Estados Unidos y el Parlamento Europeo presionan por encaminar las acciones del presidente costarricense Óscar Arias en pos del retorno a la democracia en Honduras e instan a las partes a no recurrir a la violencia. Mientras, la Unión Europea confirmó el congelamiento de su ayuda a este país.
"Pedimos al presidente Manuel Zelaya y al régimen de facto trabajar juntos y alcanzar una solución pacífica que restaure el orden democrático", expresó el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Ian Kelly.
"No fijen ningún plazo artificial. No digan que si tal (exigencia) no se produce en una cierta fecha entonces el diálogo habrá muerto", pidió Nelly, al parecer en respuesta a las declaraciones de Zelaya de que, si en una semana no era reinstalado en el gobierno, se vería "obligados a decir que la mediación iniciada en Costa Rica ha sido un fracaso".
Por su parte, el Parlamento Europeo, al reunirse este miércoles para analizar la situación actual en Honduras, condenó nuevamente el golpe de Estado y exigió a los gobiernos del bloque no reconocer al presidente de facto, Roberto Micheletti. Pidió, además, a todos los actores que se "abstengan de la violencia y se esfuercen por buscar una solución rápida y pacífica para restaurar la democracia.
También la Unión Europea (UE) tomó una medida drástica al congelar el desembolso de la ayuda financiera pactada con el gobierno legítimo de Honduras, tal como había advertido poco después de perpetrarse el derrocamiento de Zelaya la madrugada del domingo 28 de junio, cuando fue sacado a punta de fusil por un centenar de militares y puesto en un avión rumbo a Costa Rica.
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Este bloque de 27 países, cuya asistencia pactada con Zelaya hasta 2013 ronda los 300 millones de dólares, ya retiró todos los embajadores que tenía acreditados y respalda las acciones de la Organización de Estados Americanos y la intervención de Arias para resolver la crisis institucional.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló el lunes con Arias también para confirmarle el respaldo a su gestión y ofrecerle asistencia técnica. Según un comunicado divulgado en Nueva York, el funcionario confía en que un diálogo abierto pueda resolver la situación con apoyo internacional.
En tanto, Zelaya trata de apurar las negociaciones. "Esta semana creemos que es el tiempo límite para que los golpistas salgan del poder y salgan con los cargos que amerita el derecho internacional", advirtió.
"Tienen esta semana para cumplir con las resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si eso no se da, nos veremos obligados a tomar otras medidas", amenazó.
Carlos López Contreras, flamante canciller del régimen de Micheletti y quien encabeza la misión ante Arias, lamentó las expresiones de Zelaya, tras atribuirlas a "tensos momentos de emotividad". Pero "confiamos en que el diálogo avance en el marco del respeto y del estado de derecho", apuntó.
El mundo "ha puesto sus ojos en la mediación y si una de las partes se retira, el diálogo fracasa, pero soy optimista y no quiero pensar en el peor de los escenarios; nosotros confiamos en la capacidad del mediador Arias", dijo Contreras a IPS.
Kelly fue enfático al señalar que "la próxima ronda de conversaciones está prevista para este sábado". "Tenemos que darle a este proceso una oportunidad y apoyar lo que el presidente Arias está haciendo", apuntó, tras recordar que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, apoya "decididamente" el proceso negociador.
La respuesta de Estados Unidos, al parecer no gustó a Zelaya, que en su corta visita el martes a Guatemala para entrevistarse en privado con el presidente de ese país, Álvaro Colom, reaccionó molesto y llamó al pueblo hondureño a la "insurrección popular", apelando a lo que establece el artículo 3 de la Constitución.
Ese ítem indica que "nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen".
El texto añade que "los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional".
En base a ese mandato, Zelaya llamó a sus simpatizantes a no abandonar las calles, donde se mantienen manifestando desde hace 15 días, y les pidió redoblar acciones para sacar del gobierno al régimen de Micheletti.
"No me he rendido, ni me pienso rendir, preparo mi retorno, no les diré la hora ni el día para no alertarles", dijo el gobernante en declaraciones que fueron retransmitidas por la prensa hondureña.
Retó también a Micheletti a que lo "detenga si puede". "Voy a entrar por cualquier punto del país, vamos a ver si me reprimen, porque iré acompañado del pueblo; ustedes golpistas, tienen los días contados y ustedes no merecen ser premiados, sino que castigados", arengó.
A todo esto, Arias confirmó que la nueva ronda de diálogo con la comisión nombrada por Zelaya y Micheletti se concretará este sábado en San José.
"Entiendo el deseo de Zelaya de poder regresar y reinstalarse como presidente de los hondureños lo más pronto posible, pero la experiencia a mí me dice que en esto hay que ser un poco paciente", sostuvo Arias. "Podemos avanzar y sacar algo concreto ese día, (pero) de no ser así, continuaremos hasta el domingo", agregó.
La primera reunión de este grupo realizada el viernes pasado no lograron avanzar y menos pudo concretarse un encuentro cara a cara entre Zelaya y Micheletti, quienes sí se reunieron por separado con Arias.
El diputado César Ham, del izquierdista Partido de Unificación Democrática quien huyó a Nicaragua tras el golpe, declaró a medios hondureños que el apoyo a Zelaya es "incondicional" y que su agrupación ha incorporado a una de sus miembros en la comisión negociadora del depuesto gobernante, donde su retorno "no está sujeto a condiciones".
Según Ham, la mediación en Costa Rica pasa por tres puntos básicos: la inmediata restitución de Zelaya sin condiciones; castigo para los golpistas, y la instalación de una asamblea nacional constituyente para elaborar una nueva carta magna. "Esos puntos no son negociables", afirmó.
Zelaya y su comisión negociadora, que encabeza su canciller, Patricia Rodas, han endurecido sus posiciones, al trascender que el régimen de Micheletti canceló las tarjetas de crédito y cuentas bancarias que a nombre del gobierno manejaban los funcionarios derrocados.
Para el líder del empresariado industrial de Honduras, Adolfo Facussé, el llamado a la insurrección popular hecho por Zelaya "nos indica que debemos prepararnos para la violencia, pero confío en que el ex presidente, a quien considero mi amigo, recapacite y confíe en la mediación de Óscar Arias".
"Esta crisis nos debe dejar muchas lecciones, y una de ellas es que aquí ahora debe haber más control sobre los presidentes, así como a la discrecionalidad en que se han movido los distintos Congresos. Mire, esta cosa es política y ellos los políticos, deben resolverlo para garantizarnos a nosotros seguridad jurídica e inversión", dijo a IPS.