Reunidos durante dos días, los gobernantes de México, Estados Unidos y Canadá no lograron relanzar la relación entre los tres países norteamericanos.
El presidente de México, el conservador Felipe Calderón, no obtuvo respuestas positivas sobre la situación de millones de inmigrantes que permanecen sin permiso de residencia en Estados Unidos, ni aval para el ingreso de camiones mexicanos a suelo estadounidense ni la supresión de visados a los viajeros mexicanos, exigidos desde el mes pasado por Canadá.
Calderón recibió el respaldo de su homólogo estadounidense, Barack Obama, en su lucha contra el tráfico ilegal de drogas y la posibilidad de estructurar una estrategia común contra la influenza humana A/H1N1.
"Tengo confianza en la administración del presidente Calderón para respetar la ley sin violar los derechos humanos, lo hemos hablado en reuniones bilaterales y sé que tendrá buenos resultados", dijo Obama en la rueda de prensa que puso fin al encuentro de este lunes, de unas dos horas, con el mandatario mexicano y el conservador primer ministro canadiense Stephen Harper.
La estrategia ejecutada por Calderón desde su investidura, en diciembre de 2006, se centra en el despliegue de unos 45.000 soldados y miles de policías para combatir a las mafias de la droga. Pero ha recibido duras críticas y denuncias de violaciones a derechos humanos cometidas durante las operaciones.
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Por ello, el Senado de Estados Unidos mantiene bloqueado 15 por ciento, equivalente a 100 millones de dólares, de la llamada Iniciativa Mérida, un paquete de asistencia específica para el combate al narcotráfico en México, América Central y República Dominicana, valuado en 1.400 millones, a entregar en tres años e iniciado en 2008.
El plan fue aprobado durante la gestión del ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush (2001-2009).
El Congreso legislativo estadounidense dispuso que la liberación de ese 15 por ciento esté condicionada a una certificación extendida por el Departamento de Estado (cancillería) sobre el respeto a los derechos humanos de los países beneficiarios.
En la declaración oficial de la cumbre, escenificada en la noroccidental ciudad de Guadalajara, a unos 550 kilómetros de la capital mexicana, también Harper apoyó el combate a los carteles de la droga.
El primer ministro canadiense informó de que su país destinará 15 millones de dólares para contribuir a esta guerra en México y en otras naciones del continente.
"No hubo ningún tema que involucrara directamente a México. El partido estuvo en nuestra cancha, pero fuimos únicamente invitados. Además, estamos inmersos en el tema de seguridad", dijo a IPS el estudioso Ignacio Martínez, coordinador del Centro de Relaciones Internacionales de la estatal Universidad Autónoma de México.
La agenda de los dos días de trabajos se centró en asuntos económicos y de seguridad y también incluyó migración, cambio climático, la influenza A/H1N1, la crisis en Honduras y la imposición canadiense de visas a los viajeros mexicanos.
En materia migratoria, Obama, quien asumió el cargo en enero, descartó una reforma a corto plazo que beneficie a entre 10 millones y 12 millones de indocumentados de origen latinoamericano, de los cuales siete millones son mexicanos.
El Congreso estadounidense está concentrado primordialmente en las reformas energética, sanitaria y financiera. Obama dijo esperar que "antes de fin de año tendremos un proyecto de ley para la reforma inmigratoria y proponentes que la impulsen en la Cámara de Representantes y el Senado", con el fin de eliminar un sistema que "no es justo".
Para la analista mexicana Ana Salazar, "podríamos decir que fue una cumbre aburrida, por lo tanto exitosa en términos de ir construyendo a largo plazo una América del Norte más próspera".
En cuestiones sanitarias, los gobernantes pactaron "incrementar nuestras capacidades de salud pública y facilitar el intercambio eficiente de información" sobre la gripe A/H1N1 ante la amenaza de un rebrote cuando llegue el invierno boreal en el último trimestre de 2009.
"El A/H1N1 regresará este invierno, nos estamos preparando los tres países para enfrentar responsablemente esta contingencia y minimizar su impacto para nuestros pueblos", declaró Calderón en la conferencia de prensa.
La pandemia surgió en México y Estados Unidos en abril, y a la fecha ha ocasionado 162.380 contagios registrados y 1.154 muertes en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. México tiene 146 fallecimientos y 17.416 casos comprobados de la enfermedad.
Obama tampoco ofreció garantías sobre cuándo se levantarían las barreras al ingreso de camiones mexicanos a territorio estadounidense. En marzo, el Congreso de su país canceló un programa piloto de acceso al transporte de carga. En respuesta, México respondió con la imposición de aranceles por 2.400 millones de dólares a un listado de productos estadounidenses.
El libre acceso al transporte de carga debió producirse en 1995, acorde con los plazos previstos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, más conocido como Nafta, por sus siglas en inglés), vigente desde 1994, y del cual Canadá, Estados Unidos y México son socios.
En ese aspecto, los gobernantes convinieron en la promoción del respeto a los derechos laborales y ambientales contenidos en acuerdos paralelos al cuerpo del TLCAN, con lo cual quedó descartada una revisión de ese tratado, que Obama había prometido en su campaña electoral de 2008 y que era rechazada por el gobierno mexicano.
En forma paralela, sesionó el Foro Trinacional Alterno, que reunió a organizaciones no gubernamentales y sociales de los tres países, unidas bajo un lema elocuente: "Quince años de fracaso económico y más pobreza son suficientes: Ya es tiempo de renegociar el TLCAN con participación de la sociedad".
Calderón fracasó también en su intento de que Canadá diera marcha atrás en su decisión de imponer visados a los visitantes mexicanos y de la República Checa, que aplica desde el 14 de julio bajo el argumento de una inmanejable cantidad de solicitudes de asilo político de ciudadanos de esos países.
En suma, la cumbre anual evidenció la incapacidad de México para influir en las decisiones de política externa de sus vecinos regionales.
"Parecería que no existe en México una posición clara de cuál debería ser la relación con Estados Unidos a mediano y largo plazo. No hay nada que debilite más en la mesa de negociación que llegar con una posición en donde no hay claridad para negociar" dijo Salazar a IPS.
"No sabemos cuáles son las prioridades de política exterior para este segundo periodo de Calderón", opinó Martínez, en alusión al último tramo del mandato del presidente mexicano, que concluirá en 2012.
La primera cumbre norteamericana se celebró en marzo de 2005, cuando sesionaron en Waco —en el estado estadounidense de Texas, fronterizo con México— Bush y los entonces gobernantes Vicente Fox (2000-2006), de México, y Paul Martin, de Canadá (2003-2006). La reunión de 2010 se llevará a cabo en ese último país.