Se espera que la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Rusia de este lunes al miércoles sirva para concretar mejoras significativas, aunque limitadas, en las problemáticas relaciones entre ambos países.
Obama ha hablado de una buena comunicación con el presidente de Rusia, Dmitry Medvedev, pero también ha señalado al primer ministro de este país, Vladimir Putin, como un líder con un pie en el pasado.
Sandra Fernandes, investigadora asociada del Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS, por sus siglas en inglés) en Bruselas, cree que la cumbre Obama-Medvedev logrará particulares avances en materia de tratados nucleares.
"La controversia sobre los armamentos nucleares ha sido un factor serio en el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, pero la dificultad real es el vínculo entre ésta y otras disputas relacionadas con la seguridad", dijo Fernandes a IPS.
Los temas principales son el proyecto de Estados Unidos de extender su defensa con misiles en Europa, y el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en la misma región, explicó.
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La ampliación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia las ex repúblicas soviéticas de Georgia y Ucrania también está influyendo en las conversaciones sobre la reducción de armas, añadió.
Rusia, que ahora tiene dificultades para depender de armamentos convencionales, ve a su sistema de disuasión nuclear como una fuente de seguridad.
"Un escudo de misiles disuadiría su capacidad de tomar represalias en un segundo ataque, o incluso destruiría en el primero. Si se considera que las únicas armas confiables son las nucleares, entonces la capacidad de disuadir es fundamental", sostuvo Fernandes.
La cuestión inmediata es una extensión del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o Start I, o el lanzamiento de un Start II con nuevos límites más bajos a la cantidad de armas.
El Start II fue firmado en 1993, pero no ha sido implementado porque Rusia se retiró del mismo inmediatamente después de que Estados Unidos se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos en 2002.
El nuevo gobierno de Obama ha usado varias veces el término "volver a cero" a propósito de los vínculos entre Moscú y Washington.
En marzo, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Clinton, le presentó a su par ruso, Sergey Lavrov, una caja amarilla con un gran botón rojo para volver a poner en marcha las relaciones. En esa ocasión, la esposa del ex presidente Hill Clinton (1993-2001) le pidió a Lavrov que pulsara ese botón junto a ella.
Obama y Medvedev accedieron a iniciar las conversaciones en su primera reunión, que tuvo lugar en abril en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes en Londres.
Las primeras dos rondas de negociaciones sobre desarme tuvieron lugar el 19 y 20 de mayo en Moscú, y del 1 al 3 de junio en Ginebra.
El equipo de negociadores estadounidenses fue liderado por la secretaria de Estado adjunta, Rose Gottemoeller, mientras que la delegación rusa estuvo presidida por Anatoly Antonov, director del Departamento de Seguridad y Desarme del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Medvedev dijo que cualquier recorte estratégico de armas solamente sería posible si Estados Unidos aborda las preocupaciones de Rusia a propósito de los planes estadounidenses de tener un escudo de misiles basado en la República Checa y en Polonia.
El ejército estadounidense reiteró su compromiso con la defensa con misiles, citando las crecientes amenazas de Corea del Norte e Irán, pero sugirió que los planes de tener una base europea pueden cambiar.
El secretario de Defensa, Robert Gates, sugirió que las instalaciones rusas pueden ser parte del sistema de defensa con misiles, pero Rusia rechazó esta idea, diciendo que podría no haber una asociación para "construir instalaciones esencialmente diseñadas para contrarrestar a las fuerzas de disuasión estratégica de Rusia".
Según un informe publicado en abril por el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense, desde el 1 de enero Rusia tiene 3.909 ojivas nucleares y 814 vehículos de distribución, lo cual incluye misiles balísticos intercontinentales basados en tierra y lanzados desde submarinos, así como bombarderos estratégicos.
El reporte señaló que Estados Unidos tenía 5.576 ojivas y 1.198 vehículos de distribución.
Rusia, que propuso un nuevo acuerdo de reducción de armas en 2005, espera que Estados Unidos acceda a un acuerdo que restringirá no sólo la cantidad de ojivas nucleares, sino que también pondrá límites a los vehículos de distribución.
Algunos analistas esperan apenas un resultado limitado de la visita de Obama.
"Es improbable que las conversaciones resuelvan todas las controversias que rodean al propuesto tratado de armas estratégicas, pero deberían eliminar algunos obstáculos y crear la base para una posible resolución de las dificultades que quedan", dijo a IPS Ted Galen Carpenter, del Instituto Cato, basado en Washington.
"La reunión debería mejorar más la atmósfera de las negociaciones", opinó.
"Es poco práctico prohibir todas las armas espaciales en este momento, y el tratado no debería intentar hacer eso. Aunque Rusia y Estados Unidos se pongan de acuerdo en tal disposición, no es seguro que China y otras potencias se abstengan de desplegar esas armas en el futuro", agregó.