CHECHENIA: Civiles sufren castigos colectivos

Las autoridades chechenas y federales rusas deben detener de inmediato los incendios de casas y otros castigos colectivos contra supuestos insurgentes en la república separatista de Chechenia, señaló este jueves Human Rights Watch (HRW).

En su informe "’Lo que vuestros hijos hacen caerá sobre ustedes’: la quema de casas en Chechenia", la organización documenta la estrategia de destruir hogares de familias en castigo por las acciones de algunos de sus miembros.

"Rusia ha dicho que su ‘operación contraterrorista’ en Chechenia ha terminado, pero sin duda que no han acabado las violaciones a los derechos humanos", afirmó Tanya Lokshina, subdirectora de la oficina rusa de HRW.

"Quemar las casas del pueblo por los supuestos pecados de sus familiares es una táctica criminal, y no hay razón por la cual el gobierno no pueda detenerla y hacer responsables a los perpetradores", afirmó.

El informe documenta 13 de 26 casos conocidos de quemas de hogares entre junio de 2008 y junio de 2009 que pueden ser atribuidos a las fuerzas de seguridad chechenas en ocho distritos de la república separatista.

El caso más reciente conocido ocurrió el 18 de junio. El Centro Conmemorativo de los Derechos Humanos, destacada organización no gubernamental rusa que trabaja en el norte del Cáucaso, informó que, a eso de las cinco de la mañana, hombres de seguridad quemaron dos casas que pertenecían a los padres ancianos de un supuesto insurgente en la aldea de Engel-Yrt, en el distrito de Gudermes.

Según el informe, los casos siguen un mismo patrón. Fueron por lo general perpetrados en la noche por miembros de las fuerzas de seguridad, que por lo general llegan en diferentes automóviles y portando máscaras, ingresando por los patios y obligando a los residentes a que abandonen la casa y manteniéndolos lejos, a veces apuntándolos con armas.

En todos los casos documentados por el informe, las familias cuyos hogares fueron incendiados tenían a algún supuesto insurgente entre sus miembros, por lo general hijos o sobrinos. Los atacantes les exigieron que obligaran a sus parientes rebeldes a "salir de los bosques", bajo amenaza de sufrir más violencia.

Algunos ataques ocurrieron poco después de una operación rebelde cercana, y tenían toda las características de una represalia.

Las víctimas presentaron quejas oficiales en sólo tres de los casos conocidos por HRW. En otros tres, aceptaron la intervención del Centro. Por lo menos dos de las familias fueron luego amenazadas por las autoridades y obligadas a firmar una declaración señalando que el incendio en realidad había sido causado por su propio descuido, indicó HRW.

La segunda guerra de Chechenia, entre el gobierno de la república e insurgentes fundamentalistas islamistas, comenzó en 1999. Las fuerzas federales rusas intervinieron en septiembre para lanzar una intensa campaña contrainsurgente en respuesta a la incursión de los rebeldes en la vecina Dagestán y una serie de atentados en Moscú, de los que se responsabilizó a los chechenos.

Los combates devastaron Chechenia, e incluso causaron la casi completa destrucción de Grozny, su capital.

La insurgencia, cuyo objetivo es derrocar al gobierno y crear un Estado islámico en el Cáucaso, ha usado una variedad de tácticas violentas, incluyendo coches bomba y también quemas de casas, contra miembros o partidarios de las autoridades de la república, apoyadas por Moscú.

Aunque los ataques insurgentes en Chechenia son ahora mucho menos frecuentes que en las vecinas repúblicas de Ingushetia y Dagestán, siguen ocurriendo en forma esporádica.

En 2008, funcionarios de alto nivel chechenos, incluyendo al presidente Ramzan Kadyrov, dijeron públicamente que las familias de los insurgentes podrían ser objeto de castigos a menos que los convencieran de rendirse.

"El uso de tácticas ilegales y atroces por parte de los rebeldes no justifica que las fuerzas del gobierno empleen otras similares para pelear contra la insurgencia", dijo Lokshina.

A comienzos de este mes, el presidente de Ingushetia, Yunus-Bek Yevkurov, resultó herido en un atentado con bomba, en un aparente intento de asesinato.

El presidente checheno Ramzan Kadyrov informó que su par ruso Dimitry Medvedev le había pedido intensificar las operaciones tanto en Chechenia como en Ingushetia.

"Me dijo que intensificara las acciones… incluyendo en Ingushetia. Yo personalmente controlaré las operaciones, y estoy seguro de que en el futuro cercano habrá buenos resultados", dijo a comienzos de esta semana a la agencia Reuters.

A Kadyrov se le reconoce el haber traído calma a la región. Su táctica de reclutar rebeldes entre sus fuerzas a cambio de garantías de seguridad ha dificultado el avance de los insurgentes. Sus milicias, sin embargo, han sido acusadas de propagados abusos por parte de grupos de derechos humanos.

Según el informe de HRW, el gobierno ruso no ha investigado ni responsabilizado a los perpetradores de violaciones a los derechos humanos durante la década de guerra y constrainsurgencia en Chechenia.

Un funcionario de gobierno le dijo a HRW que esta falla de Moscú había ayudado a crear en Chechenia una aceptación de la impunidad como norma.

"Los ataques a los derechos humanos no castigados en Chechenia son una perversión de la justicia, y no deben ser tolerados", dijo Lokshina. "Los perpetradores deben ser responsabilizados", añadió.

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