Desbordado por nuevos escándalos de corrupción, nepotismo, y abuso de poder, el Senado de Brasil se ha convertido en una especie de «mercado a futuro» de las elecciones de 2010.
Se trata de un mercado al que ya apuestan sus acciones los "operadores" de la democracia: gobernantes y legisladores, del oficialismo y de la oposición.
Este "mercado a futuro" se instala en la capital del país, Brasilia, muy lejos de la Bolsa de Valores de Sao Paulo, donde las acciones suben y bajan por otros motivos tanto o menos previsibles que los que rigen la política local.
Desde su estructura edilicia palaciega sesentista, el Senado también se aleja de los tradicionales mercados callejeros brasileños, donde se venden y compran a gritos frutas exóticas, casi toda la biodiversidad de verduras y legumbres, y variedades de pescados y mariscos.
No obstante, según el analista político Alexandre Cardoso, autor de esa metáfora financiero-republicana, todos conjugan políticamente los mismos verbos: negociar, poner precio, derrumbar o entronizar valores en alta o en baja, liquidar, etcétera.
"Es un mercado a futuro lo que ocurre en el Senado. Cuando faltan menos de dos años para las elecciones, el Congreso no juega para hoy sino para el 2010", ilustró Cardoso, de la Universidad UNIEURO de Brasilia y de la consultoría política Early Warning, en entrevista con IPS.
Una trama que, según el analista, tendría como objetivo final de la oposición "debilitar" al presidente del Senado, y ex presidente de Brasil, Jose Sarney (1985-1990), y reducir la fuerza de la alianza de su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) con el Partido de los Trabajadores (PT), del presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Sin mayoría en el Senado, el PT precisa del PMDB —con mayoría en esa cámara— para aprobar proyectos políticos fundamentales para su gobierno y "encajonar" otros que lo perjudican o no le interesan, como explicó a IPS María Celina DAraujo, del Centro de Estudios y Documentación de Historia Contemporánea de Brasil, de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
En contrapartida, Sarney, como tradicional caudillo del PMDB, contaría con la fuerza necesaria para articular alianzas y apoyos en los estados donde tiene poder, y así favorecer a la candidata de Lula a la presidencia para las próximas elecciones generales, su jefa de gabinete, Dilma Rousseff. Sin Lula como candidato —impedido constitucionalmente para una segunda reelección consecutiva— será difícil para el PT repetir los triunfos arrolladores del pasado "porque tiene el carisma personal que Dilma no tiene", sostuvo DAraujo.
Los esfuerzos para que Sarney renuncie a la presidencia del Senado, o por lo menos para que se tome vacaciones lejos de la desértica Brasilia según Lula un intento de la oposición de asumir la dirección de la cámarase intensifican. Los titulares de los diarios en las últimas semanas se llenaron de revelaciones que van desde centenares de nombramientos secretos hasta pagos por obras y compras no bien explicadas en el Senado.
Esto se suma a escándalos previos en la cámara alta sobre patrimonios millonarios no declarados y abuso de privilegios como la adquisición de pasajes aéreos de los senadores para novias, esposas, y amantes.
Las denuncias periodísticas señalan a Sarney como uno de los principales beneficiados de los nombramientos secretos, aun cuando muchos de los indicados todavía no han asumido esos cargos.
En esas irregularidades habrían resultado privilegiados desde el mayordomo de su hija la gobernadora del nororiental estado de Maranhao y ex senadora Roseana Sarney— hasta su nieto, José Cordeiro Sarney, quien tendría el poder de otorgar créditos a funcionarios del Senado a través de una agencia.
Se trata de una "campaña mediática para golpearme", se defendió Sarney.
Las denuncias llevaron a partidos de la oposición a pedir su renuncia. Entre otros, el conservador Demócratas, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), y el izquierdista Partido Socialismo y Libertad, que promueve la creación de una comisión de ética para investigar a Sarney.
Pero lo que sorprendió fue el lugar protagónico que asumió Lula para defender a Sarney y minimizar las denuncias en su contra, incluso enfrentándose a su propio partido, que prefiere no ser tan frontal en la defensa del ex presidente, representante de un tipo de dinastía política fuerte en el norte pobre de Brasil.
El PMDB de Sarney, nacido en los años 80 y conformado por una especie de "federación" de liderazgos regionales, no es un partido interesado en tener presidentes, según el analista político Ricardo Ismael, de la Pontificia Universidad Católica (PUC).
Es un partido que ha funcionado históricamente con gran fuerza en el Congreso actualmente tiene la mayoría en el Senado— como "fiel de la balanza", como el interlocutor "importante para la gobernabilidad", con quien todo el que llega al poder tiene que negociar".
En otras palabras —las de Cardoso , es un partido en el que "es un buen negocio" estar, porque su fuerza legislativa puede "presionar" para "ocupar ministerios donde hay mas dinero", como el de Transportes o el de Minas y Energía, que tienen mucho presupuesto para hacer obras.
Por eso según coinciden DAraujo e Ismael, Lula se encuentra en un laberinto sin salida.
La candidatura de Dilma necesita del apoyo de otro gran partido que "tenga la maquina electoral", o sea, "recursos públicos".
"Si Lula no defiende a Sarney, el PMDB probablemente va a pedir un muy alto precio por el apoyo al PT, y Lula puede terminar como rehén de ese partido.", interpretó la analista de la FGV.
"O apoya a Sarney o pierde el apoyo del Senado", sintetizó.
El Senado siempre ha sido el "talón de Aquiles" de Lula. Si asume la presidencia de esa cámara el PSDB, "podría causarle mas problemas", opinó Ismael.
"Una ruptura con Sarney representaría un alejamiento del PMDB en apoyo a Dilma", y con ello quedaría comprometida la posibilidad de seguir en el gobierno en las elecciones del 2010, subrayó.
La fórmula para el éxito electoral y la continuidad política parece irrebatible, pero al mismo tiempo delicada para Lula. Haya habido o no una maniobra electoral a través de los medios, el escándalo del Senado se derramó de las páginas de los diarios hacia Internet, donde se informa el electorado joven.
Y resulta cada vez mas difícil explicar para el PT, un partido que nació bajo el signo de la izquierda, por qué apoya a un tradicional caudillo conservador y para colmo ahora envuelto en el escándalo.
Tampoco es simple justificar cómo ese partido aceptó utilizar los mismos mecanismos de negociación política que en el pasado criticaba: el de "jugar con los contrapesos" del sistema partidario, según define Cardoso.
Comunidades como las creadas en Twitter o en Facebook —entre otros sitios de redes sociales en Internet impulsan el lema "fuera Sarney", o la consigna "basta de farra a nuestra costa". El grupo llamado "Piratas del Twitter" cuenta incluso con el apoyo de estrellas de la televisión y de la música.
Ismael llamó la atención sobre este riesgo. La nueva generación esta reaccionando con sus propios medios a una "forma de hacer política patrimonialista y tradicional", por eso "canaliza su rabia e insatisfacción ante los desmanes que quedaron en evidencia", opinó . Se trataría de un PT "mas pragmático", pero que con situaciones como ésta, "se desgasta ante la opinión pública y ante la propia izquierda", agrega. Argumentos que también tendrían como fondo un peso económico importante, según Cardoso. "Ahora, con una inflación mas baja, las personas saben cuánto cuestan las cosas y están mas sensibles a situaciones que antes pasaban por desapercibidas, y quieren saber a dónde van sus impuestos", sostuvo. La opinión pública, que dejó de ser un abstracto, estaría hoy "más sensible a los gastos y desperdicios" de sus gobernantes.