AMBIENTE-CUBA: Agua donde la rana canta

Canta Rana podría ser un simple barrio de este municipio de la oriental provincia cubana de Holguín, pero es mucho más que eso. Allí, en la zona más alta que permite divisar todo el poblado y la torre del ingenio azucarero, se levanta un tanque marcado por el óxido, el tiempo y la escasez de agua.

Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Los habitantes del lugar quisieran dar vuelta la hoja y olvidarse de la severa sequía que azotó la región durante casi una década, pero no pueden hacerlo. El recuerdo está en los pozos secos, en el deterioro de un sistema de distribución que, aunque siempre dependió de la industria azucarera, solía ser eficiente, y en la amenaza de nuevos períodos sin lluvia.

«Cada cierto tiempo este tanque explota por algún lugar. La última vez, la presión del agua me inundó la casa de arena», cuenta a IPS Sheila Hidalgo, una vecina de Canta Rana, de 39 años, cuya vivienda se alza a unos metros del tanque de distribución que hace cerca de 10 años no recibe un buen mantenimiento.

«No podemos seguir dependiendo del central (ingenio) para tener agua. La población está loca porque termine la molienda cuando debería ser al revés: la zafra debería ser el tiempo de esplendor para este pueblo», comenta Hidalgo, especialista de la Oficina Nacional Tributaria en la localidad.

El agua que bajaba desde Canta Rana y subía por gravedad a toda la comunidad ahora es tan poca que apenas llega a unas familias y, eso sí, nunca tiene fuerza para subir. El resto de la población recibe el líquido en vehículos cisterna, cada unos siete días, y el gobierno garantiza el agua potable en 46 puntos de venta.
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A los esfuerzos gubernamentales se suman también trabajadores por cuenta propia que traen el líquido desde pozos cercanos que han logrado recuperarse.

Báguanos, un municipio eminentemente rural ubicado a más de 700 kilómetros de La Habana, tiene dos núcleos urbanos, el pueblo de igual nombre, con 8.800 habitantes, y el de Tacajó, con 10.030, y 102 asentamientos rurales, lo cual suma en total una población de 55.000 personas.

Los principales recursos económicos de la zona provienen de la industria azucarera y de varias empresas agrícolas, históricamente afectadas por el pobre potencial hídrico del territorio, según fuentes oficiales.

Aunque la construcción por el Estado del embalse de Charco Largo de Tacajó, con una capacidad de 20,5 millones de metros cúbicos, aseguró las fuentes de agua para los núcleos urbanos del municipio, aún no existe la infraestructura adecuada para la distribución de ese recurso de calidad a la población.

Sólo 12,5 millones de metros cúbicos del líquido embalsado en la presa pueden ser usados para el consumo humano. El agua que se bombea desde el embalse va al llamado «tanque del millón», ubicado en las áreas del complejo agroindustrial Ramón López, y desde ahí a Canta Rana.

«Llegan de la presa 11 litros por segundo, cuatro litros salen para las pipas (vehículos cisterna), y los siete restantes entran al tanque. La prioridad es el abastecimiento de agua al sistema de enfriamiento del central y se bombea a la población sólo dos horas diarias», explica José Ramón Álvarez, técnico de operaciones del acueducto local.

La disponibilidad de líquido no garantiza las necesidades del ingenio que requiere 25 y 30 litros por segundo mientras dura la zafra azucarera, que puede extenderse desde noviembre a junio, y mucho menos la de la población de 8.800 personas que, constantemente, anda en busca de una solución.

«Una buena parte de las personas que vienen a mi oficina lo hacen por este problema. Las quejas son constantes y es lógico», dijo a IPS Delfina Álvarez, quien lleva 22 años trabajando en el área de atención a la población en la sede municipal del gobernante Partido Comunista de Cuba.

RESPUESTA SOLIDARIA

Cortar la dependencia del ingenio parece ser también uno de los puntos más importantes de un proyecto de desarrollo local emprendido por las autoridades locales y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

[pullquote]1[/pullquote]Con el título de Mejoramiento de la calidad sanitaria del agua para el desarrollo local del municipio en su totalidad, la iniciativa beneficiará de manera directa a unas 20.000 personas de las comunidades de Báguanos y Tacajó e, indirectamente, incidirá en los niveles de vida de las poblaciones de los asentamientos rurales.

En esencia, se trata de dar respuesta a la necesidad de distribución y uso eficiente de agua de calidad mediante la rehabilitación del acueducto local a través de la instalación de un tanque de hormigón con capacidad para 1.800 metros cúbicos de agua, una planta potabilizadora y nuevas tuberías de polietileno de alta densidad.

La planta «tratará aguas superficiales con una capacidad de potabilización de 60 litros por segundo, consideradas suficientes para las necesidades actuales» en la región holguinera, según fuentes del INRH que catalogan la actual situación del municipio Báguanos como «peculiar» en el contexto provincial.

Con una población de más de un millón de personas, la provincia de Holguín garantiza la cobertura de agua potable a 98,7 por ciento de los habitantes en ese territorio oriental cubano, pero registra uno de los más bajos índices de disponibilidad del líquido en el país: 495 litros por persona, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) de 2006.

Fuentes de la ONE aseguran que en 2005 el 95,6 por ciento de los 11,2 millones de cubanos tenían acceso a agua potable. La conexión domiciliaria beneficiaba a 78,8 por ciento de la población, 5,4 por ciento la recibía por vehículos cisterna y 15,8 por ciento la buscaba a una distancia máxima de 300 metros del hogar.

El segundo informe cubano de seguimiento de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM), aprobados por la Asamblea General de la Organización e las Naciones Unidas en 2000, asegura que ya en 1995 esta isla caribeña había cumplido con las metas trazadas en materia de acceso a agua potable y saneamiento.

En la zona urbana la población servida llega a 98,2 por ciento y en la rural alcanza a 87,3 por ciento, asegura el texto. Las situaciones más desfavorables se reportan en la zona oriental de la isla, donde se concentran los mayores esfuerzos del Programa Nacional de Agua y Saneamiento y el apoyo de la cooperación internacional.

En esa línea se inserta el proyecto del nuevo acueducto de Báguanos que, además de garantizar el acceso a agua de calidad, prevé una incidencia en la diversificación económica del territorio y en la generación de empleo en diferentes sectores, entre ellos en la producción de tubos de polietileno de alta densidad.

Una vez terminada la fase constructiva y garantizada la puesta en marcha efectiva de todo el sistema, en unos cuatro años, el problema se trasladará al uso eficiente del recurso hídrico disponible, que siempre dependerá de las fluctuaciones del clima, de los ciclos de lluvia y los períodos de sequía.

«Trabajaremos con el sistema de metro-contadores para ver si tiene o no sentido medir el agua, o si hay otras posibilidades de concientización para que la gente ahorre», explicó a IPS el ingeniero hidráulico Sergio Pérez, coordinador de Agua Potable y Saneamiento básico de la oficina en La Habana de la AECID.

PROBLEMA DE SALUD

«El agua que se bombea desde aquí no se clora», asegura Álvarez, y señala el líquido que se acumula en el tanque del ingenio Ramón López Peña. Para evitar el consumo de esa agua, se garantizan hasta 20 litros de agua potable al día por núcleo familiar al precio simbólico de un centavo de peso cubano el litro (menos de un centavo de dólar).

Estrechamente vinculado a varios ODM, el acceso a agua de calidad incide en los niveles de salud de una población por su relación en la transmisión de determinadas enfermedades infecciosas, como puede ser la diarrea, pero también en la higiene personal y familiar.

«En Báguanos no se reportan altos índices de enfermedades diarreicas agudas, pero la calidad del agua sí afecta seriamente a la población femenina, especialmente a las embarazadas», aseguró a IPS Laine Cáceres, una obstetra que lleva 12 años trabajando en la comunidad.

«Una infección vaginal por el hongo conocido como monilia, que está muy asociada al agua que se usa en el baño, puede conducir a una amenaza de parto antes de las 37 semanas de embarazo, ocasionar complicaciones post-parto o provocar bajo peso en los bebes», agregó la especialista.

Se estima que la calidad del agua se ha convertido en la causa de los principales problemas de salud en esta zona de Cuba.

Aumentar las campañas educativas aparece entre las necesidades de una población que cuando recibe el agua por la conexión domiciliaria la usa para el consumo, aunque sabe que no reúne las condiciones necesarias. «No todas las personas tienen el mismo sentido de la higiene», comentó Sheila Hidalgo.

«Cuando hay agua de la presa, la gente casi no viene. Prefieren usar el agua que les entra por la tubería a venir hasta aquí», dijo a IPS Ziomara Proenza, una mujer de 57 años, encargada junto a su esposo de uno de los puntos de venta del recurso habilitados por el gobierno local en el barrio de Canta Rana.

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