijo, que tenía siete años, y mi hija, que tenía cuatro y medio, me preguntaban todos los días ‘¿Viste a papito? ¿Lo vamos a ver de vuelta?’ Tuve que responderles que no, que nunca volverían a ver a su papito".

La mayoría de los testimonios son desgarradores y las experiencias sufridas explican por qué muy pocos camboyanos quieren hablar de lo ocurrido durante el régimen del Jemer Rojo en los años 70.

Se estima que murieron unas dos millones de personas en ese periodo, uno de los más sanguinarios de la historia contemporánea.

Informar a los camboyanos sobre lo ocurrido en los años 70 es uno de los cometidos clave de las Cámaras Extraordinarias, señaló Reach Sambath, director de la oficina de asuntos públicos del tribunal.

Es un gran desafío para este país en el que alrededor de 85 por ciento de la población vive en zonas rurales y tiene altos índices de analfabetismo. El tribunal tiene distintas formas para difundir el desarrollo de los juicios, señaló Reach Sambath.

Una de ellas es llevar a personas de todo el país a la sala de sesiones, con 500 asientos. A mediados de este mes, más de 17.000 camboyanos habían presenciado audiencias del proceso.

La oficina de asuntos públicos, que funciona con limitados recursos, también produce material que distribuye por Internet y en la misma sala de sesiones. Pero, sin duda, lo más eficaz en términos cuantitativos es difundir las audiencias y el trabajo del tribunal por radio y televisión.

Las sesiones diarias se difunden en vivo por televisión nacional. Pero como la gente no puede pasar frente al aparato cuatro días a la semana, se creó un programa especial que ha tenido un éxito sorprendente.

El programa semanal de media hora, financiado principalmente por la embajada de Gran Bretaña, es totalmente independiente de la oficina de asuntos públicos del tribunal. La red de televisión de Camboya lo difunde todos los lunes en el horario central del mediodía y lo repite al día siguiente.

El responsable del programa, Matthew Robinson, de la productora Jemer Mekong Films, señaló que entre dos y tres millones de personas lo ven todas las semanas, una porción importante de los 15 millones de habitantes que tiene este país de Asia sudoriental.

Tiene un formato sencillo, explicó Robinson, experimentado productor y director británico que reside en Phnom Penh: dos presentadores y un invitado analizan los hechos ocurridos la semana anterior.

Su objetivo es ofrecer un resumen conciso del juicio de Duch, que comenzó el 17 de febrero de este año, explicó Neth Pheaktra, uno de los presentadores.

"En los 24 minutos que dura el programa presentamos un resumen, la agenda del juicio y los puntos clave presentados por los testigos, la defensa y los jueces", añadió.

Cuando se discutía el formato, comentó Robinson, uno de los asuntos clave era cómo crear un programa que fuera relativamente fácil de hacer y que resultara atractivo para el público objetivo: población rural sin mucha educación.

"Pusimos todo en un molde bastante dinámico y en un lenguaje comprensible que interesara a nuestra audiencia para que en poco tiempo supieran lo más importante del trabajo realizado por el tribunal cada semana", explicó.

Los guionistas se aseguran de que el lenguaje sea lo más simple posible, apuntó Ung Chan Sophea, el otro presentador, aun para explicar la compleja jerga legal que caracteriza a los procesos judiciales, lo que la emisión diaria de las sesiones, obviamente, no puede abarcar.

En una pequeña cafetería de Phnom Penh, Mao Sophea señaló que disfruta mucho del análisis del juicio que brinda la emisión.

"Es un buen programa y los presentadores son excelentes", señaló. "Pero para ser sincero, no he escuchado muchos comentarios al respecto, la mayoría de las personas prefieren ver la programación habitual".

Otro cliente, Lah Yum, contó que rara vez lo ve. "Normalmente estoy dormido en ese horario". Pero algunos de sus amigos sí lo ven.

A medida que el juicio llega a su fin, su interés se centra en algo más. Quieren saber las consecuencias que tendrán el proceso y el veredicto final para quienes perdieron seres queridos durante el brutal régimen del Jemer Rojo.

"Quieren saber cómo el tribunal logrará que haya justicia para las familias de las víctimas", subrayó.

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