El gobierno, partidos y distintos sectores de la sociedad de España, al igual que mandatarios y líderes internacionales, repudiaron el atentado atribuido a la ETA, que en la madrugada de este miércoles causó heridas a unas 50 personas, entre ellas dos embarazadas y seis niños, en la norteña ciudad de Burgos.
El calificativo de milagroso corrió de boca en boca al saberse que un vehículo cargado con 200 kilogramos de explosivos estalló alrededor de las cuatro de la madrugada junto a una casa cuartel, un edificio de siete plantas en el que habitan 90 familias de agentes del militarizado cuerpo policial de la Guardia Civil.
Debido a las vacaciones en el verano boreal, 47 de esas familias estaban ausentes al momento del ataque.
El vicepresidente del gobierno de España y ministro de Política Territorial, el socialista Manuel Chaves, destacó que ETA, al realizar este atentado, "no pensó en mujeres embarazadas, en niños, en personas, en seres humanos", sino que su objetivo, no logrado, fue "una matanza totalmente indiscriminada".
El hecho de que no hubo aviso previo, como suele hacer la ETA antes de perpetrar atentados, evitó evacuar el lugar y pudo causar muchos más estragos aun.
Fuentes del juzgado que dirige el juez Baltasar Garzón dijeron a IPS que desde ese organismo habían informado al Ministerio del Interior hace poco más de un año que el cuartel de Burgos estaba dentro de los objetivos planeados por ETA.
Esa información había sido recogida de siete etarras detenidos, a los que interrogó y mandó a prisión, quienes admitieron que el entonces considerado "jefe militar" del grupo terrorista les encomendó que buscaran amplia información sobre la casa cuartel de Burgos, la misma que este miércoles sufrió grandes destrozos en sus siete plantas.
En la historia de ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence) hay antecedentes de no diferenciar entre víctimas civiles, policiales o militares. Su primer atentado, perpetrado el 28 de junio de 1960, ocasionó una sola muerte, la de Begoña Arroz Ibarrola, una niña de sólo un año y medio.
El atentado más sangriento fue el cometido el 19 de junio de 1987, cuando estalló un coche-bomba en un supermercado de la nororiental ciudad de Barcelona, sobre el mar Mediterráneo, causando la muerte a 21 personas y heridas a más de 40. Muchos de los sobrevivientes de ese ataque aún no recibieron indemnización alguna, según la Asociación Catalana de Víctimas del Terrorismo.
Evaluando lo sucedido este miércoles, la portavoz del gobierno del País Vasco, Idoia Mendia, tras calificarlo de "brutal", señaló que los autores buscaron hacer mucho daño y que, tomando en cuenta la cantidad de explosivo utilizado y el lugar donde lo hicieron estallar "ocurrió bastante poco para lo que podría haber sido".
La condena al atentado ha sido casi unánime, con la única excepción de quienes responden o pertenecen a ETA.
El gobierno vasco, que por segunda vez desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 y por primera desde que rige la actual Constitución instaurada en 1977, no está a cargo de un nacionalista sino de un socialista, Patxi López, pidió unidad a todos los partidos "para achicar todos los espacios de impunidad" que considera que todavía existen para los terroristas.
Junto con el gobierno y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la condena más enérgica la ha dado la principal fuerza de oposición, el centroderechista Partido Popular (PP), pidiendo que nunca se bajen los brazos pues ETA ha demostrado "que está dispuesta a volver a matar niños de forma indiscriminada".
Así lo dijo el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, en declaraciones a Radio Nacional de España.
A estos y otros sectores políticos y sociales de España se le suman en el repudio al ataque varios gobiernos europeos, como Francia, y latinoamericanos como el de Cristina Fernández, de Argentina, y Hugo Chávez, de Venezuela. También se pronunciaron en ese mismo sentido las autoridades de la Unión Europea y del Parlamento Europeo.
Por lo general ETA cuando coloca bombas avisa un par de horas antes para que los lugares puedan ser desalojados, pero en esta oportunidad no lo hizo. Por ello Andoni Ortúzar, presidente del moderado Partido Nacionalista Vasco de la provincia de Vizcaya, consideró "casi un milagro" que no se hayan producido muertos.
Pero, además de hablar del milagro, también usó la palabra "salvajada" para calificar que haya realizado ese hecho "sin avisar de que estaba colocada la bomba". Y concluyó señalando que "ésta parece ser la forma en que ETA celebra su 50 aniversario", que se cumplirá el 31 de julio.
Mientras, los cuerpos de seguridad han reforzado la búsqueda de dos furgonetas que, según la información suministrada por el juez Garzón, el grupo terrorista las tendría listas para atentar. Los datos de que dispone la policía son el modelo y marca de los vehículos y sus matrículas, aunque saben que éstas pueden ser cambiadas fácilmente.
Sobre la forma y los métodos que utiliza ETA aportó definiciones en una carta desde la cárcel uno de sus dirigentes, que actualmente sigue en prisión, Iñaki de Juana Chaos. En ella dijo: "Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia".
Fuentes gubernamentales, además de condenar el atentado, dejaron claro que en ningún momento se volverá a negociar con ETA, contra la cual se aplicará rigurosamente la ley hasta desbaratarla totalmente.