Medios de comunicación y periodistas serbios están en la mira por su responsabilidad en las guerras de secesión de la hoy desaparecida Yugoslavia, que acabaron con más de 100.000 vidas.
"Estamos estudiando la influencia de ciertos medios de comunicación serbios en los crímenes de guerra cometidos en las guerras de 1991 a 1995", dijo a IPS Bruno Vekaric, portavoz de la oficina especial de la fiscalía especial creada para procesar esos delitos.
"El análisis se concentra en el clima imperante en los medios en esos años", precisó.
El estudio de la responsabilidad penal de los medios de comunicación comenzó el año pasado, después de un juicio en que varias personas fueron halladas culpables de la ejecución de unos 200 prisioneros de guerra croatas en la oriental localidad de Vukovar, Croacia, en 1991.
"Una de esas personas declaró directamente que después de ver las noticias en la televisión salió 'a darle su merecido a esos croatas'", señaló Vekaric.
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Varios periódicos y canales de televisión de Serbia difundieron el mismo día una noticia falsa: que 40 niños y niñas serbios habían sido asesinados por croatas. Los prisioneros de guerra fueron ejecutados pocos días después de que la localidad croata cayera en manos serbias.
Muchos de los procesados por crímenes de guerra y decenas de testigos mencionaron versiones de prensa como desencadenantes de su rabia y de su deseo de venganza.
"No pretendemos perseguir periodistas, sino establecer si existen elementos para considerar su responsabilidad penal", precisó Vekaric.
La Asociación Independiente de Periodistas de Serbia (NUNS) presentó este mes pruebas a la fiscalía contra cuatro grandes empresas de comunicación y sus jefes de noticias por "instigar al odio interétnico, discurso racista y belicismo que derivaron en atrocidades y crímenes de guerra en Croacia y Bosnia-Herzegovina".
Los medios involucrados son Radio y Televisión de Serbia (RTS), de Belgrado, Radio y Televisión de Vojvodina (RTV) de la septentrional ciudad serbia de Novi Sad, el periódico más viejo de este país Politika, y el de mayor tiraje, Vecernje Novosti.
Las acusaciones presentadas por NUNS no identifican a personas, sino que se limitan a mostrar imágenes de archivo y ejemplares de periódicos.
"No mencionamos el asunto porque queramos condenarlos, mandarlos a prisión o perjudicarlos de alguna otra manera", dijo a IPS Nadezda Gace, de NUNS.
"Es un esfuerzo por recuperar la dignidad de la profesión y limpiar la imagen sucia con la que han sido asociados los serbios en los últimos años. Sin eso, presente y futuro se desdibujan", añadió.
Muchos periodistas y directores de medios de prensa de los años 90 siguen ejerciendo la profesión y parecen haber cambiado de bando desde 2000, cuando el régimen de Slobodan Milosevic (1941-2006) cayó tras un levantamiento popular cuando ejercía la presidencia de la Federación Yugoslava.
Milosevic, quien gobernó Serbia desde 1989 hasta su caída, falleció en 2006 en una cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
Algunos periodistas fueron despedidos, pero después de muchos años unos cuantos volvieron a ocupar cargos encumbrados.
El ex presidente serbio lanzó un ataque contra los países vecinos para "defender los intereses nacionales de los serbios fuera de Serbia", es decir en Croacia y Bosnia-Herzegovina.
Pero NUNS tiene sus detractores.
"No le corresponde a la fiscalía definir criterios periodísticos", señaló la presidenta de la Asociación de Periodistas (UNS), Ljiljana Smajlovic. Existen organismos de control de los medios de comunicación, apuntó.
"Ocho periodistas fueron expulsados de UNS por tratar de convertir a los medios en una maquinaria propagandística en los años 90", añadió.
Las actuaciones de la oficina para crímenes de guerra de la fiscalía y las acciones de NUNS tienen un "especial sentido de la oportunidad", sostuvo. "No queda claro por qué actúan ahora. Les va a ser muy difícil probar que ciertas versiones periodísticas fueron las desencadenantes" de los hechos.
Las diferencias entre las dos organizaciones de periodistas reflejan la profunda división dentro de la sociedad serbia en relación con los penosos hechos de los años 90.
NUNS fue fundada en 1994 por periodistas independientes, la mayoría de ellos contrarios a la guerra y opositores a Milosevic.
UNS era la asociación oficial de periodistas cuando terminó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y muchos de sus integrantes respaldaron el régimen de Milosevic y trabajaron en medios oficiales o favorables al gobierno, como los cuatro que figuran en la lista de NUNS.
No es la primera vez que se enjuicia a periodistas por su responsabilidad indirecta en genocidios y macares en el mundo.
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, ubicado en la septentrional localidad tanzana de Arusha, condenó a tres periodistas por su papel en las masacres ocurridas en ese país africano en 1994.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el fundador de un periódico alemán fue condenado a muerte en los juicios de Nuremberg contra criminales de guerra nazi.
Medios de comunicación que cometieron abusos fueron calificados de "armas" en las acusaciones contra varios altos funcionarios serbios procesados por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, creado por mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 1993.
Los fallos de Arusha brindan "mecanismos y bases" para procesar a los periodistas serbios involucrados en la propaganda que generó un clima propicio para la comisión de crímenes de guerra, lo que los convierte en cómplices, según la especialista en derecho internacional Vesna Rakic Vodinelic.