El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, descartó viajar este martes a reunirse con funcionarios de Washington, como había trascendido, y acusó a sectores empresariales y políticos que sustentan la dictadura de Roberto Micheletti de preparar un ataque para asesinarlo.
"No tengo planes esta semana para ir a Washington y si ellos quieren hablar conmigo, que vengan entonces aquí", dijo Zelaya en tono irritado desde la norteña ciudad nicaragüense de Ocotal, a 25 kilómetros de distancia del paso fronterizo con Honduras de Las Manos, donde pernocta desde el fin de semana.
"Parece que los golpistas están molestos por la resistencia y ahora me quieren asesinar, pero ya hice la lista de mis asesinos en una carta y he autorizado a que se divulgue si algo me pasa; miren, si me matan, el pueblo me vengará y no quedará piedra sobre piedra en Honduras", advirtió.
"Ya me alertaron y si algo me pasa, dejé escrita una carta donde denuncio a 10 empresarios que controlan el país de ser parte de este magnicidio", añadió.
"El pueblo debe buscarlos y hacer justicia, ellos (empresarios y políticos) quieren planificar un magnicidio en mi contra, pero no les tengo miedo, yo estoy aquí organizando la resistencia", reiteró en rueda de prensa transmitida por una radio local en Tegucigalpa.
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Mientras, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, José Miguel Insulza, y funcionarios del gobierno de Estados Unidos señalan que es inconveniente la presencia de Zelaya en la frontera entre Nicaragua y Honduras, pues entienden que aún hay margen en la mediación emprendida por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, para recuperar la democracia.
Al respecto, el gobierno de Estados Unidos invitó a Zelaya a concurrir a Washington para analizar posibles soluciones al cumplirse este martes un mes del golpe militar que lo desalojó del gobierno en la madrugada del 28 de junio y fue enviado al exterior en ropa de dormir.
Pero el presidente derrocado desechó la invitación y dijo que esta semana no se va a "mover de la frontera", pues estoy organizando la resistencia y no tengo planes de ir a Washington". "Si quieren hablar conmigo, que vengan aquí", retó.
Para el analista político Matías Funes, los cambios de discurso y actitudes de Zelaya "son producto de su patastera (enredadera) ideológica, donde sólo un sector de la izquierda cree que él es revolucionario".
"Zelaya es un hombre que nació en cuna de oro y lo que tiene es una megalomanía y una confusión que se manifiesta en todas sus acciones", cuestionó ante IPS.
REPUBLICANOS DE GOLPE
Quienes sí viajaron fueron los legisladores estadounidense Connie Mack y Brian P. Bilbray, del opositor Partido Republicano, y se entrevistaron en Tegucigalpa el fin de semana con autoridades del régimen.
La visita fue para "enterarme directamente de la situación, escuchando a los miembros del gobierno de Honduras, así como del avance las conversaciones en Costa Rica", dijo Mack, miembro de más alto rango de los republicanos en el Subcomité sobre el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes.
"Es importante recordar que la remoción de Zelaya no fue un golpe militar. La Corte Suprema, el fiscal general, el parlamento y el pueblo tenían derecho a confrontarlo, pues contravino la ley y destrozó la Constitución", agregó.
"Es vergonzoso que Mack se rebaje a apoyar a las autoridades de facto, cuando Estados Unidos ha dicho que lo ocurrido fue ilegal, y fue un golpe de Estado", dijo a IPS Vicki Gass, responsable del programa de derechos y desarrollo de la Oficina en Washington sobre América Latina (WOLA por sus siglas en inglés), un centro de estudios sobre la política de esta región.
"Lamentablemente, esto alimenta las especulaciones de que Estados Unidos estuvo detrás del golpe. Esto es justamente lo opuesto a la imagen que (el presidente Barack) Obama ha intentado crear sobre el papel estadounidense en la región", añadió.
Mientras se sucedían estos contactos políticos en Tegucigalpa en la zona donde aguarda el mandatario depuesto fue asesinado con arma blanca un joven de 24 años, identificado como Pedro Muñoz, residente en un barrio de la capital del país y seguidor del presidente Zelaya.
Los manifestantes acusaron de la muerte a la policía, que según testigo lo había detenido poco tiempo antes, pero oficialmente ese cuerpo de seguridad niega los cargos y que la víctima hubiera estado entre los detenidos en las redadas realizadas horas antes.
El joven Muñoz fue enterrado el domingo en un cementerio de Tegucigalpa y los dirigentes del Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado lo declararon "héroe de la resistencia", tras afirmar que su "sangre no quedará impune".
Los primeros datos ofrecidos por los cuerpos de socorro y organizaciones de derechos humanos indican que el fin de semana hubo al menos 42 detenciones en los estados fronterizos de El Paraíso y Choluteca, entre los que destaca la de la ministra de Trabajo del gobierno de Zelaya, Mayra Mejía, cuando intentaba cruzar hacia Nicaragua.
REGRESOS FRUSTRADOS
Zelaya intentó ingresar a Honduras el viernes por el paso de Las Manos, pero se quedó en la franja neutral que comparten ambos países tras ser advertido por un coronel de su país a cargo de un contingente militar de la zona que si ingresaba sería capturado y puesto a la orden la justicia, ya que había una orden en su contra al respecto.
Acompañado del canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, quien se ha convertido en su fiel acólito desde la última semana, Zelaya retornó entonces a la comunidad de Ocotal y el sábado regresó a la frontera, pero ya no intentó cruzarla, sino que anunció la instalación de un campamento que no se montó aún.
Del lado hondureño de la frontera, su esposa, Xiomara Castro y otros familiares intentaban infructuosamente llegar al lado nicaragüense, pero las autoridades se lo impidieron aduciendo el toque de queda permanente que desde hace más de tres días impera en la zona.
Micheletti propuso, a cambio, a la esposa de Zelaya transportarla en un avión, pero ésta se negó.
En la región de Las Manos, en el sudoriental departamento hondureño de El Paraíso, el toque de queda mantiene atrapados a los escasos seguidores de Zelaya que comienzan el retorno por cansancio, falta de alimentos y porque deben que presentarse a sus trabajos, dijo a IPS el líder social Rafael Alegría, quien anunció para esta semana "nuevas acciones de resistencia".
Alegría, también dirigente de la organización no gubernamental internacional Vía Campesina, fue detenido un par de horas por la policía cuanto intentó ingresar a la zona controlada por las fuerzas de seguridad con una identificación de periodista.
El toque de queda en las zonas fronterizas de El Paraíso y en el vecino Choluteca se ha extendido a 12 horas y, según los primeros reportes de cuerpos de socorro y grupos humanitarios, ya han sido detenidas 42 personas en esa región. En el resto del país, esta situación de excepción se imponen entre al una de la madrugada a las 04:30 horas de la mañana.
En las últimas horas, las Fuerzas Armadas emitieron un comunicado en respaldo de las negociaciones que conduce al presidente de Costa Rica, Óscar Arias, aunque su jefe, el general Romeo Vásquez, aclaró que no está de acuerdo con la reinstalación de Zelaya al gobierno como propone el mediador como condición principal.
Los militares hondureños, que por primera vez tras el golpe ofrecen una posición conjunta pública avalan la propuesta mediadora presentada por Arias.
La gestión de Arias goza del "apoyo irrestricto" de los uniformados hondureños, siempre y cuando sean "conforme a nuestra Constitución y demás leyes", aclaran en el comunicado.
Al respecto, Zelaya dijo que "los militares qué tienen que andar haciendo comunicados sobre esta crisis, si ellos fueron los ejecutores del golpe; yo creo que están desesperados porque sienten que voy a retornar y haré justicia. Lo mejor para los golpistas es que acepten mi restitución y punto", acotó.