Los sectores que se oponen al régimen que depuso el 28 de junio al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, anunciaron una nueva fase de resistencia, mientras el mandatario de la vecina Costa Rica, Óscar Arias, planifica una segunda ronda de conversaciones.
Arias, que obtuvo el premio Nobel de la Paz en 1987 por su mediación en la pacificación de varios países de América Central, dijo el fin de semana a la prensa que en ocho días se produciría una nueva convocatoria para que dialoguen las delegaciones del depuesto y deportado Zelaya y del régimen de facto hondureño, que preside Roberto Micheletti.
Hasta entonces, las partes tendrán tiempo para "reflexionar" y sentarse a dialogar con más calma, expresó Arias, luego de que el primer intento de acercamiento, la semana pasada, no lograra los resultados esperados, porque los "milagros" no se manifiestan tan rápido y habrá que esperar "más tiempo de lo previsto", dijo.
La ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, Vilma Morales, que forma parte de la delegación de Micheletti, dijo a IPS que "estamos optimistas para el próximo encuentro, porque todos somos hondureños y debemos buscar entre nosotros salidas al conflicto, enmarcadas en la legalidad, nuestra Constitución y el Estado de derecho".
Morales estimó que el nuevo encuentro se produciría el sábado 18.
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En opinión del analista en derecho internacional Rafael Leiva Vivas, Arias "no puede darse el lujo de que la mediación fracase, él va a saber sortear los obstáculos que se presenten para que este proceso llegue a una solución. Este problema debemos resolverlo los hondureños con el aval de los centroamericanos".
Leiva Vivas recordó en declaraciones a IPS la gestión de Arias en el proceso que condujo a los acuerdos de paz en varios países de América Central en los años 80 e inicios de los 90, cuando "su sapiencia logró destrabar" desacuerdos.
"En esta ocasión, sentimos que no permitirá que el conflicto se le vaya de las manos. Además cuenta con el visto bueno de Washington, que confía en su capacidad de mediación", acotó.
Mientras, el denominado Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado anunció para esta semana una nueva fase de presión, más radicalizada, a fin de lograr el retorno al país del depuesto Zelaya.
El diputado Marvin Ponce, del izquierdista partido de Unificación Democrática (UD), cree que el diálogo entablado en San José sólo busca "ganar tiempo, mientras se afianza el régimen golpista de Micheletti, y no lo vamos a permitir, sentimos que se quiere dar largas al asunto y aquí todo es claro: hubo un golpe de Estado y Manuel Zelaya debe ser restituido".
"Vamos, a partir de esta semana, a radicalizar acciones, estamos convocando a todas las organizaciones que conforman el Frente de Resistencia a una asamblea este martes, donde vamos a proponer desde un paro general en todo el país hasta acciones más radicales. Si es preciso hacer una guerra civil, la hacemos", dijo Ponce a IPS.
"A Honduras el pueblo le debe una revolución, y si no se restituye al presidente legítimo de Honduras, que es Manuel Zelaya, pues nos vamos hacia una confrontación de clases sociales. Lo que le puedo decir es que las jornadas pacíficas de resistencia, sostenidas hasta ahora, se están agotando", agregó, visiblemente agotado.
Dos de sus compañeros de lucha política fueron asesinados, en condiciones aún confusas. Roger Bados, de la UD, fue muerto el fin de semana en su casa de la colonia Rivera Hernández, un barrio hacinado y violento de la norteña ciudad de San Pedro Sula.
Ramón García, también de la UD, murió en el autobús que lo transportaba desde Santa Bárbara, en el occidente.
Las muertes de los dos miembros de la UD y militantes del movimiento social hondureño no han sido vinculadas expresamente a la crisis que vive este país desde el 28 de junio, cuando los militares capturaron y expulsaron del país al presidente Zelaya.
Es una situación "extraña y confusa", comentó Ponce. "Queremos más información para pronunciarnos", agregó.
Para Erasto Reyes, dirigente del Bloque Popular que integra el Frente de Resistencia en San Pedro Sula, los asesinatos "sólo vienen a incrementar los temores e inseguridad en este ambiente tan tenso en que nos movemos los dirigentes sociales, pero aun así, no vamos a bajar la guardia", declaró a IPS.
El gobierno de Micheletti suspendió el domingo el toque de queda que impuso durante dos semanas en la noche y la madrugada, en un afán de mostrar a la comunidad internacional que la normalidad se restablece en Honduras, tras fuertes críticas de organizaciones humanitarias por la suspensión de garantías constitucionales.
La actividad comenzó a reactivarse a medias desde hace una semana, mientras las marchas a favor y en contra de Zelaya se han mantenido desde el 28 de junio. El sector más afectado ha sido la educación, especialmente en el ámbito primario y secundario.
Este lunes, una de las seis facciones sindicales magisteriales llamó a sus afiliados a reanudar las clases, en tanto el resto decidieron continuar la huelga, tras sostener una concurrida asamblea de sus miembros.
Lina Pineda, dirigente de una de las cinco facciones que acordaron proseguir la huelga, dijo a IPS que "además de suspender clases, nos vamos a las tomas de carreteras, porque la resistencia continúa. Aquí estamos hechos un nudo y no vamos a claudicar hasta que se vayan los golpistas".
En declaraciones ofrecidas desde República Dominicana, Zelaya anunció su retorno al país para esta semana, coincidiendo con afirmaciones del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien sostuvo el domingo que el depuesto mandatario ingresará a territorio hondureño por donde "menos se le espera".
Chávez habló luego de que un equipo de la televisora regional Telesur, de propiedad de varios estados de América Latina, fue retenido varias horas por la policía de Honduras, acusado de transportarse en un vehículo robado.
Los periodistas de Telesur, que tiene sede central en Caracas, indicaron que si bien la autoridad no los maltrató, hubo agresiones verbales, y algunos de ellos salieron del país el domingo porque se vencía su visado, según informaron medios nacionales.
La embajada de Venezuela lamentó la detención temporal y dijo que consideraba elevar una protesta al régimen.
Mientras el Movimiento de Países No Alineados, del que Honduras hace parte, prepara para este jueves una condena enérgica al golpe de Estado, en apoyo de Zelaya y de su restitución en el cargo.
La prensa hondureña se hizo eco este lunes de una entrevista del cardenal católico Óscar Andrés Rodríguez, ofrecida a un diario argentino, en la que el prelado lamenta que la comunidad internacional "tiene ojos y no ve, tiene oídos y no escucha; tiene lengua y no habla".
Rodríguez insistió en su tesis de que en la remoción de Zelaya se agotaron los pasos que establece la Constitución. "Si usted ve los pasos dados, son los previstos en la Constitución. Golpe hubiera sido si el jefe de Estado fuera un militar, si los ministros fueran militares y si se hubiera disuelto el Congreso o la Corte Suprema de Justicia. Aquí, incluso algunos ministros del gobierno anterior siguen siendo ministros. Lo que hizo el ejército fue cumplir una orden de un juez", aseveró.